La accidentada búsqueda de la madurez
crítica de Sleeping with Other People (Leslye Headland, EE.UU., 2015).
Muchos recordarán Cuando Harry encontró a Sally (Rob Reiner, 1989) como aquella película en la que la casi siempre modosita Meg Ryan simulaba un escandaloso orgasmo frente a un atónito Billy Crystal en medio de un restaurante repleto de gente. Aquel momento antológico dentro del cine de los ochenta tan solo fue, sin embargo, uno de los muchos placeres de un guion que llevó a Nora Ephron a la nominación al Óscar, al alejarse de los tópicos de las comedias románticas más almibaradas para contar, con un tono más bien agridulce, la historia de amistad que nace entre Harry y Sally, dos universitarios que se conocen en un viaje en coche y tratan de demostrar, con el paso de los años, que un hombre y una mujer pueden llegar a ser amigos sin que se entrometa entre ellos el tema sexual. Sin duda Cuando Harry encontró a Sally se salía de las normas del género, pese a que su desenlace sucumbía (cómo no) al típico final feliz. Pocos títulos posteriores han seguido ese camino ácido —si acaso más cercano al cine de Woody Allen que a las comedias románticas convencionales— a la hora de retratar la frágil línea que separa la amistad del amor entre un chico y una chica, de modo humorístico —Sin compromiso (Ivan Reitman, 2011) o la más indie Colegas de copas (Joe Swanberg, 2013) serían dos irregulares intentos recientes—. Sleeping with Other People (2015), segunda película de la directora y guionista Leslye Headland, captura con cierta gracia bastante del espíritu del clásico de Rob Reiner en una propuesta mucho menos alocada que aquella Despedida de soltera (2012) que, siguiendo la estela de La boda de mi mejor amiga (Paul Feig, 2011), le sirvió de carta de presentación.
De nuevo, la historia de Sleeping with Other People comienza con los jóvenes Jake y Lainey conociéndose de manera fortuita en la facultad y teniendo una noche de pasión en la que ambos pierden su virginidad. Más de una década después, y tras haber perdido el contacto aquella misma noche, los protagonistas vuelven a cruzar sus caminos en un momento emocionalmente delicado de sus vidas, ya que mientras Jake es un mujeriego empedernido, incapaz de serle fiel a una mujer durante demasiado tiempo, Lainey también es una chica infiel por naturaleza que sigue enganchada a su amor de juventud, ahora ginecólogo felizmente casado. Desde que ambos coinciden en una terapia para superar su tendencia a la infidelidad, sus lazos de amistad comienzan a estrecharse hasta el punto de convertirse en dos auténticos colegas, cómplices y consejeros, que no permitirán que algo tan banal como la atracción sexual se interponga en su nueva relación. El guion de Headland, sin destacar por su originalidad (el filme incurre en lugares comunes muchas veces transitados por otros títulos), sí destaca, sin embargo, por unos diálogos ingeniosos, con algunas divertidas referencias cinéfilas, y bastante audaces a la hora de hablar del sexo. Es una película que no basa su comicidad en el gag visual (pese a tener uno muy acertado respecto a la masturbación femenina), sino que confía su efectividad a situaciones cotidianas, sentimientos perfectamente reconocibles con los que el espectador se puede llegar a identificar y, sobre todo, a las encantadoramente imperfectas personalidades de sus dos personajes centrales.
«Una obra cuyo mayor encanto reside en su desarmante sencillez, y que, si bien nos cuenta la misma historia de siempre, al menos toma algunos desvíos interesantes en el camino y deja algo de espacio para reflexionar sobre los fracasos sentimentales y la inmadurez tardía de unos 40 años que, en la sociedad de hoy, son los nuevos 20».
Jason Sudeikis, en un rol algo más contenido y menos gamberro de los que nos tenía acostumbrados en éxitos como Cómo acabar con tu jefe (Seth Gordon, 2011) o Somos los Miller (Rawson Marshall Thurber, 2013), y la deliciosa Alison Brie están perfectos en sus encarnaciones de dos personas maduras en edad (los 40 están amenazantes en el horizonte), pero inmaduras emocionalmente. El miedo al compromiso de Jake, que no duda en engañar a sus parejas cuando la relación se está poniendo más seria de lo deseable, y la dependencia emocional de Lainey hacia su ex, les hace tropezar una y otra vez en los mismos errores y siempre se tienen el uno al otro para entenderse y aceptarse con todos sus defectos y temores. Desde luego, Headland logra que sus criaturas resulten simpáticas en su cercanía y que deseemos que dejen de dar tumbos por la vida y que su amistad dé paso al romance. Otro acierto, también poco común en este tipo de ofertas, ya que se suele descuidar bastante, es el buen apoyo que Sudeikis y Brie reciben de un plantel de secundarios realmente inspirado, destacando Amanda Peet —que representa a la mujer triunfadora en lo laboral (es la jefa de Jake) pero recién salida de un matrimonio fracasado— y Adam Scott —en el personaje más antipático de la cinta que, como sucede con frecuencia en la vida real, hace que te preguntes qué ha podido ver Lainey en él para perder la cabeza del modo en que lo hace— como los intereses amorosos de los protagonistas. Aunque Sleeping with Other People destaca por encima de la media por su inteligente escritura, en su funcional puesta en escena —con el atractivo paisaje urbano de Nueva York (esos paseos por Central Park), eso sí— se asemeja más a una sitcom acompañada de una agradable selección de canciones. De hecho, una vez vista la película y habiéndola disfrutado con una sonrisa en los labios durante todo el metraje, da la sensación de que la historia y sus personajes podrían ser perfecto pasto de una de estas comedias de situación televisivas del tipo de Will & Grace. Esto no es obstáculo para que estemos ante una obra cuyo mayor encanto reside en su desarmante sencillez, y que, si bien nos cuenta la misma historia de siempre, al menos toma algunos desvíos interesantes en el camino y deja algo de espacio para reflexionar sobre los fracasos sentimentales y la inmadurez tardía de unos 40 años que, en la sociedad de hoy, son los nuevos 20. | ★★★ |
José Martín León
© Revista EAM / Madrid
Ficha técnica
Estados Unidos. 2015. Título original: Sleeping with Other People. Directora: Leslye Headland. Guion: Leslye Headland. Premiere: Festival de Sundance 2015. Productores: Jessica Elbaum, Will Ferrell, Sidney Kimmel, Adam McKay, Productoras: IFC Films/ IM Global. Fotografía: Ben Kutchins. Música: Andrew Feltenstein, John Nau. Montaje: Paul Frank. Diseño de producción: Amy Williams. Dirección artística: Gonzalo Cordoba. Vestuario: Leah Katznelson. Reparto: Jason Sudeikis, Alison Brie, Amanda Peet, Adam Scott, Jason Mantzoukas, Natasha Lyonne, Andrea Savage, Marc Blucas, Katherine Waterston.