Deambulando por la existencia
crítica de Appropriate Behavior (Desiree Akhavan, Reino Unido, 2014).
La madurez es un concepto abstracto, una cima de la vida que sólo se alcanza una vez superadas la infancia y la adolescencia —etapas que fluctúan entre la felicidad despreocupada y la trágica alineación en función de la suerte y el contexto— y que supone la confirmación de uno mismo como miembro autosuficiente de la sociedad. Claro estaba esto en el pasado, cuando traspasar la frontera de los veinte conllevaba un trabajo, una familia y un futuro zanjado (y lo contrario era prácticamente una condena al ostracismo). Pero todo ha cambiado durante la era digital (al menos, en el dudosamente denominado “mundo civilizado”), habiendo mutado por completo la meta vital de una humanidad cada vez más perdida en sí misma para la que «hacerse mayor» supone más un jarro de agua fría sobre la cabeza que un auténtico paso decisivo. De pronto, conseguir un trabajo no es tan importante como saber qué trabajo se desea; y embarcarse en una relación sólo tiene sentido cuando es, exactamente, la relación que se desea. Pero, ¿qué deseamos? ¿Es posible tener las ideas claras en un mundo que nos bombardea constantemente con ellas pero hace poco por ayudarnos a encontrarnos a nosotros mismos? Banales resultarían estas cuestiones para el trascendental cine clásico, pero, ahora que aparentamos tenerlo todo, el mundo audiovisual parece haber dirigido por fin la mirada a los verdaderos conflictos de la sociedad contemporánea, conflictos que, por nimios, terminan ignorados, y, por ignorados, terminan desembocando en pura incomprensión.
En la popular serie Girls, la polifacética Lena Dunham retrató —y sigue retratando, temporada tras temporada, con agudeza e ingenio— a una chica perdida en la vida, llena de potencial pero también miedos, e incapaz de encaminar su existencia (debiendo antes saber hacia dónde quiere encaminarla). Para ello, la perspicaz actriz, guionista y directora recurrió —y sigue recurriendo— a sus propias aspiraciones y ansiedades; o sea, a sí misma. Y fruto de ello nació un show que, partiendo de la refinada (y también reveladora) Sexo en Nueva York, obligó a sus protagonistas a desnudarse por completo (en los dos sentidos del vocablo, sin elegancia de por medio) para presentarse ante el espectador sin máscara alguna. Indudablemente, aquí nació la inspiración de Desiree Akhavan, nacida en 1984 en Nueva York, a la hora de confeccionar Appropriate Behavior, obra que, siguiendo los firmes pasos de Dunham, ella firma por los cuatro costados. En esta peculiar comedia, una mujer bisexual de familia persa debe debatirse entre sus fantasmas interiores y la despreocupada liberación que la rodea en la metrópoli neoyorkina (el mundo de Girls y Sexo en Nueva York, pero también del Tiny Furniture (2010) de Dunham y la Frances Ha (2012) de Noah Baumbach, con las que guarda bastante relación). Y con ella ha logrado la actriz y creadora de la desconocida serie The Slope hacerse un pequeño hueco en la desparejada industria del cine independiente, como prueban sus sendas nominaciones a los premios Gotham (mejor dirección novel) y Spirit (mejor guion novel).
«La historia se mueve por caminos sutiles que apelan a la identificación del espectador —o, principalmente, espectadora— con valentía y honestidad, no temiendo arrebatar la dignidad a la protagonista pero tratándola siempre con respeto y candidez».
Tal y como hacían Dunham en Girls (que, por cierto, cuenta con la presencia de la propia Akhavan en un par de capítulos de la última temporada) y Greta Gerwig en Frances Ha, el complejo personaje escrito e interpretado por Akhavan desea más de lo que posee, no sabiendo sin embargo qué desea ni qué posee. La vida está ahí fuera, preparada en bandeja de plata —o más bien plástico— para ser devorada, pero ella ignora por qué plato empezar… y ni siquiera está segura de haber disfrutado los ya degustados. Y es que, si bien Appropriate Behavior narra la superación de una ruptura amorosa, la cinta es realmente un jovial retrato de alguien que, al igual que muchos de nosotros, se aferra a determinados elementos de la existencia para evitar pararse a pensar sobre qué es exactamente lo que debe hacer con ella. Para ello, Akhavan y su coguionista Cecilia Frugiuele (quienes encabezan un equipo casi completamente femenino) presuponen que se encuentran ante un espectador inteligente que no se asusta ante la desfragmentación del guion (relativamente complicado por el destartalado uso del flashback y la elipsis) ni necesita reiteraciones o exageraciones. Así, la historia se mueve por caminos sutiles que apelan a la identificación del espectador —o, principalmente, espectadora— con valentía y honestidad, no temiendo arrebatar la dignidad a la protagonista pero tratándola siempre con respeto y candidez.
Y es que si algo evita Appropriate Behavior es juzgar a sus personajes, conscientes sus creadoras de que, en pleno siglo XXI, poco importa el ridículo que hagamos siempre que no conlleve el mal ajeno. Al final, Desiree Akhavan se autorretrata casi como una niña en el cuerpo de un adulto que se da de bruces con las preocupaciones y obligaciones que sorprendieron a Tom Hanks en la mítica Big (1988). Pero, claro, ella no puede volver a ser un infante porque esa etapa ya la ha vivido: no le queda más remedio que abrazar su edad adulta y asumir sus trabas con coraje. Además, cuenta con las dudas añadidas que proceden de la bisexualidad, una identidad sexual a la que el séptimo arte —incluyendo esta propia cinta, por desgracia— aún no ha concedido la atención adecuada. Es difícil saber dónde termina Akhavan y empieza el enredado personaje, porque, a fin de cuentas, resulta obvio que la creadora ha vertido todo su ser en la cinta, dotándola así de una franqueza que la sitúa a años luz de las típicas comedias románticas estadounidenses. Inevitablemente eso también conlleva un ritmo pausado que puede devenir en aburrimiento si el espectador no logra encontrarse a sí mismo en la historia, pese a ser esta mucho más universal de lo que aparenta. Y es que las vivencias de esta mujer neoyorquina bisexual de origen persa son aplicables a una infinidad de jóvenes y no tan jóvenes que, negándose a vivir según el orden establecido (o siendo directamente incapaces de hacerlo), deambulan hacia un destino que, probablemente, sólo conocerán cuando lo alcancen. Si es que eso sucede. | ★★★ |
Juan Roures
© Revista EAM / LesGaiCineMad 2015
Ficha técnica
Reino Unido, 2014, Appropriate Behavior. Dirección: Desiree Akhavan. Guion: Desiree Akhavan, Cecilia Frugiuele. Productora: Parkville Pictures. Productores: Cecilia Frugiuele, Hugo Kaempfer, Lucas Kaempfer, Olivier Kaempfer, Jonathan Montepare, Katie Mustard. Música: Josephine Wiggs. Fotografía: Chris Teague. Montaje: Sara Shaw. Diseño de producción: Miren Marañón. Vestuario: Sarah Maiorino. Reparto: Desiree Akhavan, Rebecca Henderson, Scott Adsit, Halley Feiffer, Anh Duong, Arian Moayed, Robyn Rikoon, Aimee Mullins, Daniella Rabbani. Duración: 90 minutos. Presentación oficial: Festival de Sundance 2015. Premios principales: Nominada a mejor debutante en los premios Gotham; nominada a mejor primer guion en los Independent Spirit Awards.