La prensa se siente generosa
crónica de la segunda jornada del BFI London Film Festival 2015.
Segundo y madrugador día, en el que ha sucedido algo que pocas veces vemos en el festival: la prensa ha dado su bendición a la mayoría de películas proyectadas, incluyendo alguna que otra con la que es difícil estar de acuerdo. En su línea al respecto de volver locos a los asistentes, la organización ha decidido programar el pase de prensa de Trumbo a las 8.45 de la mañana, haciendo que la sala estuviese a medio gas. A pesar de ello, la película de Jay Roach ha gustado mucho, recibiendo halagos encendidos para su protagonista, Bryan Cranston, y alabando su sentido del humor, lo que viniendo del director de Los padres de ella (y de él) y Austin Powers: La espía que me achuchó, es digno de ser tenido en cuenta. Si acaso, se le ha reprochado un acercamiento un tanto tímido al tema de la Lista Negra de Hollywood, pero las reacciones han sido mayoritariamente positivas.
Incluso más ha gustado Beasts of No Nation, la primera película de la sección oficial en saltar a la palestra. A pesar de lo durísimo de su temática (y de muchas de sus imágenes), la cinta de Cary Joji Fukunaga ha sido, de momento, la mejor acogida del festival, y se postula como una firme candidata al máximo galardón. Claro que el hecho de ser un producto Netflix, y la presencia en los próximos días de Son of Saul, que llega con la etiqueta de favorita, pueden aguarle la fiesta. En breve tendréis la crítica, así como una entrevista con Fukunaga y el joven protagonista del filme, Abraham Attah. En un territorio mucho más optimista se mueve He Named Me Malala, el documental de Davis Guggenheim (ganador del Óscar por Una verdad incómoda) sobre la joven activista pakistaní Malala Yousafzai, que ha sido objeto de una presentación oficial fuera de galas y/o secciones. En general, todo el mundo coincide a la hora de subrayar sus virtudes, aunque la crítica se divide entre quien acusa a Guggenheim de una dirección muy genérica, y quien aplaude su forma cercana e incluso humorística de acercarse a la historia de Malala y su familia.
«A pesar de lo durísimo de su temática (y de muchas de sus imágenes), la cinta de Cary Joji Fukunaga ha sido, de momento, la mejor acogida del festival, y se postula como una firme candidata al máximo galardón».
La nota discordante, al menos para quien esto escribe, ha sido la muy entusiasta recepción a 21 Nuits avec Pattie. Incomprensiblemente, a la mayor parte de la crítica londinense le ha encantado. Valoran especialmente a sus dos actrices, Isabelle Carré y Karin Viard, y la dirección de los hermanos Larrieu. Por los pasillos se ha llegado a oír alguna comparación con el cine de François Ozon, algo que, la verdad, le queda muy grande. También es cierto que la prensa de Londres suele recibir cualquier película francesa con los brazos abiertos; de hecho, después de las del propio Reino Unido suelen ser las que mejores críticas obtienen. En este caso, sin embargo, creo que han errado el tiro. Eso ha sido lo más destacable de hoy por este caos llamado Festival de Londres. Mañana tendremos otro botón de la sección oficial, Tangerine (Sean Baker, 2015), acompañando a una selección de lo más internacional: la danesa Land of mine (Martin Zandvliet, 2015), la coreana Assassination (Choi Dong-hoon, 2015) y la italiana Sangue del mio sangue (Marco Bellocchio, 2015), reciente ganadora del premio FIPRESCI en el Festival de Venecia. Pero sin duda, la gran protagonista de la jornada se prevé que sea High-Rise (Ben Wheatley, 2015), protagonista de la gala del día y que llega de levantar opiniones de lo más dispares a su paso por Toronto y San Sebastián, donde compitió en la sección oficial. De todo ello os hablaremos como siempre aquí, en El antepenúltimo mohicano.
Judith Romero Esquerra
© Revista EAM / 59º London Film Festival