Sorpresa más que bienvenida: Loreak, la pequeña joya vasca de José María Goenaga y Jon Garaño, ha sido seleccionada para representar a España en los Oscars 2016 por encima de la Magical Girl de Carlos Vermut y los Felices 140 de Gracia Querejeta, dos duras contrincantes con muchos más nombres reconocidos en su haber. De esta forma, una cinta estrenada en el Festival de San Sebastián de 2014 competirá por el codiciado galardón con un año de retraso, algo que ya sucedió la pasada edición con Vivir es fácil con los ojos cerrados (David Trueba, 2013), cinta que finalmente se quedó fuera de la lista de preseleccionadas. Curiosamente, cualquiera de las tres candidatas de este año contaba, a priori, con más opciones que la optimista obra de Trueba, si bien todo parecía apuntar a que la multipremiada Magical Girl sería finalmente la escogida. La Concha de Oro de San Sebastián y el Goya a mejor actriz parecían un buen bagaje, sobre todo teniendo en cuenta que Loreak se fue de vacío en ambas ocasiones. Pero la misma Academia que se olvidó de ella de cara a Goyas tan aparentemente obligados como fotografía o actriz secundaria parece haber recapacitado. Gracias a la huella imborrable que va dejando en los —ya no tan— pocos que la visionan, la cinta vasca es una de esas obras que se aprecian más con el paso el tiempo. De hecho, es una película nacida para recoger premios que bien podría imponerse a pesos pesados como la guatemalteca Ixcanul, la jordana Theeb, la chilena El club, la taiwanesa The Assassin o la húngara Son of Saul. Ante la ausencia de favoritas claras, esta última se mantiene a la cabeza de la carrera, impulsada por el Gran Premio del Jurado de Cannes y el novedoso tratamiento que ha dado a uno de los temas preferidos por Hollywood: el Holocausto.
Ante las potentes historias de sus contrincantes, la humilde Loreak, centrada en tres mujeres unidas por un ramo de flores, corre riesgo de parecer intrascendente, pero acercarse de modo local a un tema tan global como la soledad y la superación de la muerte podría impulsar el éxito internacional que su escasa distribución le ha negado hasta ahora. La intimista cinta supone, además, la primera candidata española rodada en euskera y, de ser seleccionada, sería la primera obra no hispanohablante en lograrlo. Confiemos en que corra más suerte que la catalana Pa Negre (Agustí Villaronga, 2010), que no pasó siquiera la primera criba. Si bien el idioma no debería ser una traba, probablemente las cintas rodadas en castellano se ganarían al alto número de votantes hispanos de la Academia con mayor facilidad. Asimismo, los filmes rodados en idiomas locales que logran hacerse un hueco en Hollywood se cuentan con los dedos de una mano, pero siempre hay una primera vez para todo. En cualquier caso, resulta evidente que Loreak habría contado con muchas menos oportunidades de haberse enfrentado a La isla mínima, ganadora de dos galardones de San Sebastián y diez premios Goya. Estrenarse justo entre los dos procesos de selección impidió a la aclamada cinta de Alberto Rodríguez competir por la estatuilla dorada, abriendo el camino para una película que había pasado mucho más desapercibida pese a su innegable calidad. Con el evocador thriller fuera de juego, Magical Girl parecía la única alternativa, pero la Academia ha decidido sorprender una vez más, quizá arriesgando tanto como cuando optó por Los lunes al sol de Aranoa por encima del Hable con ella de Almodóvar en el año 2002. Dicho esto, cabe decir que Loreak es una de las mejores cintas que España envía a competir por el Óscar a mejor película de habla no inglesa y, si bien su aceptación por parte de un Hollywood que ni siquiera ha oído hablar de ella es todavía una incógnita, nuestro país puede mantener la cabeza bien alta / Juan Roures.