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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Lejos de los hombres

    Loin des hommes

    Un western humanista

    crítica a Lejos de los hombres (Loin des hommes, David Oelhoffen, 2014).

    Argelia fue colonia, como tantas otras. Desde los años treinta del siglo XIX hasta 1962 estuvo bajo dominio francés. En 1954 "cometieron el error" de solicitar a Francia una descolonización del país. El gobierno galo se negó y explotó una guerra que duraría ocho años. Un enfrentamiento en el que se llevaron a cabo una plétora de barbaridades por las que Hollande ha perdido perdón hace escasos tres años. En aquel momento, cuando todo estalla por los aires. Ahí sitúa David Oelhoffen su segunda película titulada Lejos de los hombres (2014). Llega a las pantallas siete años después de su ópera prima Reencuentro (2007). Para este nuevo largometraje el realizador francés se ha rodeado de gente de mucho pedigrí como Viggo Mortensen, Reda Kateb o con el ilustre Nick Cave. A pesar de tan insignes participantes su paso por la taquilla francesa no fue el esperado. Además, su estreno coincidió con la masacre en la sede de la revista Charlie Hebdo. No obstante su recorrido por festivales internacionales tuvo mejor acogida, galardonada en Venecia con el Premio SIGNIS. En esta ocasión, el director, escoge un western moral protagonizado por un profesor de francés hijo de andaluces (Viggo Mortensen) y por Mohamed (Reda Kateb), un argelino acusado de asesinato. Dado el contexto político y el levantamiento del FLN (Frente de Liberación Nacional), el maestro se ve en la tesitura de llevar a Mohamed a la ciudad más cercana para ser juzgado. Una tarea harto difícil pues tendrá que cruzar un territorio salpicado de enfrentamientos y escapar de los primos de su recluso que claman venganza de sangre. Por el camino se van conociendo, explican sus cicatrices, se protegen y buscan la libertad. Oelhoffen plasma con honestidad un canto a la liberación, en todos los sentidos. Con lecturas políticas y humanas. Hay lugar para la ternura, para la muerte, para la desesperación, para ajustes de cuentas históricos pero no para sentimentalismos. Posiblemente ese miedo a pisar el terreno pantanoso de la lágrima de mercadillo condicione en exceso la excelencia del resultado final. La frialdad de la cámara y, en definitiva, un conjunto excesivamente sobrio son los causantes de que se quede lejos de ser una película excelente.

    Sin embargo lo de Mortensen sí es algo brutal. A su talento interpretativo se unen una capacidad de adaptación con escaso parangón. De padre danés y de madre americana, nacido en La Gran Manzana y criado (en parte) en Latinoamérica. Políglota por naturaleza, esta vez se atreve con el francés y el árabe. Ya lo hizo en castellano —Alatriste (2006)—, en danés —Jauja (2014)— y en inglés. El camaleónico actor se pone a las órdenes de Oelhoffen en esta historia basada en un relato corto del Nobel Albert Camus (nacido en Argelia, hijo de colonos franceses), titulado El invitado. Para este trabajo Mortensen tuvo que pulir su francés, adaptándolo al acento de la zona y aprender árabe. Su habilidad con los idiomas y sus múltiples residencias a lo largo de su vida le llevaron a afirmar en una entrevista para RTVE que ya no sabe ni de dónde es. Uno más de los paralelismos que guarda con Daru (su personaje), cuya herencia también responde a una miscelánea cultural. Este maestro de las montañas desérticas está muy bien construido. Su evolución es previsible, pero en las primeras escenas rehúye la obviedad. La relación con Mohammed también es predecible pero es rica en matices. Son tozudos, escuetos y parcos en palabras sin embargo van revelando sus emociones a cuenta gotas, al punto de quedar desnudos. La valentía y autorrevelación demostrada por la pareja protagonista es encomiable. Asimismo el costumbrismo de sus silencios, sus escasos diálogos y los momentos de frustración —como el instante en el que Mortensen se ve obligado a utilizar su arma— crean vida, haciendo verosímil la ingenuidad idealista de sus actos.

    Loin des hommes

    «Oelhoffen apuesta por mantener una modulación comedida, alejada de la grandilocuencia melodramática. Centrada en el discurso de Camus, muy humanista y universal, haciendo hincapié en valores como la justicia. Con una mirada tan propia del escritor, por su inocencia».


    Las historias como estas, con diferencias, nos las sabemos de memoria. Abundan en el cine tradicional. Algunas con más concesiones que otras, en función del público al que se dirigen. Su vocación universal y su carácter amable recuerda a la reciente Mandarinas (2013). En ese sentido el realizador apuesta por mantener una modulación comedida, alejada de la grandilocuencia melodramática. Centrada en el discurso de Camus, muy humanista y universal, haciendo hincapié en valores como la justicia. Con una mirada tan propia del escritor, por su inocencia. Los personajes no dudan en anteponer sus convicciones morales (patria, justicia, imparcialidad o la libertad) frente a la amistad (algo posiblemente revisable) o el beneficio personal. El hecho de que fuese una adaptación de un relato corto facilitó las cosas. Permitió un amplio margen de ajuste. El escrito permitía redefinir los límites para huir de lo convencional en el aspecto narrativo. Curiosamente lo hizo a través de la cámara, más que del guion. Rodó Lejos de los hombres como si fuese un western. Al estilo de John Ford, salvando las distancias, el paisaje cobra una relevancia brutal. Arisco, seco, duro. Los personajes parecen una extensión del mismo. Las montañas plagadas de rocas no dejan de ser un reflejo de la vida del pobre maestro de escuela. Guillaume Deffontaines, el director de fotografía, traslada la armonía de los serpentinos horizontes a los interiores, en completa avenencia con el tono marrón de las montañas. Y lo hace con un estilo clásico, sin un uso llamativo ni ampuloso de los escenarios. El punto de vista y la fotografía ven reforzado su énfasis en el western a través de la música. Warren Ellis y Nick Cave bien pudieron haber compuesto la banda sonora de The Honesman (2014). Definitivamente estamos hablando de una obra en la que si se analiza cada apartado por separado todo está realizado con precisión y buen gusto, pero la suma no es superior a cada una de sus partes. De todas formas el miedo que Oelhoffen tenía por lo que suponía trabajar con un texto de Camus intuyo que desapareció al ver el resultado final. Nada excepcional, pero sí digno. | ★★★ |


    Andrés Tallón Castro
    © Revista EAM / Santiago de Compostela


    Ficha técnica
    Francia. 2014. Título original: Loin des hommes. Director: David Oelhoffen. Guion: David Oelhoffen. Fotografía: Guillaume Deffontaines. Música: Warren Ellis, Nick Cave. Duración: 101 minutos. Productora: One World Films / Perceval Pictures. Intérpretes Viggo Mortensen, Reda Kateb, Djemel Barek, Vincent Martin, Nicolas Giraud, Jean-Jérôme Esposito, Hatim Sadiki, Yann Goven, Antoine Régent, Sonia Amori, Antoine Laurent, Ángela Molina Presentación oficial: Festival Internacionalde Cine de Venecia 2014.

    Póster: Loin des hommes
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