La verdad es sólo un momento
crítica a El rostro de un ángel (The Face of an Angel, Michael Winterbottom, 2014).
Cualquier hecho o verdad tiene tendencia a degradarse en la sociedad del simulacro, convirtiéndose en un objeto de consumo o espectáculo de la misma. Según la teoría del filósofo Jean Baudrillard vivimos en una cultura donde lo cierto y lo auténtico no pueden llegar a percibirse, ya que en la hiperrealidad que vivimos sólo aquello que hemos categorizado como real se considera como tal. Diría Tyler Durden eso de todo es una copia de otra copia de otra copia, y así hasta el infinito. Pensemos por un momento: ¿Cómo podemos ser capaces de llegar al corazón de cualquier verdad? ¿de qué manera percibimos, asimilamos, odiamos o amamos aquello que consideramos real y verdadero? ¿quiénes son las víctimas y los verdugos de cada nuevo espectáculo del puzle de nuestra propia y subjetiva hiperrealidad? ¿a quién arrojamos, como Dante, a los círculos del infierno —mediático, judicial, social—, del que resulta tan complicado salir? ¿qué clase de mentiras queremos devorar y con qué tipo de verdades nos tapamos los oídos? Michael Winterbottom se ha vestido de trilero y nos ha propuesto un juego intelectual complejo y astuto en su última película, no exenta de diatribas éticas y filosóficas y un cierto empacho de lenguaje metacinematográfico. El multiperspectivismo de miradas, la fragmentación narrativa y la duda rondando al espectador son las protagonistas de la presente The face of an angel, una creación singular donde el director británico explora libremente y desde la ficción el caso real del polémico crimen de Perugia —en el que la estudiante Meredith Kercher murió apuñalada y Amanda Ker, su compañera de piso, fue condenada junto a su novio Carlo Elías para acabar siendo absuelta el año pasado—. El nombre del filme, tomado de la novela homónima de Barbie Latza Nadeau que inspiró el guion, alude al apodo que la prensa otorgó a la presunta culpable, sugiriendo que parecía imposible que una carita tan dulce y angelical se correspondiese al perfil de una asesina sin escrúpulos.
The face of an angel modifica los nombres de los protagonistas del delito y nos permite contemplar una historia compleja y turbulenta desde múltiples aristas. Un atormentado e introvertido artista llamado Thomas —un maduro Daniel Brühl a la altura del papel— quiere escribir una película sobre el crimen que hable de la imposibilidad de llegar a la verdad y que a su vez, sea un guiño a la Divina Comedia de Dante. Una sagaz periodista —Kate Beckinsale— cubre los avances de la investigación acerca del asesinato mientras su ex marido le saca el jugo sensacionalista a la historia regalando a la sociedad lo que más gusta: sangre y carnaza, el pan y el circo del siglo XXI y para qué negarlo, de todos los anteriores. Elisabeth Fuller —la presunta culpable— es acribillada por los medios, acusada de fría, manipuladora, de haber sido la responsable de asestar las 43 puñadas a la víctima. Edoardo —Valerio Mastandrea—, un hombre enigmático, defiende su inocencia e investiga por su cuenta, en el seno de un bar concurrido donde Melanie —Cara Delevinge— entablará amistad con el protagonista. Los testigos declaran, los periódicos engordan la trascendencia mediática y nosotros, como espectadores, nos embarcamos en un juego macabro de reflexión y unión de piezas donde el desarrollo importa mucho más que el resultado.
«El metalenguaje y la riqueza semántica del filme pueden resultar arduos pero, sin embargo, finalmente constituyen una experiencia estimulante para el receptor, que hurga en la mente de los personajes y se adentra por las calles de una Siena oscura y de atmósfera gótica, salpicada de recovecos, tentaciones, corrupción y desencantos, bajo el auspicio de una sensacional banda sonora».
The face of an angel puede analizarse desde muchos puntos de vista: desde la libre interpretación de los actores implicados en un asesinato que conmocionó a la sociedad italiana y también a la prensa estadounidense e internacional; desde el proceso creativo de la creación cinematográfica y sus diferentes focos de inspiración —con sus frustraciones, sus pretensiones y sus conflictos—, hasta la búsqueda humana de significado. En la justicia, en la prensa, en la creación artística y en la vida misma. No se enfrentaba a una película nada sencilla Michael Winterbottom en esta ocasión: el solapamiento de puntos de vista, la inclusión de escenas oníricas y pensamientos gráficos del protagonista Thomas o la multiplicidad de factores y personajes —sumados al hecho añadido de trasladar al lenguaje audiovisual una historia en parte verídica sin caer en el morbo ni en el amarillismo— hacían de esta The face of an angel todo un reto desde el punto de vista narrativo. El metalenguaje y la riqueza semántica del filme pueden resultar arduos pero, sin embargo, finalmente constituyen una experiencia estimulante para el receptor, que hurga en la mente de los personajes y se adentra por las calles de una Siena oscura y de atmósfera gótica, salpicada de recovecos, tentaciones, corrupción y desencantos, bajo el auspicio de una sensacional banda sonora. Nos hallamos pues frente a una obra que gana ritmo y capas con el transcurso del argumento, aunque en primera instancia el comienzo pueda antojársenos un poco barroco o de tintes pretenciosos. Pero —y afortunadamente— nos equivocamos, y Winterbottom nos demuestra —centrando en el personaje interpretado por Daniel Brühl los dilemas creativos y la crítica de la doble moral de la sociedad italiana, y por ende, la occidental en general— que es necesaria una amalgama amplia de visiones —en ciertos momentos absurdas, en otros incluso desconcertantes— para contarnos lo difícil que es llenar nuestra propia hiperrealidad de significado. La hipocresía de las relaciones personales, el acto de confiar o no en una determinada persona o la locura que acecha en el interior del ser humano son algunos de los conflictos que aparecen retratados en la película. Es mucho mejor sentarse a disfrutar de The face of an angel con los ojos muy abiertos, sin castigar su toque excesivamente experimental o reprochar sus momentos inconexos. Lo que está claro es que se trata de una propuesta anticonvencional, valiente y cargada de carisma. Decidir si la verdad o la justicia existen, como también lo decide su protagonista, es asunto de cada cual. | ★★★ |
Andrea Núñez-Torrón Stock
© Revista EAM / Santiago de Compostela
Ficha técnica
Reino Unido, 2014, The face of an angel. Director: Michael Winterbottom. Guión: Paul Viragh (basado en el libro homónimo de Barbie Latza Nadeau). Productora: Coproducción Reino Unido-Italia-España; BBC Films / Cattleya / Hornil Brothers Productions / Multitrade / Revolution Films. Música: Harry Escott. Fotografía: Hubert Taczanowski. Reparto: Daniel Brühl, Kate Beckinsale, Valerio Mastandrea, Cara Delevingne, Peter Sullivan, Alistair Petrie, Sai Bennett, Austin Spangler, Rosie Fellner, Genevieve Gaunt, Corrado Invernizzi.