Las seis categorías interpretativas que se analizan a continuación son de las más interesantes, ya que un secundario/a en las entregas de premios puede ser muchas cosas. Hay casos clarísimos y evidentes, indiscutibles, referidos a aquellos personajes cuyo protagonismo a lo largo de una temporada, miniserie o TV-Movie es nunca central, y siempre operan en función de otros personajes de mayor presencia y duración en el metraje total. En otros casos, y ahí entra lo bizarro y cuestionable –también lo más divertido–, se llama secundario/a... a todo aquél/aquélla que no entra en la papeleta para protagonista. Existen series corales como Juego de tronos o Modern family cuyos repartos tienen el pacto de no proponerse nunca como Protagonistas, algo que los honra, pero no parece que otras como Bloodline o Downton Abbey sigan ese procedimiento. Números de episodios y total de tiempo en pantalla parecen tenerse en cuenta, así como el hecho de que a veces es una cuestión de matemática pura para que las cadenas acumulen tantas menciones como puedan. HBO, por ejemplo, está presente varias veces en cada una de estas seis ternas. Y esto no solo quiere decir que la cadena tenga muchos y muy variados proyectos, sino también que son unos reyes del marketing. A continuación, un repaso pormenorizado de estos grupos de actrices y actores, sus logros y posibilidades. Y una pregunta que no se puede resistir: ¿dónde están los impecables intérpretes de la miniserie de NBC The Slap?
Mejor actor secundario en drama
■ Jonathan Banks por Better Call Saul.
■ Jim Carter por Downton Abbey.
■ Alan Cumming por The good wife.
■ Peter Dinklage por Juego de tronos.
■ Michael Kelly por House of cards.
■ Ben Mendelsohn por Bloodline.
Quién ganará: Jonathan Banks por Better Call Saul
Quién debería ganar: Michael Kelly por House of cards
Empezamos el repaso a los secundarios con una de las categorías más atractivas de la noche, ya que sea quién sea el ganador, el talento de los nominados y su trayectoria de corredores de fondo en la industria les acredita como grandes. Muchas apuestas dan a Jonathan Banks como el galardonado, en la que es su segunda candidatura dando vida a Mike, aunque la primera fue obviamente por Breaking bad. Solo basta pensar en el desgarrador monólogo ante su nuera para decidir que Banks está espléndido, pero su versión de hasta siete años antes de conocer al personaje como espectadores es tan creíble como novedosa. El camino seguido por Alan Cumming es The good wife es curioso, entrando como invitado (y nominado de esa forma en 2010) y fijo a partir de la tercera temporada (y nominado de esa forma también en 2011). Cuatro años después regresa a la terna, y aunque no tiene grandes posibilidades de victoria, su Eli Gold sigue siendo tan divertido como realista, ayudando a la protagonista de la serie a lanzar su campaña política. Jim Carter, el ínclito señor Carson de Downton Abbey, consigue su cuarta nominación consecutiva. La solidez de los actores británicos es una apuesta segura, y Carter da alma a las dudas de su personaje de manera impecable. Además, en esta temporada ha manejado sin atisbo de cursilería y mucho sentimiento la revelación de un amor secreto, y que el espectador se emocionara con su confesión es prueba de su talento.
Hay mucho talento en Juego de tronos, pero si es siempre Peter Dinklage el actor que recibe los parabienes es por algo. Ganador en 2011 del Emmy, Dinklage se ha lucido como siempre con las perlas que Tyrion suelta por el camino a ninguna parte que es su huida de casa. Pero no es la mejor temporada de la serie ni de su personaje, así que está complicado que volvamos a verle subir al escenario. Michael Kelly, por su parte, sí que podría verse en la tesitura gracias a su complicada labor en la tercera tanda de House of cards. La primera media hora de la temporada es suya, y nunca hemos visto a Doug Stamper tan desvalido, perverso y finalmente leal a la causa. Kelly transmite cada momento de su opaco personaje con una verdad remarcable, y el trofeo debería llevar su nombre. La gran sorpresa de la noche, que no sería tan sorpresa si se piensa bien, es que Ben Mendelsohn ganara el premio. Su intensa actuación en Bloodline y el punto en que dejamos a su convulso Danny Rayburn cuando termina la temporada son motivos que suman y suman para que los votantes le elijan, además de su merecida aura de prestigio y talento para componer secundarios memorables, aunque a veces parezcan una repetición del mismo personaje.
Mejor actriz secundaria en drama
■ Uzo Aduba por Orange is the new black.
■ Christine Baranski por The good wife.
■ Emilia Clarke por Juego de tronos.
■ Joanne Froggatt por Downton Abbey.
■ Lena Headey por Juego de tronos.
■ Christina Hendricks por Mad Men.
Quién ganará: Lena Headey por Juego de tronos
Quién debería ganar: Christina Hendricks por Mad Men
Christine Baranski, en la que su 13ª nominación, y la sexta seguida por The good wife, tiene pinta de convertirse en una de esas eternas nominadas por una serie en concreto, porque ya cuenta con un Emmy como Actriz de reparto en comedia por Cybill, allá por 1995. Con la competencia que tiene este año, no parece que vaya a ganar tampoco, aunque nunca se sabe. Su actuación es alabada constantemente, lo cual es complicado tras seis temporadas dando vida al mismo personaje. El contraste más absoluto lo marca Uzo Aduba, premiada el año pasado como Invitada por Orange is the new black, y cuyo talento ha sobrevivido al cambio de categoría de Comedia a Drama del producto de Netflix. Aduba lo ha conseguido en triste detrimento de muchísimas compañeras de serie, incluida la favorita Lorraine Toussaint (Vee), pero es que la mujer ha creado con Suzanne Warren, “Ojos Locos”, un personaje absolutamente memorable, que además le dio un Premio de la Unión de Actores el pasado enero. Lo que más juega en su contra es que ganara hace tan poco. Y otra candidata que no es de las más favoritas para premio es Emilia Clarke, ya que aunque Daenerys ha tenido momentos de lucimiento (su charla con Tyrion y la promesa de romper la rueda), la sensación que deja en la tanda no es nada rotunda, o no al menos tanto como la de su compañera y también nominada, Lena Headey.
Porque Headey ha estado mejor que nunca en la piel de Cersei Lannister, tanto en su habitual variante de estratega sarcástica como en un nuevo lado, el de una mujer despojada de todo su poder y lujos, humillada en lo más profundo y más vulnerable que nunca. Solo por el Paseo de la Vergüenza se merecía el Emmy, y la Academia suele premiar momentos así de especiales. Si Headey puede tener una rival a tener en cuenta es la grandiosa Christina Hendricks, que ha pasado seis veces por este ritual y que además se enfrenta a la última oportunidad de ser galardonada por dar vida a Joan, uno de los mejores personajes de Mad Men, y que en sus episodios finales le dio a Hendrick material de alta calidad, que ella convirtió en nuestros momentos favoritos. Que gane esta intérprete sería premiar el buen trabajo y la consistencia de una simbiosis intérprete/personaje que pocas veces se ha notado tanto. La gran novedad es que la eterna nominada Maggie Smith se haya caído de la papeleta, aunque se mantiene como representante de Downton Abbey la flamante ganadora del Globo de Oro Joanne Froggatt, que da su acostumbrado recital de sufrimiento y humanidad como Anna Bates con una honestidad digna de todo elogio. La naturaleza de su subtrama más dramática podría atraer el mayor número de votos, así que nada es seguro en esta categoría.
Mejor actor secundario en comedia
■ Andre Braugher por Brooklyn Nine-Nine.
■ Tituss Burgess por Unbreakable Kimmy Schmidt.
■ Ty Burrell por Modern family.
■ Adam Driver por Girls.
■ Tony Hale por Veep.
■ Keegan-Michael Key por Key & Peele.
Quién ganará: Tituss Burgess por Unbreakable Kimmy Schmidt
Quién debería ganar: Tony Hale por Veep
No hay ningún ganador claro en esta terna, ya que repiten galardonados de otros años cuya victoria no sería una sorpresa y conviven con novatos que demuestran que la diversidad manda este año en los Emmy. En un año en que Girls se ha caído de muchos de los habituales premios gordos, el talentoso Adam Driver se mantiene por tercer año consecutivo en la categoría, aunque siempre pasa que su personaje de Adam no está en el lado cómico de la serie, sino en su variante más dramática. Driver tiene grandes escenas en esta tanda, pero si los votantes se disponen a valorar quién les ha hecho reír más, el actor no tiene nada que hacer. El caso contrario lo pone el Tituss Burgess de Unbreakable Kimmy Schmidt, que huele a premio aunque sólo sea por la gran revelación que ha supuesto dando vida a Tituss en la comedia de Netflix. En el límite de lo cargante siempre, no se puede negar que Burgess va a por todas para arrancar la carcajada a la audiencia, y lo logra con mucha efectividad en más de una ocasión. A la Academia le gusta premiar a los debutantes, no lo olvidemos. Y otro debutante en las nominaciones como actor es Keegan-Michael Key, que ha batido a su compañero Jordan Peele en la candidatura por Key & Peele, hilarante programa de sketches de Comedy Central que permite a ambos lucirse con múltiples registros. Si Key destaca es quizá también porque está cultivando mejor una carrera en solitario, y los votantes le tendrán en mente por otros roles. Que la serie acaba de anunciar su inminente fin puede beneficiarle.
Ty Burrell tiene ya dos Emmys por dar vida a Phil Dunphy en Modern family, que ha firmado su peor temporada hasta la fecha, aunque atesora más de un instante estelar donde Burrell se luce. Pero parece que el reinado de la comedia ha llegado a su fin en estos premios. Hay demasiado talento nuevo o distinto para seguir premiando a los mismos. Así que quizá Tony Hale tampoco tenga grandes oportunidades de conseguir su segundo Emmy. Eso sí, esta temporada de Veep contiene una escena (la discusión entre Gary y Selina) que han cambiado la concepción del talento de Hale, así que no sería una gran sorpresa que volviera al escenario en unas semanas. Por último está Andre Braugher, uno de los actores más queridos por la Academia (dos Emmys, siete nominaciones por seis proyectos distintos) y que da vida a un capitán de policía gay en Brooklyn Nine-Nine. Un capitán cuya boda hemos visto en esta temporada y que se ha relajado un poco tras dos años trabajando en el distrito. Su enfrentamiento contra la oficial Wuntch o el emotivo discurso de (temporal) despedida del final de temporada son los puntos álgidos del personaje de Raymond Holt, que Braugher aprovecha para demostrar su gran talento.
Mejor actriz secundaria en comedia
■ Mayim Bialik por Big bang.
■ Julie Bowen por Modern family.
■ Anna Chlumsky por Veep.
■ Gaby Hoffmann por Transparent.
■ Allison Janney por Mom.
■ Jane Krakowski por Unbreakable Kimmy Schmidt.
■ Kate McKinnon por Saturday Night Live.
■ Niecy Nash por Getting on.
Quién ganará: Anna Chlumsky por Veep
Quién debería ganar: Anna Chlumsky por Veep
Las nuevas reglas de la Academia, que han permitido extender el mínimo de nominados a seis y ampliar en caso de empate de votos son las culpables de que ocho magníficas actrices estén nominadas en esta categoría. Dos pertenecen al mundo de las sitcom con público en directo, una trabaja en tiempo real unos cuantos sábados al mes desde septiembre hasta mayo, otras tres trabajan en sitcoms de una sola cámara y las últimas dos se mueven en el delicado equilibrio de la “dramedia”, y sobresalen en un reparto coral lleno de pesos pesados. Cualquiera de las ocho merecería el Emmy, pero solo una puede llevárselo, y se intuye que será la Anna Chlumsky de Veep la que suba a recoger el galardón. Interpretando a Amy, la actriz ha tenido un impresionante monólogo que llevaba tres temporadas y media cociéndose a fuego lento, y en los capítulos posteriores demostró cómo era su personaje sin el peso del mundo en sus hombros. El resultado fue hilarante, y digno de trofeos. Como hilarante es la panoplia de recursos cómicos que Kate McKinnon se saca cada programa de la manga en Saturday Night Live, siendo desde Justin Bieber a Hillary Clinton, y sin dejar que su desenfreno como cómica se coma la parte más seria de algunos sketches. Puede ayudarle también el formar parte del cuarteto protagonista del reboot de Cazafantasmas. La que no parece tener posibilidades de premio este año es ya la dos veces ganadora Julie Bowen. Al contrario que McKinnon, Bowen ya nos ha enseñado sus recursos dando vida a Claire Dunphy, y la descendente calidad de Modern family no ayuda a que los votantes tengan muchos asideros para elegirla. Es una actriz sólida, pero su trabajo es ya un déjà vu constante. La Academia podría también pensar que Jane Krakowski ha caído en la repetición tras ver los primeros episodios de Unbreakable Kimmy Schmidt, ya que los creadores parecen haberle escrito un personaje igual que el de Rockefeller Plaza, pero un vistazo más profundo desbarata las comparaciones, ya que Krakowski aprovecha que su Jacqueline Voorhees tiene una mayor profundidad emocional que la superficial Jenna Maroney, pero sigue sin fallar a la hora de soltar perlas cómicas por la boca.
Es un equilibrio loable, similar al de la gran Allison Janney, que en Mom puede trabajar su lado más tontamente cómico (el slapstick se le da estupendamente) y también el dramático, con una solidez que no se suele encontrar en el mundo de las sitcom con público en directo, para qué negarlo. El problema es que Janney ya ganó su 5º y 6º Emmy el año pasado, así que no parece que la hazaña pueda volver a repetirse. Otra doble nominada es Gaby Hoffmann, poseedora del personaje más interesante de Transparent –después de Maura, por supuesto–, y que la actriz personifica en toda su alocada complejidad. Ha logrado la candidatura antes que sus compañeras de reparto, lo cual se deba quizá a que es una actriz que arriesga y que lleva años forjándose en pequeños roles muy interesantes. A veces se premia eso más que una actuación concreta en una ceremonia de premios. Luego está Mayim Bialik, nominada por cuarta vez consecutiva y la representante de mayor peso de la ya cansina Big bang. El emotivo final de temporada puede llevarla a la victoria, sobre todo si tenemos en cuenta que Amy Farrah Fowler parece ser el único personaje capaz de no dejarse comer por Sheldon, y Bialik funciona a la perfección con el multipremiado Jim Parsons. Por último está Niecy Nash, la gran sorpresa de las nominadas. En un año donde la Academia parece haber escuchado las quejas sobre la poca diversidad en las ceremonias de premios (hay 18 candidatos/as afroamericanos/as), Nash se ha visto beneficiada tras lo que muchos consideraron una notoria ausencia el año pasado. Su trabajo en como Didi Ortley es sutil, brillante, y aunque sus dos compañeras de reparto están mejor que ella en la segunda temporada de la negrísima comedia dramática de HBO, la presencia de la actriz en otras dos series y en la notable Selma, así como su trayectoria construida poquiyo a poquito, han terminado de darle la visibilidad suficiente y una merecida mención. No parece tener serias posibilidades de lograr el galardón (¿cuántos votantes verán de verdad Getting on?), aunque la cadena por cable más famosa es célebre por dar la campanada en los premios, así que quizá veamos a Nash dar un discurso en unos días.
Mejor actor secundario de serie limitada/miniserie/TV Movie
■ Richard Cabral por American Crime.
■ Damian Lewis por Wolf Hall.
■ Bill Murray por Olive Kitteridge.
■ Denis O`Hare por American horror story: Freak show.
■ Michael Kenneth Williams por Bessie.
■ Finn Wittrock por American horror story: Freak show.
Quién ganará: Bill Murray por Olive Kitteridge
Quién debería ganar: Finn Wittrock por American horror story: Freak show
Y llegamos a una de las secciones más curiosas de los Emmy, los secundarios en serie limitada/miniserie/TV-Movie. Si ya con los protagonistas existen peculiaridades, lo de los secundarios pueden dar lugar a situaciones directamente demenciales. Estos seis caballeros son prueba de ello. Richard Cabral es una de las múltiples revelaciones de American Crime, creando el difícilmente olvidable personaje de Héctor, distintivo por su voz y los vuelcos que da su personaje en apenas once episodios. Cabral se ha impuesto a muchos compañeros de serie, incluso a los más conocidos, y la frescura de su trabajo y complicado pasado personal podrían verse recompensados. En el extremo opuesto está el gran favorito de la papeleta, el magnífico Bill Murray, que esencialmente tiene media docena de escenas de Olive Kitteridge pero que deja sin duda una profunda impresión en el espectador con un personaje que no resulta especialmente simpático, pero sí esencial para el final de la historia. La candidatura de Michael Kenneth Williams por Bessie parece más una recompensa a la gran trayectoria televisiva del actor –creando un personaje icónico por el camino en Omar Little– que a su actuación como Jack Gee, no especialmente memorable, ni un personaje que no hayamos visto y oído mil veces antes. Williams lo defiende con corrección, pero no ofrece ningún nuevo registro.
Si Damian Lewis no tuviera ya un Emmy y éste no fuera por una serie americana como es Homeland, en la que además trabajó tres temporadas, diría que no hay posibilidades de victoria por su rey Enrique VII, que su presencia viene con el paquete Wolf Hall. Pero como el actor ya ha pasado por el proceso, no sería raro verlo de nuevo en el escenario, aunque sea porque los votantes le premien por su otra (excelente) labor. Por último están Finn Wittrock y Denis O`Hare, ambos malvados y sádicos en American horror story: Freak show, y ambos haciéndolo por medios muy distintos. O`Hare ya estuvo nominado por Murder House, la primera tanda, y su Stanley (que sale en diez de las trece entregas) es encantador, un embaucador de primera que ha permitido al actor lucirse con la labia. Wittrock, que directamente se merece un premio por su creación de Dandy Mott, solo se perdió un capítulo y supo sostener la intensidad y creciente locura de su personaje con consistencia, hasta culminar en un crudo final. La juventud y relativa novelería del actor puede beneficiarle, así como el hecho de estar dando vida a un psicópata de lo más retorcido.
Mejor actriz secundaria de serie limitada/miniserie/TV Movie
■ Angela Bassett por American horror story: Freak show.
■ Kathy Bates por American horror story: Freak show.
■ Zoe Kazan por Olive Kitteridge.
■ Regina King por American Crime.
■ Mo`Nique por Bessie.
■ Sarah Paulson por American horror story: Freak show.
Quién ganará: Sarah Paulson por American horror story: Freak show
Quién debería ganar: Sarah Paulson por American horror story: Freak show
Esta categoría, al contrario que la anterior, sí que tiene algunos elementos más cuestionables. Dos de las nominadas, concretamente, han logrado serlo por el renombre que las acompaña, y no porque sus interpretaciones o personajes sean especialmente reseñables. Hablamos de Angela Bassett y la oscarizada Mo`Nique. No es culpa de Bassett que Desiree no pasara de ser la sombra de un personaje en American horror story: Freak show, y no una persona completa. Lo prometedor de su premisa (una hermafrodita de tres pechos que volvía locos a los hombres con su descaro) quedó sepultado a ser una presencia siempre en escena pero pocas veces importante, y solo un momento donde la actriz clava un monólogo de connotaciones raciales permite a la mujer brillar como ella puede. Respecto a Mo`Nique, su presencia como Ma Rainey en Bessie es tan inconsistente que parece una víctima de una sesión de montaje feroz. Riney entra con fuerza en la primera media hora de la TV-Movie, y la intérprete saca partido a la sexualidad y talento del personaje, pero su desaparición y posterior regreso es confuso e insuficiente para que Mo`Nique construye algo que exista realmente. Toda una pena. Este tipo de análisis se podría aplicar hasta cierto punto también a la actriz y guionista Zoe Kazan. La diferencia es que la prestigiosa Kazan sí que es capaz de dar tridimensionalidad a la Denise de Olive Kitteridge, y en las dos primeras entregas de la miniserie compone a una joven idealista e irritante a partes iguales, que sufre y sonríe para sobrellevar el día a día. La mujer se ha visto arrastrada por las agresivas tácticas de marketing de HBO, pero si logra el Emmy, que no parece probable, no sería tampoco un disparate.
Cualquiera de las otras candidatas sí que merecería un trofeo por su gran labor. Freak show tiene en la sobrenatural Sarah Paulson su mayor –y más justa– oportunidad de Emmy, y es que lo que hace la actriz era impensable sobre el folio en blanco. A través de la magia de los efectos especiales y sobre todo el talento de Paulson, nos creemos que Bette y Dot Tattler existen, que realmente estamos ante dos seres humanos, dos personalidades opuestas que comparten un cuerpo, con un cambio tan sutil como una diadema de diferente color para distinguirlas. Lo que los creadores pedían de Paulson era mucho, y la intérprete respondió superando con creces cualquier expectativa. Debería ganar, y es favorita, porque bien es sabido que una Academia adora los retos físicos. Casi en el otro espectro, y también por Freak show, está Kathy Bates, ganadora del año pasado en esta categoría. Armada solo con su acento de Baltimore y la cara lavada, Bates conmueve como Ethel Darling, mujer barbuda de vida desgraciada que se entera de que le queda poco tiempo de vida. Sus monólogos antes el doctor Bonham o el siniestro Edward Mordrake son toda una lección de actuación, aunque el poderío de Paulson y su reciente victoria merman mucho las posibilidades de la oscarizada actriz. Para terminar, tenemos a Regina King, novata en estas lindes y que ha logrado superar a varias compañeras de American Crime que estaban fijas en la serie limitada (King está acreditada como Invitada en los nueve capítulos en los que participa) y conseguir la candidatura. La fuerza de su voz y la determinación de sus acciones hacen de la musulmana conversa Aliyah un personaje que se queda en la memoria de la audiencia, pero también los votantes pueden querer recompensar el consistente buen trabajo seriado que King lleva haciendo desde hace más de un lustro, y que se ha extendido incluso a ejercer labores de directora, o que la cuenta de afroamericanos premiados sea lo mayor posible. Sea como fuere, verla subir al escenario sería injusto, pero no inmerecido.