Sexta jornada de la 17ª edición del Festival de cine alemán
por Juan Roures (Madrid)
La 17ª edición del Festival de Cine Alemán se ha cerrado por todo lo alto con dos largometrajes aparentemente opuestos que comparten la revisión de la cultura pop y la maestría de sus elementos: el documental Remake, Remix, Rip-Off y el thriller Who am I – No system is safe, ambos merecedores de triunfar más allá de las fronteras germanas. Por su parte, la poética El concilio de los pájaros ha jugado con la paciencia del espectador antes incluso de empezar (contar con We will stay in touch about it, cuyo propio título posee más información que la obra en sí, como cortometraje previo era toda una declaración de intenciones); mientras que la proyección de Las queridas hermanas como conclusión del ciclo RückBlick ha dejado claro que España no es el único país que comete errores al enviar películas a los Oscars. Aunque queda por conocer qué película se llevará el Premio del Público (que debería quedar entre About a girl, Tour de Force, En el peor de los casos y las dos sorpresas de la última jornada), hoy concluye la cobertura de un certamen que, año tras año, nos recuerda el gran nivel de la cinematografía germana y, a la vez, da un toque de atención a las distribuidoras por negar la mayoría de ellas al público extranjero. Sólo queda agradecer a la organización su impecable devoción y, claro está, comentar las últimas cuatro propuestas de uno de los certámenes cinematográficos más especiales de la capital española.
Las queridas hermanas
Die geliebten Schwestern, Dominik Graf, Alemania/Austria/Suiza, 2014.
Inexplicablemente elegida por Alemania como representante para los pasados Oscars por encima de títulos muy superiores como Who am I y Entre mundos (ambos presentados en este certamen), este eterno drama de época cae en todos los tópicos del género y aburre al espectador prácticamente desde el primer fotograma. El culpable de ello no es otro que Dominik Graf —ganador del German Film Award por Las vidas del gato (1988) hace casi tres décadas—, quien escribe y dirige una cinta por completo fallida a nivel narrativo por olvidar presentar como es debido a sus personajes. No hay que ser un genio para imaginar que la relación entre las protagonistas de un filme llamado Las queridas hermanas es de vital importancia, pero esta obra termina dedicando más atención a los sombreros que a las personas que los llevan. Así, cuando uno de los últimos planos muestra las oscuras siluetas de las dos mujeres para volverlas indistinguibles nos damos cuenta de que ni toda la iluminación del mundo bastaría para diferenciarlas. Ni ellas, ni sus partenaires, ni ninguna situación están bien definidos, algo especialmente sorprendente dada la longitud del metraje.
Hannah Herzsprung y Henriette Confurius son indudablemente bellas, pero sus interpretaciones carecen de auténtico brío. Y el resto del reparto (que incluye a un Roland Zehrfeld al que ya hemos encontrado en cuatro producciones de esta edición del festival pero nunca en tan baja forma) no se queda atrás en escasez de fuerza interpretativa. Pero, claro, ante un guion capaz de restar interés a la mismísima Revolución Francesa resulta difícil sentirse inspirado. Probablemente, la fotografía, el vestuario y la dirección artística se convertirían en sus principales motivaciones, pero lo cierto es que ni siquiera el plano sensorial es particularmente notable (considerando, claro está, que todo drama de época que se preste es visualmente impecable). Pocas son las veces que Las queridas hermanas cae en la desfachatez pero toda esperanza de hallar en ella rastro alguno de energía o brillantez se esfuma con la misma velocidad con que lo hace la utopía añorada por sus personajes. [50/100]
El concilio de los pájaros
Zerrumpelt Herz, Timm Kröger, Alemania, 2014.
El primer largometraje del joven Timm Kröger toma una novela de Roderick Warich y nos traslada hasta 1929 al corazón del bosque, donde un músico se ha refugiado en busca de inspiración. Unos amigos deciden visitarlo pero sólo encuentran una cabaña vacía rodeada por el misterioso canto de los pájaros, el cual llena la atmósfera de belleza pero también de inquietud. A partir de ahí, el misterio se funde con el drama, siendo ambos géneros teñidos de perenne sugerencia. Por desgracia, la trama (o, mejor dicho, la falta de ella) perjudica seriamente a una película pictórica que se queda en experiencia sensorial. Y es que Kröger empezó su carrera como director de fotografía y eso se nota. Para bien y para mal. “¿Qué ha pasado?”, se pregunta al final una de las protagonistas. Y no es la única.
Bellamente fotografiada por Roland Stuprich, El concilio de los pájaros tiene en los pintores Arnold Böcklin y Caspar David Friedrich dos claras influencias estilísticas. Por su parte, la banda sonora corresponde a los clásicos Gustav Mahler, Hans Pfizner y Richard Wagner, siendo cada pieza escogida con esmero en función de su simbolismo, lo que sin duda hará las delicias de los apasionados por la música clásica. De este modo, el romanticismo inunda por completo una obra que también destaca por el magnífico empleo del sonido, que transmite con primor todos los murmullos ambientales, desde los susurros del viento hasta el silbido del mar, pasando, por supuesto, por las poéticas conversaciones de las aves campestres. Lástima que el magnetismo onírico alcanzado no vaya acompañado de una historia, ya no palpitante, pero al menos lo suficientemente atractiva para que el espectador no pierda el interés por completo (y, con él, la ocasión de realizar un memorable viaje al corazón del misticismo del mundo). [64/100]
Who am I – No system is safe
Who am I – Kein System ist sicher, Baran bo Odar, Alemania, 2014.
Entre El club de la lucha (1999) y V de Vendetta (2006), la nueva película de Baran bo Odar (incluido en un top 10 de directores interesantes de la revista Variety tras su ópera prima, El silencio de hielo, 2011) sigue a un joven hacker con aires de super-héroe que busca su lugar en un mundo posmodernista. Encarnado con gran mimetismo por Tom Schilling (nominado al Premio de Cine Europeo por una de las sorpresas del año pasado: Oh boy, 2013), el protagonista se gana con rapidez nuestra fascinación pero también nuestro afecto, convirtiendo este trepidante thriller en una experiencia tan entretenida como hipnótica. Para ello, también es de vital importancia la atmósfera cibernética confeccionada por la fotografía de Nikolaus Summerer, el montaje de Robert Rzesacz y la música de Michael Kamm, tres elementos que, lejos de fascinar por separado, confeccionan una experiencia audiovisual memorable. Aunque a menudo se deja llevar por un peligroso efectismo, Who am I alcanza una meta a la que rara vez se acerca el cine europeo: emplear las técnicas narrativas que tan bien funcionan en Hollywood sin emular los tópicos donde caen tantísimas producciones comerciales. No por casualidad ha sido la primera cinta del festival en encontrar distribuidora española (Abordar Casa de Películas). [82/100] [Anexo: crítica de Andrés Tallón Castro]
Remake, Remix, Rip-Off
Cem Kaya, Alemania/Turquía, 2014.
Resultado de un trabajo de máster y siete años de entrevistas y catalogación de películas, esta asombrosa cinta abre una ventana a la cinematografía turca a partir de la curiosidad despertada por las revisiones (o calcos, según se mire) que el país asiático-europeo realizó a partir de los año 60 como curiosa estrategia comercial. La necesidad lleva a la innovación, pero, cuando abunda la primera y escasea la segunda, se opta por la copia. Y así, la insaciable demanda de nuevas películas por parte del público turco de mediados del siglo pasado llevó a las productoras a hacer sus propias versiones de El mago de Oz, Superman, Star Wars y otros tantos clásicos aprovechando la ventajosa —aunque cuestionable— inexistencia de leyes de copyright. De este modo, el público turco disfrutaba de las mismas historias que el resto del mundo, pero dotadas de una esencia propia y nacional. Resulta, además, especialmente curiosa la introducción de bandas sonoras tan míticas como las de El golpe, Operación dragón o El padrino en todo tipo de escenas de filmes ajenos, dando una sorprendente vuelta de tuerca al mero remake.
Pocos documentales sobre el séptimo arte igualan a este a la hora de sorprender al espectador. Y es que Remake, Remix, Rip-Off —cuyo exhaustivo trabajo de producción es casi tan fascinante como la historia presentada— no es sólo un interesante documento sobre el desconocido cine turco, sino también una fascinante reflexión sobre la constante repetición de la cultura pop. En palabras de Cem Kaya, las películas turcas exploradas en esta cinta no son necesariamente diferentes a las numerosas producciones realizadas en EE.UU. y el mundo entero, ya que se limitan a tomar elementos prestados del universo que las rodea. Hoy en día, las barreras entre la copia y el homenaje están más difusas que nunca. Lamentablemente, Kaya se amilana a la hora de hacer una verdadera reflexión sobre la situación planteada (¿qué sucedería si todo el mundo hubiera emulado el carácter copista de Turquía hasta que no quedara nada que copiar?), pero, dado el extraordinario trabajo de documentación realizado, cabe concluir que esa sería, sencillamente, otra película. [87/100]