La salvadora de almas
crítica de Insidious: Capítulo 3 (Insidious: Chapter 3, Leigh Whannell, 2015).
Tras sus aclamadas colaboraciones en la inaugural Saw (2004) y en la respetable Silencio desde el mal (2007), el director James Wan y el guionista Leigh Whannell volvieron a unir sus talentos en un título que devolvió al subgénero de casas encantadas el brillo de sus mejores tiempos —aquellos añorados años 70 y 80 en donde las sucesivas entregas de sagas como las de Amityville o Poltergeist copaban las carteleras de todo el mundo—con una película que combinaba con destreza los fenómenos extraños con la temática de posesiones demoníacas. Insidious (2010) fue un gran éxito comercial y fue bastante bien recibida por la crítica y los aficionados al género gracias, en buena parte, al excelente manejo de la cámara de Wan —luego ampliamente constatado, en un cambio radical de registro, en la peripecia de acción Fast & Furious 7 (2015)— y su decidida apuesta por el exceso y los golpes de efecto que convertían a la película, sobre todo en su tramo final, en una especie de viaje a través de una terrorífica atracción de feria. Esta tendencia se repitió, de manera bastante más marcada, en Insidious: Capítulo 2 (2013), hiperbólica y muy divertida continuación que multiplicaba los saltos en el tiempo y en diferentes planos entre el mundo de los vivos y el de los muertos. Es una lástima que Wan, en una búsqueda por explorar otros terrenos tras el bombazo de Expediente Warren (2013), su mejor obra hasta la fecha, decidiera finalmente abandonar la silla de director en Insidious: Capítulo 3 (2015). En su lugar, le cede el testigo a su mano derecha Leigh Whannell, que, de este modo, debuta como realizador con un guión del que vuelve a ser autor.
Estamos ante una precuela que retrocede años antes de que la médium Elise Rainier y su equipo fuesen llamados para ayudar al pequeño de los Lambert que, en estado de coma, luchaba contra un demonio que pretendía llevarse su alma y multitud de espíritus desesperados por ocupar su cuerpo. En esta ocasión, la historia se centra en cómo el caso de una adolescente acosada por un ente del más allá hace que Elise saque el valor necesario para aceptar su don y volver a ejercer sus labores como salvadora de almas y, de paso, conozca a Specs y Tucker, los dos excéntricos parapsicólogos que desde entonces la acompañarán en su lucha contra el mal. Esta decisión de otorgarle un mayor protagonismo al personaje interpretado por la excelente Lin Shaye se consolida como uno de los grandes aciertos de la propuesta. Su alabada creación de la vidente Elise —algo así como una versión más pasota de la Tangina encarnada por la diminuta Zelda Rubinstein en la saga Poltergeist— ya fue uno de los platos fuertes de los otros episodios pero aquí este papel está bastante más desarrollado, conociendo detalles de su pasado y sus circunstancias, a la vez que le ofrece a la actriz una mejor oportunidad de lucimiento. Su rostro expectante, iluminado por ese farolillo con el que se interna en la oscuridad del más allá, es capaz por sí solo de crear más tensión que cualquier efecto especial o susto gratuito. Por cierto, de éstos hay muchos, abusando en exceso de unas subidas de sonido que, más que sobresaltar, acaban cansando. A pesar de que Shaye aguanta muy bien el peso dramático de la cinta y está correctamente respaldada por la joven Stefanie Scott y el siempre solvente Dermot Mulroney, los personajes de estos últimos carecen del carisma de los interpretados por Patrick Wilson y Rose Byrne en las otras películas, por lo que el espectador no logra sentir la misma empatía hacia ellos.
«Junto a algunos recursos repetitivos —esos golpes desde el otro lado de la pared no pueden evitar remitirnos a las palmadas de Expediente Warren—, el filme cumple razonablemente bien con su misión de entregar una sucesión de apariciones fantasmagóricas mínimamente efectivas e, incluso, permitirse unas saludables dosis de humor autorreferencial».
Ni que decir tiene que el cambio de director no hacía presagiar nada bueno, especialmente después de los desangelados resultados —artísticos, que no comerciales— de Annabelle (John R. Leonetti, 2014), aquel spin-off de Expediente Warren a mayor gloria de la horrible muñeca “poseída” que aparecía en su interesante prólogo. La falta de una mano maestra como la de Wan quedó allí claramente patente a través de una realización plana y deslucida, así como de un desarrollo de la historia totalmente lineal y previsible. Estas bajas expectativas creadas en torno a Insidious: Capítulo 3 acaban, curiosamente, jugando a favor del producto, ya que, finalmente, éste no está tan mal ejecutado como era de prever. De entrada, es cierto que Whannell carece de la garra visual y su capacidad para crear atmósferas enrarecidas de su antecesor, por lo que el look de este tercer episodio es mucho más convencional y cercano a los de títulos contemporáneos como el remake de Poltergeist (Gil Kenan, 2015) u Oculus: el espejo del mal (Mike Flanagan, 2013) que a los de las dos entregas anteriores, tan deudoras del cine setentero. Ni siquiera en las escenas que tienen lugar en el plano espectral, aun siendo las más logradas, se percibe el ambiente perturbador y de pesadilla que caracterizó hasta este momento a la serie. Junto a algunos recursos repetitivos —esos golpes desde el otro lado de la pared no pueden evitar remitirnos a las palmadas de Expediente Warren—, el filme cumple razonablemente bien con su misión de entregar una sucesión de apariciones fantasmagóricas mínimamente efectivas e, incluso, permitirse unas saludables dosis de humor autorreferencial —esa amenaza constante del ya icónico fantasma travestido hacia Elise o las agresivas maneras de ésta a la hora de enfrentarse a los muertos, a golpes—. Su clímax final, tocado por un halo propio de la espiritualidad de Poltergeist 2: El otro lado (Brian Gibson, 1986) consigue, in extremis, levantar el nivel lo suficiente como para salvar un conjunto digno y entretenido que contaba con todas las papeletas para convertirse en un completo fracaso. Tanto es así que no sería descabellado que tuviéramos más capítulos de Insidious en las próximas temporadas. | ★★ |
José Antonio Martín
Redacción Las Palmas de Gran Canaria
Ficha técnica
Estados Unidos. 2015. Título original: Insidious: Chapter 3. Director: Leigh Whannell. Guión: Leigh Whannell. Productores: Jason Blum, Oren Peli, James Wan. Productoras: Automatik Entertainment / Blumhouse Productions / Entertainment One. Fotografía: Brian Pearson. Música: Joseph Bishara. Vestuario: Ariyela Wald-Cohain. Montaje: Timothy Alverson. Dirección artística: Jason Garner. Reparto: Stefanie Scott, Lin Shaye, Dermot Mulroney, Tate Berney, Leigh Whannell, Angus Sampson.