El hombre que limpió Massalia
crítica de Conexión Marsella (La French, Cédric Jiménez, 2014).
Durante más de cuatro décadas, la ciudad de Marsella se convirtió en un punto clave para el narcotráfico internacional. La pasta de morfina que llegaba, principalmente, desde Turquía, era transformada en heroína de gran pureza por químicos en unos laboratorios clandestinos para su posterior transporte a los Estados Unidos. Esta elaboradísima trama de fabricación y venta de droga, apoyada en muchos casos por miembros de la CIA y agentes corruptos del Departamento de Policía de Nueva York, fue conocida como la Conexión francesa, la cual sirvió para enriquecer a mafiosos corsos como François Spirito o Antoine Guérini, que negociaban al otro lado del charco con nombres del hampa tan míticos como Lucky Luciano, considerado el padre del crimen organizado. Los intentos de la justicia por frenar aquellos oscuros negocios fueron, durante muchos años, infructuosos, hasta que, a mediados de los 70, policías franceses, estadounidenses, italianos y canadienses, en un duro golpe contra la mafia, lograron desmantelar numerosos laboratorios en Francia y detener a los más importantes responsables de la distribución, terminando con la implacable Conexión francesa. Este periodo de la historia criminal ha servido, a lo largo de los años, de fuente de inspiración a numerosas películas, siendo, sin ninguna duda, la más representativa The French Connection, contra el imperio de la droga (William Friedkin, 1971), ganadora de 5 Oscars y todo un clásico de cine norteamericano de la década de los 70 que sigue siendo recordado por el brutal duelo interpretativo entre Gene Hackman y Fernando Rey. Conexión Marsella (2014), primer trabajo en solitario del realizador Cédric Jiménez tras codirigir junto a Arnaud Duprey Aux yeux de tous (2012), thriller terrorista que pasó sin pena ni gloria, se mueve en idénticos terrenos argumentales y estéticos a los de la más dinámica obra del maestro Friedkin.
El filme, basado en hechos reales, muestra la ardua lucha de Pierre Michel, honesto juez de menores ascendido a la lucha contra el creciente narcotráfico francés, con el punto de mira puesto en su mayor enemigo, el líder de la banda organizada Gaëtan Zampa, durante las décadas de los 70 y 80. La cinta nos detalla minuciosamente todos los pormenores de las diferentes pesquisas que llevaron a acabar con el imperio de uno de los mafiosos más influyentes de la historia criminal del país. El personaje de Pierre Michel, conocido también como el Eliot Ness francés, está dibujado como una persona íntegra y obsesionada con limpiar las calles de una droga de la que ha visto morir a muchos jóvenes, anteponiendo su vida profesional a la familiar. El excelente Jean Dujardin, flamante ganador del Óscar al mejor actor por The Artist (Michel Hazanavicius, 2011), es el encargado de darle vida, sacando, una vez más, gran provecho a su físico de galán francés atemporal, y entregando una actuación contenida y muy creíble. En el bando contrario, Gilles Lellouche construye con su papel de Zampa un capo de la droga bastante arquetípico, amenazante y con imprevisibles arrebatos de violencia, pero también vulnerable y empeñado en cubrir de lujos a una esposa que aparenta estar ajena a sus turbios tejemanejes. El trabajo de Lellouche, visceral e intenso, sigue de cerca la linea marcada por aquellos memorables mafiosos que bordaran Robert De Niro o Joe Pesci en magníficos títulos de Martin Scorsese como Uno de los nuestros (1990) o Casino (1995), con los que Conexión Marsella guarda, innegablemente, muchas similitudes en su retrato amoral y violento del mundo del crimen organizado. Sin embargo, lo estereotipado de estos personajes juega en contra de la fuerza dramática de sus conflictos internos y sus motivaciones, dando la sensación de que no se hace toda la justicia que debiera a los interesantes acontecimientos que relata.
«La falta de verdadero nervio es una constante a lo largo de un filme de hechuras clásicas tan entretenido como académico que gana muchos enteros en ese vibrante clímax final».
Pese a sus 135 minutos de metraje y a su gran densidad argumental, con demasiados datos, personajes y subtramas secundarias, el filme de Jiménez consigue no aburrir en ningún momento, gracias, sobre todo, a la hábil dosificación de todos ellos y lo bien contada que está su historia desde el aspecto procesal. También están a la altura de las circunstancias sus escenas de acción, pocas, pero vigorosamente resueltas, así como resulta especialmente encomiable el trabajo de ambientación y una excelente fotografía que recrean a la perfección la Marsella de aquellos años. Otro punto fuerte de la propuesta reside en la magistral selección de canciones tan famosas como These Boots Are Made for Walkin de Nancy Sinatra, Bang Bang (My Baby Shot Me Down) de Cher o el Call Me de Blondie, que acompañan con gran acierto a algunos de los momentos más emocionantes de la historia, pese a que se acerque peligrosamente a la estética del videoclip. En este sentido, Conexión Marsella es una obra cinematográfica que cuida tanto el fondo como la forma, presentando un elegante y cuidado acabado formal en el que poco se le puede reprochar a nivel técnico. Como aspectos negativos estarían la previsibilidad de su desarrollo, repleto de lugares comunes vistos antes en decenas de filmes (la escasa entidad de los personajes femeninos, meras comparsas sin voz ni voto alrededor de los protagonistas; los manidos ajustes de cuentas de los capos con los morosos que no pagan sus cuotas) y que, pese a que tanto Dujardin como Lellouche están impecables individualmente, no consiguen que salten chispas de la pantalla en las escasas escenas que comparten. Esta falta de verdadero nervio es una constante a lo largo de un filme de hechuras clásicas tan entretenido como académico que, también es verdad, gana muchos enteros en ese vibrante clímax final que muestra paralelamente los distintos desenlaces de los personajes de ese juez que no dudó a la hora de combatir el crimen con métodos que, a veces, traspasaban los límites de la ilegalidad, y del temible e incombustible Zampa. | ★★★ |
José Antonio Martín
© Revista EAM / Las Palmas de Gran Canaria
Ficha técnica
Francia, 2014. Título original: La French (The Connection). Director: Cédric Jiménez. Guión: Cédric Jiménez, Audrey Diwan. Productores: Alain Goldman, Genevieve Lemal. Productora: Gaumont. Fotografía: Laurent Tangy. Música: Guillaume Roussell. Dirección artística: Patrick Schmitt. Montaje: Sophie Reine. Reparto: Jean Dujardin, Gilles Lellouche, Benoît Magimel, Guillaume Gouix, Céline Sallette, Dominic Gould, Mélanie Doutey, Féodor Atkine, Bruno Todeschini.