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    Cine Alemán Siglo XXI

    D'A 2015 | Día 10: Queen of Earth / Bird people / The smell of us

    Queen of Earth

    Vías de escape

    Décima jornada del D'A 2015

    La última jornada del D’A todavía nos deparó alguna que otra sorpresa. Por aquellos azares de la organización y reajuste de los horarios que uno mismo se establece para poder ver el mayor número de películas posible, la cinta de Larry Clark The smell of us acabó siendo la última del festival, la que cerraría 10 días de intenso cine en la capital catalana. No sabía si una bacanal de sexo y cuerpos sería la mejor manera de despedirme, aunque la sorpresa fue más que grata al descubrir una película tremendamente sensual desde la simple (según se mire) fisicidad de la piel. Además, también analizamos Bird people, de Pascale Ferran, y Queen of Earth de Alex Ross Perry. Con este texto cerramos nuestras crónicas diarias, aunque no se preocupen, el D’A todavía dará mucho más que hablar…

    Queen of Earth

    Alex Ross Perry, Estados Unidos, 2014

    El cine de Alex Ross Perry es la representación del círculo sin salida. Sus personajes dan vueltas sobre sí mismos, incapaces de escapar del mundo caótico que acaban creando a partir de su cotidianidad. Esta vez, con un poco menos de verborrea y más detenimiento en la imagen, el director americano vuelve a hacer de las suyas en Queen of Earth, un dramón con Elisabeth Moss poniendo todas las muecas de sufrimiento habidas y por haber. La cinta está de nuevo plagada de largas conversaciones que no avanzan y monólogos elípticos, en los que la cámara, sin cortes, se queda colgada del rostro de la actriz, registrando cualquier gesto. La palabra sin dirección alguna, en boca de unas actrices un tanto sobreactuadas, acaba siendo una losa demasiado pesada. Aun así, Ross Perry es capaz esta vez de detener un poco más su mirada y ayudar a que la imagen potencie el ambiente malsano, casi asfixiante, que intenta crear a través de las notas del piano que componen la banda sonora y de unos planos muy cerrados. Esta tensión, sin embargo, acaba surgiendo de manera abrupta de una puesta en escena totalmente desconectada de la historia y sus personajes. De este modo, la voluntad del director de adentrarnos en una atmósfera de tensión latente en cada plano queda impuesta de manera forzada al dotar de una intensidad excesiva a todos y cada uno de los elementos con los que juega (el sonido, la imagen, los diálogos, la dirección de actores). El resultado es una película que no puede escapar de su estructura, incapaz de encontrar una dirección, mientras por el camino carga de impostura cada fotograma. [30|100]

    Bird people

    Bird people

    Pascale Ferran, Francia, 2014

    Podríamos decir que en Bird people hay dos películas. En la primera, que se corresponde con la primera mitad de la cinta, Gary, un directivo americano, decide abandonarlo todo minutos antes de coger un avión a Dubái después de una reunión de trabajo en París. Desde la habitación del hotel en el que se aloja, cerca del aeropuerto, intenta poner punto y seguido a todo lo que ha sido su existencia hasta ese momento: vender las acciones de la empresa, renunciar al trabajo, explicárselo todo a su esposa… Por otro lado, la segunda mitad de la película está dedicada a Audrey, una tímida joven estudiante francesa que trabaja como limpiadora en el mismo hotel en el que se hospeda el directivo americano y que intenta sobrellevar como puede su anodina existencia. Su necesidad de escapar se verá consumada de la manera más surrealista posible, apelando directamente al título de la cinta. Dos historias que bien podrían desarrollarse en dos obra distintas, pero que la voluntad de Pascale Ferran por aunarlas y dotarlas de una especie de voz en común las deja desamparadas. Porque en el último largometraje de la directora francesa hay destellos de oficio y muy buenas e interesantes intenciones. Prueba de ello es la escena inicial. Un viaje en tren hacia el aeropuerto en el que la cámara, como un pájaro que se posa de rama en rama, va descubriendo lo que ocupa el pensamiento de cada viajero. Sin embargo, el resultado final adolece de una falta de unidad; o puede que el largometraje se obligue sobremanera a crear un todo que no acaba de encajar, donde el hilo que une los elementos narrativos es demasiado fino y no aguanta el peso de la trama. [52|100]

    The smell of us

    The smell of us

    Larry Clark, Estados Unidos, 2014

    A estas alturas, es imposible que Larry Clark renuncie a todo lo que ha formado parte de su cine: sexo, violencia, skaters y adolescentes. Pedírselo sería, además, un verdadero sinsentido. Lo que sí que podemos esperar del maestro de Tulsa es que nos proponga nuevas miradas y acercamientos a su universo. Y eso es justo lo que nos propone con The smell of us. Para esta historia de escorts y prostitución en París, Clark prefiere la física a la química, se centra más en la fisicidad y textura de la carne que en la explicitación del intercambio de fluidos. De este modo, puede que estemos ante la película más sensual del director, pero sin dejar de lado la utilización del sexo y el vandalismo como vía de escape a un hogar que, aunque menos opresor que en otras cintas, todavía les es hostil.

    Puede que el gran hallazgo de este trabajo sea la construcción de un personaje tan profundo, nihilista e hipnótico como el efébico Mat. La cámara se pega a su piel, al vello, al sudor. Casi podemos oler su aroma y tocar los poros de su piel, objeto de deseo de adultos y ancianos en busca de carne joven. Estamos, sin duda, ante el personaje más completo y complejo del universo Clark y también al que mira de una manera más curiosa, ensalzando el culto a su cuerpo y su sensualidad. La disfuncionalidad generacional entre los que pagan por los polvos sin alma de Mat y los que se dejan vender como Mat ahonda en la profunda desconexión entre el mundo de los adolescentes y su entorno. Larry Clark lo deja patente mediante la música y la textura de la imagen, cruciales en su puesta en escena. Los jóvenes se graban dando saltos en monopatín sobre un indigente, o sentados en el parque fumando, o incluso manteniendo relaciones sexuales. La cámara del móvil se convierte en la manera inmediata de registrar sus vidas que anula cualquier anhelo de intimidad. Las nuevas formas de la imagen lo invaden todo, sus cuerpos ya no solo están al alcance de quien quiera pagar por tocarlos, sino que pueden verlos a través a de la pantalla del ordenador. La fisicidad e intensidad del acercamiento de Larry Clark contrasta con la superficialidad de sus protagonistas. [88|100]

    Víctor Blanes Picó
    Enviado especial al D'A 2015



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