Más y mejor
crítica a Sirens | Segunda temporada
USA Network / 2ª y última temporada: 13 capítulos | EEUU, 2015. Creadores: Denis Leary & Bob Fisher. Directores: Richie Keen, Michael Blieden, Steve Pink, John Enbom, Jay Karas, Bob Fisher. Guionistas: Bob Fisher, Denis Leary, Erik Durbin, Spencer Sloan, Ken Rogerson, Annabel Oakes, Sarah Walker, Mark Blecha. Reparto: Michael Mosley, Kevin Daniels, Kevin Bigley, Jessica McNamee, Bill Nunn, Josh Segarra, Kelly O`Sullivan, Maura Kidwell, Kirsten Fitzgerald, Emily Peterson, Ashleigh LaThrop, Lenny Clarke, Jesse Luken. Fotografía: Ted Lichtenfeld, William R. Nielsen. Música: Tree Adams.
Y cómo empezó, terminó. La primera sitcom de USA Network ha sido cancelada apenas diez días después de terminar la segunda temporada, irónicamente más potente y mejor armada que la primera. Parece que las audiencias no eran lo suficientemente grandes y que la cadena no poseía Sirens al 100%, por lo que había más voces en juego a la hora de decidir si esta fantástica comedia de Denis Leary y Bob Fisher regresaba por una tercera tanda, aunque fuera una de despedida. Ese es uno de los peligros de las series con tramas episódicas y unas historias generales vagamente desarrolladas, que no crean la necesidad de cierre, aunque los fans sí echaremos de menos las andanzas de este trío de TES que viven en Chicago y se cruzan cada día con una realidad distinta, siempre divertida y plausible. Esta segunda entrega, de 13 episodios, ha logrado mantener y hasta mejorar la frescura de las tramas, las interacciones de los personajes y no tener que recurrir a la exageración o la hipérbole como arma cómica para arrancar la risa. No. Anclados en el realismo, bastaba la actitud profesional de los personajes y sus charlas sobre lo divino y lo humano y las peculiaridades de las personas, para hacer reír a un espectador rendido ante el carisma de los personajes principales.
De cara a esta nueva tanda, los responsables tomaron la sabia decisión de descartar al tan atractivo como tonto Billy como amenaza a la relación de Johnny y Teresa, convirtiéndolo en el novio de Maeve, hermana de ésta en constante e hilarante pelea fraternal. Además, por si hiciera falta, hicieron fijo a Bill Nunn (Cash) y así terminaron de hacer oficial las escenas de rigor donde todos los TES, y muchas veces la pareja de policías Teresa y Billy, se reunían en la sala de descanso del cuartel médico y hablaban de los temas de cada episodio. Exponían opiniones distintas y servían chiste tras chiste en una muy eficaz coreografía cómica, basada en el brillo compartido y la cesión de los remates de la broma. Si hubiera justicia en el mundo de los premios televisivos, y sabemos que no la hay, el conjunto de intérpretes de Sirens estaría nominado como Mejor reparto de comedia en los próximos Premios del Sindicato de Actores. Y es tan importante enfatizar esto, la compenetración total de esta decena de actores/actrices, porque la serie consistía esencialmente en verlos obrar su magia y defender unos libretos con ritmo, chispa e inteligencia. ¿Que tras un tiempo la estructura era algo mecánica? Puede ser, pero los guionistas se las ingeniaban para que las situaciones con los pacientes –o delincuentes si había subtramas policiales– nunca se parecieran la una a la otra. Los adictos a las drogas que tratan de engañar en los hospitales con dolencias falsas, la jurisdicción sobre a quién llamar cuándo hay mascotas involucradas en un percance, los partos en el hogar, la gente con aversión a los hospitales, la dependencia que alguien salvado puede crear con su TES, el desprecio que se les da en comparación con la policía o con los doctores. Estos y muchos temas más son tratados a lo largo de la temporada, que indaga también en la vida sentimental de su trío protagonista sin pasarse nunca al lado más empalagoso de la cuestión.
Es algo indescifrable cómo Sirens ha sido capaz en su corta existencia de seguir los clásicos parámetros de la sitcom siempre con el punto justo para que no acabara resultando cargante. El trabajo de Denis Leary como creador, protagonista y ocasional director en la inminente comedia de FX Sex&Drugs&Rock&Roll ha limitado su participación como guionista en esta temporada, y con ella la de su co-creador Bob Fisher. Solo han escrito un episodio –el estupendo Six Feet Over/Under (2.11)– y Fisher dirigió Balls (2.10), pero el resto de la sala y las nuevas adquisiciones han mantenido a la perfección su voz cómica. La serie tampoco ha tenido miedo alguno de tocar temas serios, como la muerte, la influencia de la mafia local o las presiones en las que viven las madres solteras, pero lo hace también con ese toque especial que permite afrontar la gravedad de lo contado sin que el tono cómico se resienta. Sirens triunfaba en el montaje paralelo de las subtramas y ante todo por la capacidad de los guionistas para exprimir bien las situaciones en poco más de 20 minutos. Su final de temporada, que no expresamente de serie, juntó al menos a todos los personajes en una suerte de reunión feliz premonitoria del oscuro destino, unos puntos suspensivos que han resultado ser finales. La conjunción de los elementos le confería a esta comedia un nivel de calidad no muy frecuente, que hace que merezca mucho la pena reivindicarla, y más al saber que pasará a formar parte del cementerio de las series interrumpidas antes de tiempo. | ★★★★ |
Adrián González Viña
Redacción Sevilla