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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica en serie | Justified (2010-2015). Final

    Justified (2010-2015)

    La placa marca la diferencia

    análisis final de Justified (2010-2015)

    FX / Justified / 6 temporadas: 78 capítulos | EE.UU, 2010, 2011, 2012, 2013, 2014, 2015. Creador: Graham Yost, basado en el relato de Elmore Leonard “Fire in the hole”. Directores: Adam Arkin, Jon Avnet, Peter Werner, Michael Dinner, John Dahl, Bill Johnson, Michael W. Watkins, Gwyneth Horder-Payton, Don Kurt, Dean Parisot, Tony Goldwyn, Michael Pressman, otros. Guionistas: Graham Yost, Benjamin Cavell, Fred Golan, Dave Andron, Chris Provenzano, Taylor Elmore, Ingrid Escajeda, VJ Boyd, Leonard Chang, Keith Schreier, Elmore Leonard como argumentista, otros. Reparto: Timothy Olyphant, Walton Goggins, Joelle Carter, Nick Searcy, Jacob Pitts, Erica Tazel, Jere Burns, Natalie Zea, David Meunier, Jonathan Kowalsky, Rick Gomez, Raymond J. Barry, Jesse Lunken, Damon Herriman, Jeremy Davies, Mykelti Williamson, Kaitlyn Dever, Abby Miller, Jim Beaver, Demetrius Goose, Linda Gehringer, Sam Anderson, Kevin Rankin, otros. Fotografía: Francis Kenny, Stefan Von Bjorn, Richard Crudo, otros. Música: Steve Porcaro.

    ¿Qué diferencia a veces a un criminal de un policía? En un clima como el actual, donde nos llegan noticias cada día de cómo agentes de la ley –en muchos casos estadounidenses– matan gente en servicio, presos de las circunstancias, el fin de una serie como Justified: la ley de Raylan es de lo más oportuno. Una serie que arranca con un agente de la ley que mata a sangre fría a un criminal tras crear las circunstancias que le podrían salvar posteriormente de la situación y que termina, 78 capítulos y más de cinco después, con una situación que funciona como espejo de ese arranque, donde el agente de la ley no dispara. Porque ha cambiado, porque varios años de vuelta en su ciudad natal y todo lo que ha visto, hecho y experimentado le han hecho crecer. Y en eso consiste muchas veces una serie, si se hacen bien las cosas. Es mostrar que los seres humanos crecen, maduran –aunque puede que en lo esencial no cambien– y que en el tiempo que hemos pasado a su lado hemos sido testigos de algo especial. Justified: la ley de Raylan es una de esas series hechas desde la autoconsciencia de lo que se está haciendo, donde cada parte parece minuciosamente conectada con las otras y la idea de un plan final sobrevuela cada segundo de metraje. Ni decisiones baladí ni pasos en falso, al menos fuera de lo que se puede prever, claro. La cada vez más constante actividad como director de Adam Arkin hizo imposible que Theo Tonin fuera el gran malvado que estaba previsto, y la salida como fija de Natalie Zea limitó las tramas de Winona hasta el punto de ser más que nada la sufriente madre de la hija del protagonista, pero vista la serie entera se puede observar que estos imprevistos fueron salvados con más o menos pericia y que, lo más importante, las seis temporadas de duración funcionan como un Todo compacto.

    Justified (2010-2015)

    Un Todo que comienza cuando el marshal Raylan Givens (estupendo Timothy Olyphant, en plena sintonía con su personaje) es enviado a su condado de nacimiento en Harlan, Kentucky como castigo por sus excesos en Miami. Allí es puesto bajo la supervisión de Art Mullen, trabaja con los agentes Tim y Rachel y reconecta con su ex-esposa Winona y una antigua compañera de instituto, Ava Randolph, que semanas antes ha matado a su marido Beau Crowder tras años de malos tratos. La primera misión de nuestro protagonista es proteger a la mujer de la furia de su cuñado Boyd (extraordinario Walton Goggins, actor de muchos registros), y al final del piloto se produce el primero de muchísimos careos entre Raylan y Boyd, que trabajaron juntos en la mina con veinte años y que serán hasta el final héroe/némesis. O antihéroe/némesis. Ambos relucientes de carisma, eso seguro. La historia va a avanzar entonces sirviendo la crónica de la actividad profesional y personal de este grupo de personajes, sirviéndose de una estructura de caso-por-episodio que en manos de Graham Yost y sus guionistas dejó de ser pronto autoconclusiva, ya que la mitología del mundo creado empezó a crecer y a crecer. La vida criminal en Harlan frente a los intentos de contenerla de las fuerzas de la ley, y nuestros protagonistas metidos en medio. Capítulo tras capítulos, los casos se presentaban, resolvían o alargaban en función de lo pensado por los responsables, y cada semana se penetraba más en la personalidad de los personajes y se perfilaba una de las máximas de toda la serie: la importancia, para bien y para mal, de la familia. El legado tóxico de la sangre, el miedo al fantasma del futuro que uno ve reflejado cuando mira a sus mayores, y la posibilidad de escapar de un destino marcado a fuego o el miedo de pasarlo a la siguiente generación. Aunque esta marca pueda ser autoimpuesta. De todo esto y más ha logrado hablar este eficaz híbrido de policiaco y western, comedia negra y drama intenso. Su gran pero, que se ha mantenido hasta el final, es el mal empleo de los agentes Tim Gutterson y Rachel Brooks, usados en casi toda la serie como secundario-recurso cuyos conflictos no se exploraban en exceso. Al principio de la serie sabremos que Tim sufre Síndrome de Estrés Post-Traumático tras su paso por la guerra de Irak; y que Rachel es una agente de lo más eficiente y equilibrada que debe luchar contra prejuicios por su género. Cuando el último episodio termina ambos habrán cambiado, ya sea en su vida o trabajo, pero estos cambios serán más una frase de guión que una concienzuda exploración de su persona. Por decirlo de otra forma, la historia termina y no sabemos mucho más de ellos que cuando empezó. Y eso no es bueno. Eso sí, también están cargados de atractivo, que se desprende del trabajo de Erica Tazel y Jacob Pitts.

    Justified (2010-2015)

    “Carisma” es una palabra clave para hablar de Justified: la ley de Raylan. Con el mundo del legendario Elmore Leonard (que participó en algunos capítulos como argumentista y visitaba de vez en cuando la sala de guionistas) como punto de partida, la voz narrativa de la serie tenía ya claramente definido el estilo. El equilibrio entre humor, violencia, tipos duros, criminales de mucha y poca monta, chicas fuertes, situaciones con sorpresa y jugueteos con la (i)legalidad. Un equilibrio siempre sostenido, aunque el humor empezó a decrecer en las dos últimas temporadas, ya que la gravedad de lo contado impedía que surgiera con naturalidad. Se echaba de menos pero era un comprensible precio a pagar. La serie avanzó perdiendo ese elemento episódico y dando lugar a arcos argumentales cada vez más amplios, que recogían las actividades criminales de los malos y la tarea de los marshals de capturarlos. Una visión que se volvió periférica con la inclusión de todas las esferas del mundo delicitivo y también el aspecto legal del lado de la justicia. De la mafia de Miami o los neonazis se pasó con los años a las peligrosas las familias de criminales, una fórmula elástica que dio el mejor de sus resultados en la mejor temporada de la serie, la segunda. En estos trece capítulos, por los que Olyphant y Goggins fueron nominados al Emmy, se afianzó un tono perfecto y se puso el listón muy alto con sus múltiples historias paralelas, que volvían sin remedio a la imponente figura de Mags Bennett, interpretada por una sobrenatural Margo Martindale, merecidísima ganadora del Emmy como Mejor actriz de reparto en drama y una matriarca venenosa que representaba uno de los grandes temas de Justified: la ley de Raylan: el contraste generacional entre las antiguas y las nuevas costumbres, además de la ambigüedad y amabilidad como manera más letal de ser malvado. La estructura se volvió a usar, pero nunca con tanta eficacia.

    Justified (2010-2015)

    Los personajes empezaron a tener su buena ración de golpes y heridas (tanto físicas como emocionales) y se curtieron cada vez más, enfrentándose así a lo que los guionistas iban conjurando en su camino. Siempre con la intención máxima de ser un policiaco entretenido e ingenioso. Uno trufado de magníficas subtramas (el robo de Winona, la inclusión de Boyd en los altos círculos de Harlan, la relación entre Tim y Colt, el monumental y entendible desencuentro entre Art y Raylan, la peligrosa estancia en la cárcel de Ava) que cruzaban casi irremediablemente los caminos de los personajes principales, a los que se unió de manera fija el escurridizo Wynn Duffy tras cuatro temporadas como machacado y peculiar secundario de lujo. Cada entrega traía la creación de personajes nuevos memorables o la recuperación de una galería de presencias esporádicas rica en gracia y personalidad, creando una suerte de mapa geográfico e interactivo no solo de la zona sino del ánimo de los muchos mundos aquí convocados. Un mapa que bebía de sí mismo y se ampliaba con la misma facilidad, recuperando y matando a los personajes con ánimo de dar testimonio de que la vida de estos seres humanos no es fácil, y nunca puede serlo si se dedican a delinquir o perseguir delincuentes. A veces ambas cosas. El tono puede que fuera ligero, pero esto no quita que lo contado no fuera grave. Las acciones tenían consecuencias serias, se cobraban bajas y costaban cosas a los personajes, sobre todo a los más obcecados. El mundo de esta serie de FX (que ha terminado tras seis temporadas por expresa decisión de sus responsables al creer que había llegado al momento de despedida, y no porque el éxito ya no la acompañara) es un mundo de obsesiones, de mantras que persiguen y no dejan vivir con libertad. ¿La meta? Dinero para empezar una vida en otro sitio o detener a los malos y así vivir una existencia más tranquila, aunque ambos son difíciles cuando una canción usada varias veces a lo largo de la serie reza: “nunca saldrás vivo de Harlan”.

    La perspectiva de la serie era fuertemente masculina, y esto a veces se dejaba notar en exceso con la inclusión en las temporadas de algún interés amoroso para Raylan o que el único paradigma posible de mujer fuera la “tipa dura”, algo presente desde el trío del principio (Ava, Rachel, Winona) hasta la aparición de Katherine Hale (estupenda Mary Steenburgen) como última villana de la función, una sibilina mujer que trae la perdición de varios personajes, y por el camino la suya propia, en pos de una venganza. También, y eso es lo mejor de que el punto de vista sea tan marcadamente varonil, se conjura en las figuras de Raylan y Boyd una exhaustiva exploración del hombre adicto al riesgo, siendo capaz de ver detrás del arquetipo, desmontando el sentimiento que se esconde detrás de su máscara sin hacer concesiones a lo fácil. Hay por lo tanto retratos de hermosa amistad, compañerismo y relaciones complicadas y tóxicas. Una reivindicación del duro trabajo de las fuerzas del orden y de cómo la Autoridad puede ser cuestionada o usada en función de lo que pida una situación. Raylan, mucho más que sus compañeros, gusta de conseguir resultados a casi cualquier precio. Aunque sus métodos sean cuestionables.

    Justified (2010-2015)

    El universo de Justified: la ley de Raylan es uno donde cada decisión tenía sentido y sumaba más y más hasta volver inexorablemente al comienzo de la historia. Es prueba del talento de Yost y su gente (con Fred Golan, Dave Andron, Benjamin Cavell y Chris Provenzano como guionistas presentes desde la primera temporada) que parezca inapelable cuando está siendo escrito cada semana. Al final, serán Raylan y Boyd enfrentados y Ava en el medio, tratando de sobrevivir a lo grande. El criminal enamorado locamente de ella, el justiciero queriendo salvarla de un horror en el que ella entró voluntariamente y la mujer que los supera en ingenio y suerte a ambos. Se hacen promesas, se requiebran las expectativas y el espectador es testigo de la tensión a cada paso. Toda la trama criminal creada en las últimas dos temporadas, que venía a redondear lo ya establecido en las cuatro anteriores, servía para armar el contexto perfecto para lanzar a este trío de personajes a un asfixiante juego de verdades y mentiras, lealtades y traiciones que a veces peca de dilatado pero que se remata con un desenlace bastante bueno. Un punto y final que no se escapa de algunas cosquillas en cuanto al uso de los personajes y los pequeñísimos parches usados para que todo encaje, pero que al final es memorable en cuanto a que honra las enseñanzas del fallecido Leonard y deja un regusto que el espectador sabe va a durar. Tras cinco años y 78 capítulos, el seguidor fiel siente que también puede decir eso de “trabajamos juntos en una mina de carbón”. Y sentirse en paz recordando estas memorables palabras de despedida. | |

    Adrián González Viña
    Redacción Sevilla


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