Promesa incumplida
crítica a CSI: Cyber (2015-) | Temporada 1
CBS / 1ª temporada: 13 capítulos | EE.UU, 2015. Creadores: Carol Mendelsohn & Ann Donahue & Anthony E. Zuiker. Directores: Eagle Egilsson, Jeff Thomas, Richard J. Lewis, Howard Deutch, Eriq La Salle, Rob Bailey, Kate Dennis, Nathan Hope, Dermott Downs, Alex Zakrzewski, Aaron Lipstadt, Anton Cropper. Guionistas: Anthony E. Zuiker, Carol Mendelsohn, Ann Donahue, Pam Veasey, Craig O´Neall, Kate Sargeant Curtis, Thomas Hoppe, Matt Whitney, Michael Brandon Guercio, Denise Hahn, Richard Catalani, Carly Soteras. Reparto: Patricia Arquette, James Van Der Beek, Peter MacNicol, Charley Koontz, Shad Moss, Hayley Kiyoko, Michael Irby, Alexie Gilmore, Jason George, Angela Trimbur. Fotografía: Marshall Adams, Joseph Broderick. Música: Jeff Russo & Ben Decter.
De una manera muy sutil –y quizás sea solo un retorcido pensamiento por parte de este crítico–, CSI: Cyber parece una respuesta reaccionaria al extraordinario largometraje documental Citizenfour (Laura Poitras, 2014), donde se documenta el testimonio de Edward Snowden, denunciando las abusivas prácticas cibernéticas del gobierno de los Estados Unidos. Que la primera noticia que tuviéramos de la serie fuera en febrero de 2014 y que el documental no llegara hasta octubre del mismo año hace pensar que no hay connivencia, aunque no ha sido hasta marzo de 2015 que la serie en sí ha hecho su llegada. Y es que CSI: Cyber nació como episodio de prueba dentro de la serie madre. En Kitty (14.21), la agente especial Avery Ryan (estupenda Patricia Arquette, a la que el personaje se le queda pequeño) hizo su entrada en el mundo de las unidades de criminalística, y convenció lo suficiente a la audiencia como para que los mandamases de CBS le dieran una oportunidad a medias. Una temporada de 13 entregas a estrenar después de la 15ª, y resulta que última, temporada de CSI: Las Vegas (2000-2015). Ryan volvió a salir en una escena de The Twin Paradox (15.4) para que el público no la olvidara, y apenas dos semanas después de que Arquette ganara su Oscar por Boyhood (Richard Linklater, 2014), este cuarto spin-off llegó a nuestras pantallas con una recepción moderada. A diferencia del resto de entregas de la franquicia, la originalidad aquí reside en que no se lidia tanto con cuerpos, sangre o pruebas físicas. Lo que el grupo del CTOC (en inglés, Centro de Operaciones de Ciber Amenazas) se encarga de investigar es la identidad virtual de los criminales, el cómo y por qué de sus acciones, y el alcance del daño.
CSI: Cyber debería servir en última instancia para que la audiencia se dé cuenta de los peligros de la red, el amplio porcentaje de internet que está oculto para los usuarios no expertos. Y cómo los agentes del FBI o las altas esferas de la Autoridad usan el total y absoluto control que han establecido para que el malo de turno no se salga con la suya. Lo que hace el policiaco semana tras semana –y aquí puede estar lo reaccionario– es crear casos donde tales abusos se justifiquen indirectamente porque así se pueden salvar vidas. Triangular el paso de un coche por una calle determinda porque las ruedas de los últimos modelos emiten señales que los postes eléctricos pueden registrar o escrutar la procedencia de un paquete según el peso del mismo y la zona aproximada de dónde pudo haber venido son acciones justificadas cuando hay gente que puede manipular los frenos de una montaña rusa o provocar incendios sobrecalentando a distancia los electrodomésticos. El gran valor de la serie era mostrar lo peligrosos y enrevesados que son los cibercrímenes, en un mundo que todavía no reconoce en determinadas circunstancias su existencia. Para hacerlo, Anthony E. Zuiker se unió a sus habituales co-creadoras Carol Mendelsohn y Ann Donahue, nombraron a Pam Veasy como showrunner (como ya hiciera en CSI: Nueva York (2004-2013) durante gran parte de la serie) y se basaron en la figura de Mary Aiken, ciberpsicóloga y directora del Centro de Investigación de CiberPsicología RCSI.
«CSI: Cyber volverá en octubre con una segunda temporada y la incorporación de Ted Danson (D.B. Russell de CSI: Las Vegas) como gran novedad, y quizá la visita al taller de guión no le venga mal, pero no hay muchos motivos para ser optimista. Nos prometieron algo nuevo...»
A partir de ahí el segundo gran valor de CSI: Cyber, su toque de distinción: es el primer spin-off de la saga con una protagonista como jefa de la unidad encargada de investigar los casos. Aunque existían ya las figuras de Catherine, Calleigh y Stella en las anteriores entregas de CSI, siempre eran la segunda de abordo del protagonista masculino. Aquí no. Está Avery Ryan, de ella surge la idea de montar el CTOC y ella recluta a los miembros, todo bajo la supervisión del enlace con el FBI Simon Sifter (el eficaz Peter MacNicol), que no volverá en la segunda temporada porque se van a hacer cambios para tratar de atraer una mayor audiencia y no acabar del todo con la franquicia, que a nivel internacional sigue funcionando estupendamente. Lo curioso es que esos cambios que de verdad podrían mejorar la serie, que tiene un potencial grande, no parece que sean los que finalmente lleguen. El gran problema de CSI: Cyber es que Zuiker y sus guionistas siguen escribiendo como hace 15 años, cuando empezó toda esta idea de centrar las tramas en los laboratorios de criminalística y dejar que las pruebas contasen la historia. La esencia del crimen es la misma, sí, porque lo ha sido desde siempre, pero el mundo no es el mismo. Si se quiere hacer un drama de calidad, ya no se pueden hacer historias criminales con secuestros de bebés para preocupar a la audiencia, o plantear situaciones límite que involucren a los protagonistas cuando sabes que ninguno va a ser seriamente herido. Y los momentos más redundantemente sentimentales, con el casi obsceno uso de la cámara lenta y la música emotiva, no pueden sino dar vergüenza ajena, además de ser más que evidente que al reparto le cuesta darles credibilidad.
Lo que puede hacer que un espectador mínimamente exigente termine la temporada es el interés que despierta su tema de partida. Sin entrar en debates sobre la exactitud de los procedimientos, más que nada porque existen las conocimientos necesarios para empezarlo, es increíble comprobar las posibilidades que la red ofrece, y cada entrega es un nuevo aprendizaje y una pertinente lección de cuidado. Vale que la parte cibernética sea explicada constantemente para que el espectador no se pierda y que se usen terceros para explicar las cosas bien claritas, siempre en forma de pregunta básica y con numerosos insertos digitales en 3D para que lo intangible sea materializado. Esto y la dinámica de tener a una mujer como líder del grupo con interesante pasado traumático, además de la acostumbrada competencia técnica de las series de la franquicia, salvan a CSI: Cyber de la quema absoluta. Lo demás, ya sea los problemas personales de los protagonistas, el forzado humor de las situaciones o el desarrollo de la parte más humana de los casos, huele a fórmula aplicada sin mucho entusiasmo. Por una parte es comprensible, cuando las cuatro series suman 777 capítulos, 35 temporadas y casi tres lustros, pero por otra es resultado de acomodarse y no querer ofrecer algo nuevo. CSI: Cyber volverá en octubre con una segunda temporada y la incorporación de Ted Danson (D.B. Russell de CSI: Las Vegas) como gran novedad, y quizá la visita al taller de guión no le venga mal, pero no hay muchos motivos para ser optimista. Nos prometieron algo nuevo. Nos mintieron. | ★★ |
Adrián González Viña
Redacción Sevilla