Reválida por la Palma de Oro
Aunque terminaría triunfando en los Oscars, los Globos de Oro, los BAFTA y los Premios de Cine Europeo, la aclamadísima La gran belleza (2013) se fue de vacío en el festival de Cannes, precisamente un espacio que parecía hecho para ella. Su creador, el italiano Paolo Sorrentino, artífice de joyas como Las consecuencias del amor (2004) o Il Divo (2008), vuelve al certamen cinematográfico más prestigioso del mundo con su obra más internacional hasta la fecha: La juventud. Se trata de la sexta vez que el cineasta compite por la Palma de Oro, pero en esta ocasión lo hace con un reparto tan popular como efectivo reunido gracias al éxito de su anterior cinta: los justamente oscarizados Michael Caine (Hannah y sus hermanas, 1986), Rachel Weisz (El jardinero fiel, 2005) y Jane Fonda (El regreso, 1978), el nominado Harvey Keitel (Bugsy, 1991) y el prometedor Paul Dano (imparable desde Pequeña Miss Sunshine, 2006). La presencia secundaria de la mítica Jane Fonda es especialmente apropiada considerando el título del film (las fuentes dicen que cuenta 77 primaveras, pero el tiempo lleva años sin pasar por ella). En cualquier caso, es emocionante imaginar el partido que Sorrentino sacará de estos intérpretes, a los que, de entrada, resulta extraño contemplar hablando italiano con tal fluidez.
La juventud (La giovinezza) sigue a un gran director de orquesta retirado (Caine) de vacaciones en los Alpes junto a su hija (Weisz) y un amigo cineasta en crisis imaginativa (Keitel) al que la propia reina de Inglaterra insta a volver a trabajar. Si La gran belleza parecía emular a La dolce vita (1960), esta sinopsis recuerda inevitablemente a otra obra maestra del gran Federico Fellini: Fellini, ocho y medio (1963). Empero, la trama es lo de menos, porque —como sucede con Fellini— el cine de Sorrentino es un cine de sensaciones; sólo hay que ver el hipnótico tráiler para comprobarlo. Tras presentarse en Cannes el 20 de mayo, la cinta llegará directamente a las salas italianas, que siempre lo reciben con los brazos abiertos. Los premios David di Donatello ya tienen una clara favorita, pero habrá que esperar unos días para descubrir si el prestigioso festival francés se rinde por fin ante los encantos de uno de los realizadores europeos más admirados del momento.