Recovecos de una memoria fragmentada
Tercera jornada del D'A 2015
Todavía con las imágenes de la fantástica Güeros en la cabeza, el D’A nos volvió a dar una ración de buen cine el domingo. Las protagonistas de la jornada fueron las cuatro directoras de Les amigues de l’Àgata, que presentaron su película en una sala a rebosar. Tal ha sido el éxito que ya se ha programado otro pase para el próximo domingo. Además, pudimos descubrir una pequeña joya francesa, La chambre bleue, de Mathieu Amalric, y volvimos a disfrutar con la sencillez del maestro surcoreano Hong Sang-soo.
La chambre bleue
Mathieu Amalric, Francia, 2014
La memoria, en ocasiones, funciona como un puzle gigante que debemos armar para entender los acontecimientos pasados. Esta idea de piezas esparcidas en la mesa que hay que tratar de encajar supone la idea detrás de la puesta en escena de La chambre bleue. Los recuerdos de las noches de amor al amparo de una habitación azul aparecen fragmentados. Los cuerpos desnudos de los amantes se muestran incompletos, incapaces de llenar el plano. La imagen funciona como la mente, seleccionando el instante abrupto que aparece en nuestro inconsciente y que nos remonta al pasado vivido.
La nueva película de Mathieu Amalric, adaptación de la novela del belga Georges Simenon, es un estudio del recuerdo, del mirar al pasado cuando estamos entre las cuerdas. Julien mantiene una relación extramatrimonial con Esther, una antigua conocida que regenta la farmacia del pequeño pueblo donde vive. Sin embargo, su idilio puede tener mucho que ver con un desgraciado acontecimiento que ha tenido lugar y ahora parece que recordar cada detalle de lo sucedido es clave para defender su inocencia. Este argumento puede que sea una simple excusa. Lo que ocurrió realmente pasa a un segundo plano para poner en relieve la manera en la que recordamos el momento. De ahí que la comparación con un rompecabezas sea ineludible. La chambre bleue podría definirse como una película-puzle menos interesada por la verdad que descubren las piezas una vez encajadas y más proclive a analizar el proceso de buscar estas piezas imperfectas para lograr que encajen en nuestro recuerdo. Una pequeña joya que pasó por Cannes en 2014 y que parecía escondida en la programación del D’A. [91|100]
Hill of freedom
Jayuui eondeok, Hong Sang-soo, Corea del Sur, 2014
El cine de Hong Sang-soo está hecho a partir del encuentro humano. El director surcoreano se empeña de nuevo en radiografiar la esencia de los seres que pueblan sus películas sentándolos en una mesa llena comida y grandes dosis de alcohol. Sus personajes se emborrachan y se enzarzan en conversaciones repetitivas sobre temas anodinos o trascendentales. Da igual. Lo importante es que se establezca la comunicación. En Hill of Freedom, el director surcoreano repite por enésima vez la fórmula. Esta vez, sigue los pasos de Mori, un joven japonés que viaja a Seúl en busca de un antiguo amor. Mientras trata de encontrarla, conoce a una serie de personas con las que llega a intimar.
Lo que reluce entre los tics de siempre de Hong Hang-soo (la renuncia al plano contra-plano en las conversaciones, los triángulos amorosos, los largos planos…) es la desestructuración temporal del relato. Las cartas que escribe Mori a su amada, donde le explica cronológicamente la búsqueda que emprende, se traspapelan y la imposibilidad de volverlas a ordenar de manera lógica establece el planteamiento que seguirá la cinta. Aun así, continúa apostando por la sencillez y depuración de la imagen, sin ningún tipo de artificio, remitiendo a la pureza del cine que reivindicaba Bazin. La película acaba siendo amena, disfrutable, incluso hasta simpática, pero no deja de ser un territorio en el que el cineasta se siente cómodo, cosa que ha demostrado en demasiadas ocasiones. Ya hemos visto muchos Hill of freedom con la misma firma. [56|100]
Les amigues de l’Àgata
Laia Alabart, Alba Cros, Laura Rius, Marta Verheyen, España, 2014
Con Les amigues de l’Àgata asalta, de entrada, una duda un tanto peculiar: una película rodada por cuatro amigas que trata de cuatro amigas adolescentes… ¿cuánto tendrá de autobiográfica? Además, la cinta ha sido la única película que ha colgado el cartel de «no hay entradas» antes de que empiece el festival, hecho que, si bien destacable, no debería sorprendernos. Les amigues de l'Àgata es una cinta eminentemente local, trabajo de final de curso de la Universidad Pompeu Fabra, rodada en Barcelona y la Costa Brava por 4 directoras y 4 actrices catalanas. Este ha sido su estreno en Cataluña: el lleno de la sala estaba asegurado. Sin embargo, eso no está reñido con la calidad del filme.
Dejando de un lado la curiosidad y otros datos interesantes, lo cierto es que la cinta es una ópera prima más que solvente que explora la alegre existencia de cuatro amigas del colegio y cómo sus relaciones se alteran al pasar a la universidad. La película se apoya en dos elementos clave. Por un lado, en la sutileza con la que se tratan los conflictos. Las directoras renuncian al montaje (relegado a un simple nexo entre escenas) y al subrayado para convertir la cámara en un testigo fijo de lo que ocurre ante ella, dejando que sea el tiempo el que presione el plano y lo dote de significado. La elipsis juega un papel principal en esta concepción. Las directoras escogen instantes totalmente aleatorios, con un punto de liviana cotidianidad adolescente, que van desde pequeños momentos íntimos tiradas en un parque hasta un visionado nocturno en una pantalla de ordenador de Foxes, de Adrian Lyne, un referente claro de la cinta. Esta arbitrariedad en la selección del momento, y una querencia de la cámara a colgarse del gesto y del rostro de las protagonistas, tiene como resultado una definición mucho más concreta de lo que cabría esperar de las cuatro jóvenes y una sensación de realidad palpable.
El otro elemento que sustenta a la cinta es la interpretación de las cuatro actrices protagonistas. Su naturalidad, alejada de imposturas y estridencias, ayuda a componer el tono de la película, que en ocasiones parece estar cerca de la improvisación coreografiada. El trabajo de las cuatro actrices y el buen gusto fílmico de las cuatro directoras se unen para configurar una puesta en escena cuyos elementos, desgranados anteriormente, vienen a potenciar la naturalidad expresiva de sus rostros. Si bien al final se rompe su perfecta sutileza con la innecesaria y excesiva verbalización del conflicto, Les amigues de l’Àgata supone un acercamiento veraz e hipernaturalista a la evolución de la amistad adolescente desde un punto de vista nada afectado. [82|100]
Víctor Blanes Picó
Enviado especial al D'A 2015