Pasados y futuros
Sexta jornada del D'A 2015
Sexto día del D’A marcado por películas que juegan con la representación del tiempo. Si en The Duke of Burgundy, de Peter Strickland, la atemporalidad busca potenciar la atmósfera creada, en Sueñan los androides Ion de Sosa mira a un futuro que es demasiado parecido con el presente que vivimos, estableciendo el tiempo como uno de los ejes significativo de su historia. Además, nos acercamos a Searching for Meritxell, de Burnin’ Percebes, la enésima propuesta enmarcada en el fenómeno del «posthumor».
The Duke of Burgundy
Peter Strickland, Reino Unido, 2014
Tras la inquietante Berberian Sound Studio, el nuevo largometraje de Peter Strickland vuelve a sorprender por su capacidad de crear atmósferas enfermizas, especialmente a través del tratamiento del sonido. Si su anterior largometraje de ficción era un homenaje al giallo italiano, en The Duke of Burgundy el director se centra ahora en el deseo, el amor y la dominación como motores de la relación entre Cynthia y Evelyn, dos mujeres que comparten su amor por la fragilidad de las mariposas y que han creado su propio ecosistema de cohabitación.
El relato de Strickland es totalmente atemporal. Las referencias al tiempo y al lugar se eliminan por completo para dejar que sea el ambiente creado por la puesta en escena el único capaz de contextualizar las imágenes. Strickland decide dejar de un lado la explotación morbosa de la relación sadomasoquista para apostar por la sutileza visual y la intensidad sonora, que van dirigiendo la película hasta los terrenos del terror psicológico. La circularidad en el rol de sumisa y dominatrix crea un juego de espejos entre ellas que nos hace replantearnos cada escena. De este modo, sus rituales amorosos de dominación se repiten, pero con cada nuevo gesto, con cada nuevo acercamiento, se reinterpretan para construir un espacio donde nada puede ser lo que parece… o quizás donde todo es realmente lo que parece. Es esta sensación de incertidumbre continua, de asfixia dentro de una historia hipnótica, el mejor sello de autor del director inglés. [81|100]
Sueñan los androides
Ion de Sosa, España, 2014
La España que retrata Ion de Sosa en Sueñan los androides no puede ser más desalentadora. El Benidorm de 2052 es básicamente el mismo que hoy. Los coches, los edificios, las ropas…Un futuro como el de ahora; un país que no avanza, condenado a ser el mismo, en crisis continua, aún pagando los excesos del pasado. La película juega con la ciencia ficción despojada de toda alusión contextual al género. Se podría decir que el segundo largometraje del director vasco es primo hermano de Futuro, de Luis López Carrasco, y de Uranes, de Chema García Ibarra, por su puesta en relación del presente y el futuro desde una atemporalidad impuesta por la necesidad de representar a través de esta relación las pobres circunstancias sociopolíticas del país.
Sueñan los androides debe entenderse como una adaptación libre, con un toque castizo mediterráneo, de la obra de Philip K. Dick ¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?, que ya fue llevada al cine en la mítica Blade Runner, de Ridley Scott. En realidad, la película cuelga excesivamente de sus referentes y no es capaz de adquirir su propia identidad. Al dejar en la mínima expresión cualquier referencia a la trama, de Sosa obliga al espectador a utilizar un argumento ajeno para entender los códigos que utiliza en su cinta. Prueba de ello son las escenas musicales que salpican la cinta. El director las explica como los sueños de los androides que mata el protagonista, pero que durante el visionado parecen totalmente desconectados. La necesidad de una explicación externa, ajena a la propia obra, vacía en cierto modo el significado de la propuesta.
Pese a todo, si se obvia el nivel argumental y se atiende a la representación de país que nos ofrece la imagen, la película se muestra como un retrato desolador de lo que podemos esperar. Las imágenes de los edificios de Benidorm transmiten una sensación casi apocalíptica, de un país futurista que ha resistido a duras penas los golpes del tiempo. Un país como el de hoy, pero en el futuro. Donde las obras inacabadas continúan siendo eso, testigos implacables de nuestros excesos. [62|100]
Searching for Meritxell
Burnin’ Percebes, España, 2014
Las nuevas formas de humor en nuestro país han llegado a través de Youtube y se han centrado en aquello que Jordi Costa vino a llamar «posthumor», refiriéndose a una comedia que destierra los cauces tradicionales de la risa para buscarla en la incomodidad que provocan escenas excesivamente largas de situaciones patéticas. El gag deja de ser ese instante en el que todo explota para alargarse en el tiempo jugando con los límites aguantables por el espectador, encontrando la risa en ese momento en el que parece que no podemos más, por lo inverosímil de la experiencia que nos fuerza a contemplar. Mientras en otras industrias estos nuevos métodos se han explotado en series de televisión (véase The office o Curb Your Enthusiasm), la bandera del «posthumor» patrio la han ondeado youtubers como Haciendo La Mierda y Venga Monjas (uno de sus miembros aparece en la película que nos ocupa) o cómicos como Miguel Noguera. De este modo, el paso del humor de consumo online al largometraje, y la adaptación de sus códigos al lenguaje cinematográfico, sería el primer escollo a superar.
Con todo ello, Searching for Meritxell está más cerca de sus referencias youtubers que de otros exploradores de este tipo de humor que se han lanzado al largo destilando algunos elementos del género, como pueden ser Nacho Vigalondo o Juan Cavestany. Burnin’ Percebes crean una especie de divertimento centrado en un adolescente en busca de zombies en el barrio barcelonés de Horta. La película sigue todos los postulados de esta nueva forma de humor enmarcado en la etiqueta de cine low-cost. Se mueve en un terreno que conoce; los directores manejan los tempos y las necesidades perturbadoras de este tipo de humor. Así, Searching for Meritxell gustará a sus correligionarios, encontrará en los fans de estas risotadas a sus más fieles seguidores, pero dejará helados a aquellos que, aun disfrutando del género, anhelaban descubrir un paso adelante en las formas. Qué difícil es el paso del canal a la sala de cine. [57|100]
Víctor Blanes Picó
Enviado especial al D'A 2015