Apocalipsis desde las Antípodas
crítica a Las últimas horas (These Final Hours, Zak Hilditch, 2013) | ★★★ |
La hipotética llegada del fin del mundo es una temática que ha sido abordada en multitud de ocasiones en el cine, haciendo especial hincapié en la vertiente catastrofista del asunto. Grandes blockbusters hollywoodienses han plasmado, con la ayuda de efectos digitales de última generación, cuál sería el alcance destructor de un asteroide al colisionar con nuestro planeta –Deep Impact (Mimi Leder, 1998), Armageddon (Michael Bay, 1998)–, los efectos devastadores de una posible nueva era glacial –El día de mañana (Roland Emmerich, 2004)– o la llegada del apocalipsis pronosticada por el fin del calendario maya –2012 (Roland Emmerich, 2009). Estos títulos funcionaron a la perfección como fantasiosas aventuras más cercanas a la ciencia ficción que al drama humano, donde estrellas del calibre de Bruce Willis, Dennis Quaid o John Cusack se convertían, prácticamente, en héroes salvadores de la humanidad. Sin embargo, en contadas ocasiones, pequeñas producciones han sabido desmarcarse del adocenamiento para acercarse al lado más intimista del asunto. Sin ir más lejos, la española 3 días (F. Javier Gutiérrez, 2008) mostró las últimas horas de vida de un grupo de personas ante la inminente colisión de un meteorito contra la Tierra sin necesidad de adornar la trama con imposibles operaciones espaciales con las que intentar detener lo inevitable. En esta misma línea se encuadraría Las últimas horas, el sorprendente segundo largometraje de Zak Hilditch tras la premiada Plum Role (2007).
El mundo se acaba. Es lo que hay. La vida sobre el planeta se extinguirá en menos de un día y el protagonista de la película lo tiene completamente asumido. No es tiempo para increíbles actos de heroicidad. Ni siquiera para intentar arreglar su vida en esas últimas horas para irse de este mundo con la conciencia tranquila. James, al igual que la mayoría de nosotros, elige pasar el tiempo que le queda de vida borracho, colocado y dándolo todo en una fiesta de fin del mundo en donde sus participantes se entregan a una orgía de sexo desenfrenado. Esa era su elección antes de encontrarse con una pequeña niña a la que salva de ser violada por unos desalmados. Es entonces cuando la película entra verdaderamente en materia y nos habla de lo que realmente importa: la supervivencia, no física, sino de los valores que diferencian a los seres humanos del resto de los animales: la conciencia que empuja al hombre a realizar lo que cree correcto ante cada situación, despertando el lado heroico que todos podemos llegar a tener, la fuerza de los lazos familiares aun cuando los miembros de la familia no hayan tenido una relación precisamente idílica, y, sobre todo, la búsqueda del amor verdadero. Porque Las últimas horas es, ante todo, una historia romántica camuflada bajo las formas de uno de esos filmes apocalípticos que tanto les gusta a los australianos. La tierra desde donde nos han llegado memorables fábulas como La última ola (Peter Weir, 1977) o la trilogía de Mad Max, es ahora el escenario de una carrera a contrarreloj en donde James tiene los minutos contados para llevar a la pequeña junto a su padre, reconciliarse con una madre hastiada de los excesos de su hijo y elegir entre morir al lado de su inestable novia o correr a los brazos de una amante que le ha demostrado unos sentimientos más puros. El filme presenta, dentro de la modestia de sus planteamientos, una atractiva atmósfera de caos y destrucción, con delincuentes campando a sus anchas por las calles, asesinando a diestro y siniestro, mientras el resto de ciudadanos colapsan las líneas telefónicas con emotivas llamadas de despedida de sus seres queridos. Cuenta con una acertada fotografía de Bonnie Elliott en la que las tonalidades amarillas se adueñan de las imágenes, logrando la deseada sensación de sofoco y angustia por el inminente desenlace. Del mismo modo, la espectacular partitura musical de Cornel Wilczek acompaña con acierto a las escenas más vibrantes de la cinta. Técnicamente, y a pesar de ser un producto en el que la acción ocupa un lugar bastante secundario, Las últimas horas aprueba con buena nota.
En el apartado interpretativo, cabe destacar que su protagonista masculino, Nathan Phillips, se hizo con el premio al mejor actor en el Festival de Sitges. Ciertamente, su esforzada interpretación va bastante más allá de la típica pose de chico duro y de vuelta de todo y Phillips sabe dotar a su personaje de diferentes matices que le alejan de la linealidad. De hecho, su papel de James entronca directamente con aquel memorable héroe romántico que fue el Lenny interpretado por Ralph Fiennes en Días extraños (Kathryn Bigelow, 1995), que también se debatía entre la mujer a la que amaba y la que de verdad le amaba a él, en los últimos compases del siglo XX, cuando la amenaza del fin del mundo también flotaba en el ambiente. Hilditch le imprime a su obra un ritmo vertiginoso que atrapa al espectador desde una espectacular escena de apertura que más bien parece un videoclip que resume todo lo que vamos a ver a continuación. Hay momentos para la tensión –ese incómodo personaje de la mujer perturbada de la fiesta que acecha a la niña– y para el calado emocional –el mejor, el breve pasaje en casa de la madre de James, en donde los silencios dicen mucho más que las palabras–, pero sobre todo, la película se sostiene gracias a la química que se establece entre Nathan Phillips y la pequeña Angourie Rice, ya que ambos forman una pareja que logra enternecer en medio de un panorama de infernal deshumanización, manteniendo la esperanza en que el ser humano aún pueda conservar intactos sus principios antes de que el mundo se desintegre bajo sus pies. En definitiva, Los últimos días es una más que interesante propuesta de cine catastrofista de la era The Walking Dead que aboga más pos los personajes y los conflictos dramáticos que por la espectacularidad o la acción. Algo muy de agradecer para los fanáticos del género que busquen algo diferente a lo mil veces visto pero que, tristemente, la perjudica a la hora de tener una más amplia proyección comercial. Por ello, resulta vergonzoso que haya llegado a España directamente al mercado doméstico, cuando las salas de cine se llenan de productos de presupuestos más elevados pero con ideas mucho más pobres. | ★★★★★ |
José Antonio Martín
Redacción Las Palmas de Gran Canaria
Ficha técnica
Australia, 2013. Título original: These Final Hours. Director: Zak Hilditch. Guión: Zak Hilditch. Productora: 8th In Line / XYZ Films. Fotografía: Bonnie Elliott. Música: Cornel Wilczek. Montaje: Nick Meyers. Intérpretes: Nathan Phillips, Angourie Rice, Jessica De Gouw, Kathryn Beck, Daniel Henshall, Lynette Curran, Sarah Snook. Presentación oficial: Cannes 2013.