Toda familia tiene un secreto
Con el recuerdo de la magnífica Daños y perjuicios todavía en la mente casi tres años después de su fin, el trío de creadores Todd A. Kessler, Daniel Zelman y Glenn Kessler vuelven a la ficción seriada con Bloodline, nueva apuesta de Netflix y un borrón y cuenta nueva respecto a las antiguas formas. Ni juegos temporales, ni abogados o ambientes urbanos, pero sí una sensación de desasosiego subyacente. La familia Rayburn ve cómo su equilibrio personal y profesional se tambalea con la llegada del hermano mayor, la oveja negra de la familia, Danny. Un aparente paraíso en forma de isla donde dos padres y sus tres hijos adultos campan a sus anchas con una red subterránea de corruptelas y mentiras. ¿Quién lo sabe todo? ¿Cuánto fingen desconocer? Un argumento que de entrada suena manido, pero que en manos de estos tres guionistas puede dar mucho juego. Los hermanos son Kyle Chandler (Friday Night Lights), Norberto Leo Butz (El bufete), Linda Cardellini (Urgencias) y el cada vez más encasillado Ben Mendelsohn como el inquietante Danny. Chloë Sevigny será la ex-mujer del susodicho, y Steven Pasquale (Do no harm) y Jamie McShane (Southland) darán vida a parte del entramado de negocios de la isla, donde la justicia la representa el personaje de Chandler. Este avance sirve la base de la historia y apunta conflictos explosivos y secretos ocultos a desvelar. Los padres del clan son la oscarizada Sissy Spacek y el legendario Sam Shepard, y la serie llega en su totalidad el 20 de marzo, los 13 episodios de la primera tanda. Otra razón más para no dejar de confiar en Netflix.