La vida perra de la joven Aria.
crítica a Incompresa (Asia Argento, 2014) / ★★★
En el que es su cuarto largometraje, la magnética Asia Argento decide jugar con el espectador, sea éste más o menos experto. Y es que parte de evidentes experiencias personales –la protagonista se llama Aria, nombre de la directora en el registro oficial de nombres porque no dejaron que sus progenitores la llamaran como el continente; es hija de un famoso actor y una cantante– para contar la difícil situación de su protagonista, sabiendo de entrada que ese carácter autobiográfico será lo más comentado en una impresión superficial de su nueva película. Ahí está el juego, el usar lo que pueden ser (o no) sus experiencias para amplificarlas y darles una dimensión tan tremendista como divertida. A Aria le pasan muchas cosas. Tiene 9 años, vive a caballo entre las casas de sus padres tras un divorcio que finaliza una convivencia insoportable, sufre por el amor no correspondido del chico más guapo y malo del colegio, y siente con toda la razón que es la pieza que no encaja en su fracturada familia, ya que sus dos hermanas lo son solo de padre o madre. Presentada a concurso en el último Festival de Sevilla de Cine Europeo y en la sección “Un Certain Regard” del Festival de Cannes, Incompresa es un antídoto para la tristeza que inunda este tipo de cine, ya que la cineasta y co-guionista ofrece una efervescente revisión del agitado 1984 de una niña que vive sin el amor de sus padres (unos irresistiblemente payasos Charlotte Gainsbourg y Gabriel Garko), y que posee una voluntad admirable de no dejarse quebrar y ansia de ser comprendida.
Imaginativa y muy divertida, Incompresa deja un regusto agridulce porque el personaje central, al que da vida una estupenda Giulia Salerno, vivirá un auténtico rosario de desgracias y reproches cruzados y directos que en pantalla se combaten con vitalismo y energía. Argento rebate este tenebrismo con mucha luz, color y un sentido del humor medularmente italiano, con el valiente y ocasional viraje sórdido para no huir de lo más difícil de la trama (el final es muy duro). Su desarrollo narrativo se diría contagiado del ciclotímico comportamiento de los progenitores de la muchacha, alternando momentos de felicidad máxima (la aventura de la madre con el músico) con otros desoladores. El filme fluye entonces como una montaña rusa de emociones, donde la directora –que se reserva un papel como la implacable maestra de colegio de Aria– no teme tocar los extremos emocionales, porque la vida no se mide así. El retrato de esta “incomprendida” se siente personal, así como la tumultuosa descripción de una época, mediados de los 80, tan inconsistente como divertida, empapada en nuevas sensaciones.
Como todo viaje personal que se precie, el personaje empezará en un lugar e irá perdiendo cosas por el camino. Su familia unida, su mejor amiga Angelica, la curiosidad de sus compañeros por ser hija de famosos, incluso la complicidad con su hermana materna. Conforme avanza el metraje, su gato negro Dac y su fértil imaginación serán las únicas compañías fieles, y Aria plantará cara a múltiples dificultades, probando siempre que la inocencia de un niño es muy fuerte, aunque no irrompible. Parece que Argento y su co-guionista Barbara Alberti se han propuesto jugar a resquebrajar la durísima coraza que una niña necesitada de cariño es capaz de desarrollar (véase la escena en la que finge ser un bebé y su madre la amamanta). La respuesta puede ser la mente creativa de la cría, su capacidad de fabular, inventar historias y así escapar un poco de su cruel rutina. Los estupendos títulos de crédito apuntan a esto, acompañando los nombres del equipo técnico y artístico con los recortes de los álbumes que la joven Aria habrá creado a lo largo de los años. Unido esto al constante reconocimiento en clase de su talento al escribir, se entiende su capacidad para convertir uno de los momentos más duros, una noche a la intemperie, en una genial fiesta alrededor del fuego con sus nuevos amigos, una panorámica de rockeros colgados de toda condición.
Se puede decir que hay brocha gorda en la visión de los padres, pura caricatura hecha alma gracias a los buenos trabajos de Gainsbourgh y Garko. Ella es una pianista de éxito que llega a la época con ganas de cambio, de sentirlo todo y vivirlo todo, mientras esto no implique cuidar de dos niñas. Una parodia de la mujer revolucionaria que se revela ante el macho patriarcal. Él es un actor de éxito con pelo rubio, piel bronceada y mil supersticiones, además de una malsana relación con su hija mayor. Ambos son inestables y no quieren atarse a nada ni nadie por mucho tiempo. Incompresa nos dice que solo son capaces de dar un cariño intermitente. Suena a descripción sesgada, hecha a partir de instantes concretos, pero la opción se entiende al comprender que solo tenemos el punto de vista de la niña, que la película es sus grandes ojos que curiosa lo absorben todo, y que a esa edad todo se vive con intensidad, cada decepción parece el fin del mundo y que la persona que te gusta te mire durante más de cinco segundos significa que puedes conquistarla.
Con una espléndida selección musical, faceta donde también está implicada Asia Argento, y un envoltorio colorista que inunda cada plano con fuerza, la historia avanza entre decepciones y decisiones radicales. Aria fuma con su mejor amiga porque así lo hacen los mayores; se corta el pelo para diferenciarse de la niña media de 1984 y debe dormir con unos estrambóticos aparatos dentales. Absorbe lo que oye a su alrededor y usa la cultura como descacharrante arma arrojadiza, citando cosas sin tener ni idea de lo que está diciendo (la pintada contra el noviete de su madre). Al final, el ángel de la cinta, cuyos 102 minutos pasan como un suspiro, es su encanto y la arriesgada combinación que pone en marcha de elementos tonales dispares. Si por decir la verdad mete a Mamá en un lío muy grande y por no pensar con rapidez en medio de la vorágine Papá se va de su vida; si sufre la máxima humillación cuando está viviendo un momento de felicidad plena, es natural que una cría acabe pensando que el mundo en el que vive no es lugar para ella. La originalidad de la propuesta de la italiana recae en que, con ese entorno tan tóxico e irresponsable, una decepción más sí que puede ser el fin del mundo. Incompresa no ofrece nada especialmente novedoso en el subgénero que representa, pero deja sensaciones perdurables en el espectador. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
Enviado especial al XI Festival de Cine Europeo de Sevilla
Ficha técnica
Francia, Italia, 2014. Dirección: Asia Argento. Guión: Asia Argento & Barbara Alberti. Reparto: Giulia Salerno, Charlotte Gainsbourgh, Gabriel Garko, Gianmcarco Tognazzi, Anna Lou Castoldi, Carolina Poccioni. Fotografía: Nicola Pecorini. Música: Brian Molko, Asia Argento, James Marlon Magas, Gilles, Justin Pearson, Luke Genshaw, Gabriel Serbian. Productoras: Wildside / Paradis Films / Orange Studio.