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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica en serie | Web Therapy (Cuarta temporada)

    Web Therapy

    Lo que Fiona quiere

    crítica a Web Therapy (2011-) | Cuarta temporada.

    Showtime / 4ª temporada: 12 capítulos | EE.UU, 2014, 2015. Creadores: Lisa Kudrow & Don Roos & Dan Bucatinsky. Director: Don Roos. Argumentistas: Lisa Kudrow & Don Roos & Dan Bucatinsky. Reparto: Lisa Kudrow, Dan Bucatinsky, Victor Garber, Jennifer Elise Cox, Lily Tomlin, Julie Claire, Tim Bagley, Billy Crystal, Rashida Jones, Alan Cumming, Gwyneth Paltrow, Jon Hamm, Jesse Tyler Ferguson, Lauren Graham, Craig Ferguson, Nina Garcia, Allison Janney, Caspar Lee, Calista Flockhart, Dax Shepard, Matthew Perry, Christina Applegate. Fotografía: Tom Macarda, Julio Macat. Música: John Swihart.

    Tras meses de incertidumbre, Showtime anunció que renovaba Web therapy por una cuarta temporada en enero de 2014, incluyendo ya en el anuncio la gran mayoría de las deslumbrantes estrellas invitadas que aparecerían en la tanda. La resurrección de The comeback (2005-) retrasó un par de meses la fecha habitual de estreno de la serie, y esto se saldó con un último fichaje, la esplendorosa Christina Applegate, y la concesión de dos episodios más de la orden inicial de diez. Y es que como ha pasado más de una vez, la maravillosa creatividad del trío de creadores Lisa Kudrow & Don Roos & Dan Bucatinsky ha modificado un poco los planes de la cadena, aunque no creo que moleste mucho cuando la serie sale tan barata y además se hace en co-producción con plataformas online. Y ese ha sido otro cambio. Si hasta este verano la serie siempre se había emitido en L Studio, web de Lexus, los capítulos se empezaron a colgar poco a poco antes del estreno en StyleHaul, tanto en su web como en su canal de Youtube, centrada en moda de mujer y contenidos de belleza. Algo ideal teniendo en cuenta las intervenciones esta temporada de la editora de “Marie Claire” Nina Garcia y la estrella del portal de vídeos más famoso del mundo Caspar Lee, haciendo ambos de sí mismos y de hecho conectados en sus tramas. Con todo arreglado, la serie volvió a nuestras pantallas el pasado 22 de octubre, y hasta el miércoles 28 de enero nos ha ido deleitando con las interacciones de la falsa terapeuta Fiona Wallice (inconmensurable Kudrow) y una serie de excéntricos personajes que le servirán para alcanzar algo más en su vida. O para complicarle la existencia, ya que esta temporada los creadores y únicos guionistas se han dedicado a ponerle las cosas muy difíciles a su potente protagonista. Verla lidiar con todo y observar su incesante inventiva es, como siempre, uno de los mayores placeres de la serie.

    La serie, por supuesto, ha continuado su modelo de trabajo, donde las escenas surgen de la improvisación del reparto en base a una historia desarrollada con profundidad por estos y los guionistas. Todas las interacciones de la protagonista, ya sea como personajes habituales en su vida o las nuevas incorporaciones de carácter evidentemente eventual, configuran con sutileza y maestría su camino hacia la obtención de algo. Los capítulos siguen una trama sencilla, pero que en 43 episodios ha desarrollado las ramificaciones suficientes como para que se necesite concentración. No es que sea difícil de seguir porque el humor reinante de cada conversación es un placer, pero su narrativa completamente autorreferencial dificulta la creación de una nueva base de seguidores. Aunque el hecho de que empezara como contenido web y la gran popularidad de las estrellas convocadas hace que no sea nada difícil engancharse. Lo que persiste es el gran pero que se puede poner al entramado de la serie, porque dentro de su dinámica y apuesta por la imprevisibilidad (nunca sabes muy bien con qué nueva ocurrencia puede salir un personaje), es muy evidente que en cada historia hay una meta. Los constantes giros de los que se vale la serie para tener una gran historia general son previsibles. Al menos como ideas, nunca en su desarrollo porque los actores aportan siempre cosas sorprendentes, pero la rígida y osadamente única apuesta de la serie porque lo único que veamos sea las pantallas de conversación de los personajes –perfecto metachiste sobre su origen online– limita las opciones de el trío Kudrow, Roos y Bucatinsky. La gran mayoría de los sucesos pasan en off, y veces con tal rapidez que uno se desconcierta –la caída en desgracia de Fiona en los dos últimos episodios, en atropellada sucesión de golpe tras golpe–, pero enseguida llega el humor y compensa. Toneladas de ingenio y una capacidad de improvisación de los implicados que merece ser destacada. No todos los actores pueden hacerlo.



    Gente como Gwyneth Paltrow (una líder espiritual con problemas de ira), Jon Hamm (operador de sexo telefónico para la tercera edad), Nina Garcia (responsable de un cambio de imagen que Fiona gana en un sorteo), Allison Janney (directora de un internado de chicas que descubre los placeres del sexo), Calista Flockhart (enamoradiza secretaria de Kip, marido de Fiona), Dax Shepard (trabajador de la Agencia de Seguridad Nacional que ve lo que hace la mujer como un espectáculo cómico) o Matthew Perry (cuarto cameo de un actor de Friends (1994-2004) tras Courteney Cox, David Schwimmer y Matt LeBlanc), entre muchos otros, se dedican a aportan cosas que la protagonista usa con astucia y sobre todo a dejarnos boquiabiertos con la de cosas que salen por su boca. Como curiosidad, decir que las intervenciones de Jesse Tyler Ferguson y la ya mencionada Garcia fueron grabadas mucho antes que el resto, pero no se han podido usar hasta ahora porque no encajaban en la temporada anterior, puros problemas de metraje. Showtime es el lugar ideal para esta comedia, de eso no hay duda. Y lo bueno es que, aunque llevamos cuatro temporadas y casi 50 entregas, todavía se mantiene fresquísima y original, así que podría durar unos años más. Por eso llama la atención la sucesión de carambolas de esos dos últimos capítulos extra, porque la serie empieza a acumular sucesos que llevan a Fiona a un lugar de felicidad tan absoluta que podría servir de punto y final. Puede deberse a que los responsables no sabían si harían más episodios y estén trabajando sobre seguro, o ser un falso momento de felicidad antes de volver a desmontar su vida. Ojalá sea esto último, porque Web therapy está hecha desde el puro disfrute de sus responsables, una química contagiosa para cualquiera y que desborda la pantalla, como se puede ver en las desopilantes tomas falsas que acompañan los créditos finales. | |

    Adrián González Viña
    Redacción Sevilla



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