«La dimensión onírica que se explora en Il giovane favoloso es fundamental para entender la personalidad de Leopardi. Giacomo Leopardi vivía en una perpetua alucinación. La poesía lo transportaba hacia un mundo paralelo, como si para él la vida fuese demasiado difícil vivirla».
En el ecuador de la Mostra de Cine Italiano nos citamos en el Hotel Majestic con Elio Germano. El actor ha viajado expresamente a Barcelona para presentar Il giovane favoloso, film que se proyectó con gran éxito la noche anterior en el pase especial de los Cines Verdi. En su última película, presentada en la sección oficial de la pasada edición del Festival de Venecia, Germano da vida al emblemático personaje de Giacomo Leopardi. Elio Germano es un actor de referencia en Italia, pero también es una celebridad internacional. Germano expuso su talento fuera de su país natal por primera vez en el Festival de Cannes con un papel protagonista en el film de Daniele Luchetti Mio fratello è figlio único (2007). Sin embargo, la eclosión de su fama no llegó hasta el siguiente largometraje del mismo director. Con La nostra vita (2010) Elio Germano obtuvo el Premio a la Mejor Interpretación Masculina en Cannes tres años después, galardón que compartió ex aequo con Javer Bardem por Biutiful (2010). Desde que ganó la Palma de Oro en el certamen francés Germano ha participado en infinitos proyectos. Ahora, con su participación en Il giovane favoloso, Elio Germano nos brinda con un actuación magistral, a la altura de la figura del Romanticismo Italiano que representa.
Il giovane favoloso tuvo su premiere en la sección oficial del Festival de Venecia y un éxito increíble en taquilla tras su estreno comercial en Italia tres meses atrás. Me imagino que estarán más que orgullosos.
Lo del éxito en taquilla podía comprenderse hasta cierto punto, porque Leopardi es un personaje emblemático en Italia, es alguien que todo el mundo conoce. Los italianos lo estudiamos en los libros de texto de la escuela elemental. Sin embargo, nunca imaginamos que llegaríamos a crear tal fenómeno. Pero, debo reconocer que lo que no nos esperábamos para nada fue la buena acogida en el Festival de Venecia. Todos sabemos que en la Mostra, tanto el público como la crítica, tienden a masacrar a los títulos realizados en Italia, sobre todo los que están en el Concorso Internazionale. Pero milagrosamente debe haber sido el único año en la Historia del festival en el que los tres films en competición tuvieron un recibimiento espectacular.
Sí, exacto. Hungry Hearts, Anime nere e Il giovane favoloso eran algunas de las favoritas en competición. Y al final Hungry Hearts de Saverio Costanzo arrasó en el palmarés. Pero centrándonos en el paso de Il giovane favoloso por Venecia. Recuerdo a Mario Martone diciendo en la rueda de prensa “Leopardi fue el Kurt Cobain de la época”.
Y así fue, pero no por su carácter rebelde como muchos críticos interpretaron en Venecia. Giacomo Leopardi era una persona famosa y reconocida, aunque paradójicamente incómoda para aquellos mismos que le respetaban. Estoy seguro de que era el individuo más culto de Italia. Como se muestra al principio de Il giovane favoloso, Leopardi pasó su infancia y su adolescencia estudiando y traduciendo a los clásicos en esa inmensa biblioteca de Recanati. Esa era la única razón por la que se le admiraba. Se le idolatraba como individuo intelectual, erudito. Porque luego aquello que él exaltaba en sus textos: la melancolía, el sufrimiento, la finitud del ser humano… era lo contrario a la moda del momento. De ahí la comparación con Kurt Cobain. Sus contemporáneos no querían oírles, tenían miedo de escuchar las grandes verdades que proclamaban, y por ello les marginaron. Leopardi como Kurt Cobain, Jimmy Hendrix, o Goya —por poner un ejemplo español— entraron en conflicto con su entorno, porque la sociedad no estaba lista para entenderles. Vivieron en una época que no les correspondía.
Y, como todos los nombres que cita, tras sus muertes el rechazo social se convirtió en mitomanía.
Más allá del mito poético, Giacomo Leopardi es interesante como ser humano. Aunque no hubiese sido famoso en la época, me hubiese encantado interpretar a un personaje como él, alguien que padeciera esa especie de bulimia escribana. Desde su infancia hasta el momento de su muerte, Leopardi anotó cada una de sus vivencias, todo lo que sentía o pasaba por su cabeza. Mi más preciado respeto hacia su persona está en dicha actividad y el valor de ese material documentario, ese diario continuo que creó durante toda su vida.
¿Reivindicaría su actividad como prosista de lo cotidiano frente a sus célebres versos o tratados?
Bueno, a mi es que personalmente me fascina toda su escritura en general. Todo lo que haya salido de su puño y letra. No obstante, con Il giovane favoloso he tenido la oportunidad de descubrir esa desconocida voluntad prosista del día a día que me cautivó. Además, sus textos originales eran impecables. Con dieciocho años Leopardi podía publicar sus textos tal y como los había escrito, sin retocar nada. Luego, con el deterioro por su enfermedad todo en él cambio. Sobre todo la velocidad de sus pensamientos y su mano al redactar. Su escritura se volvió frenética.
Disponiendo de los textos que mostraban su continua actividad escribana —que diríamos casi autobiográfica—, me imagino que éstos fueron el punto de partida para la creación del guión.
Por supuesto. Todas y cada una de las palabras del guión de la película están tomadas de los textos originales de Giacomo Leopardi. Por otro lado, eso quiere decir que el lenguaje del film sería el de aquella época. Por consiguiente, eso implicó un gran reto para la interpretación de mi personaje. El italiano de Leopardi no es el mismo que el italiano contemporáneo. Mi trabajo consistió en entender y actualizar esa lengua tan rica y tan bella con la que se comunicaba oralmente con los demás o en su soledad e intimidad de su escritura.
¿Qué otras dificultades ha encontrado a la hora de preparar un personaje tan complejo y emblemático?
Precisamente la complejidad del papel se hallaba en la propia complejidad de la persona real. Leopardi vivía a base de contrarios: era frío y cálido, tímido y extrovertido, dócil y violento. Como actor, yo trabajo de una forma muy particular cuando tengo que enfrentarme a personajes de este calibre. Sé que es un método un poco obsesivo, pero a mi me funciona porque así sé qué es lo que que debo enfatizar. Cuando estoy frente al guión me imagino cómo hubiese preparado el papel el personaje si éste hubiese tenido que actuar en una película haciendo de sí mismo. De este modo, me imagino qué gestos o palabras exageraría. Y de ahí saco lo imprescindible. Además en el caso de Leopardi su creciente deterioro físico fue otro desafío añadido.
En este sentido, Il giovane favoloso narra el deterioro físico, existencial y literario de un genio. Parece una propuesta muy arriesgada.
Sí. Fue todo un desafío. Estuvimos cuatro meses trabajando pero podrían haber sido cuatro años. Piensa que hay personas que han dedicado la vida entera al estudio de Giacomo Leopardi. Fue también un viaje peligroso porque corríamos el riesgo de no acabarlo nunca dada la riqueza del personaje. Il giovane favoloso podría haberse convertido en un viaje de no retorno.
Pero pese a la ambición de la propuesta consiguieron terminarla, y con un resultado a la altura de la personalidad homenajeada. En cuanto al rodaje, ¿cómo fue trabajar por primera vez con Mario Martone?
Mario Martone hace un cine muy estructurado. Le encanta recrearse en la reconstrucción del ambiente: en los decorados, la puesta en escena. No es el típico director que persigue a sus actores con la cámara en mano y se presta a la improvisación. Sin embargo, eso no implica que no de una total libertad a sus actores.
Entonces, ¿se trata de un cine más próximo al ámbito teatral?
Precisamente es todo lo contrario. Si bien su ambientación parece teatral, sus métodos van por otro camino. Ambos estamos de acuerdo en que el cine debe mantener la característica de la no conciencia absoluta del actor. Mientras que en el teatro el actor sabe en todo momento lo que debe representar y cómo mejorarlo, en las películas hay otra persona que decide cuál es la mejor escena de las miles de tomas que ha realizado el intérprete. El cineasta es quien enseña al mundo lo mejor que el actor ha dado de sí sin que él se de cuenta. El cine es algo mágico.
Una forma muy bella de describir su profesión.
Es que el cine no es como el teatro. Es como la poesía. La interpretación detrás de una cámara es, al fin y al cabo, recitar lo que esconden las palabras. Por eso lo comparo con la poesía. La poesía no es sólo aquello que está escrito físicamente en los versos. Es también lo que hay detrás de éstos. En este sentido, la recitación de los versos de Leopardi fue un esfuerzo sobrehumano. ¿Cómo iba a ser capaz de interpretar a Leopardi recitando como si estuviera entiendo todas y cada una de las palabras de sus poemas y las metáforas ocultas en ellas?
Y en cuanto a la filmación de los recitales, imagino que Mario Martone introduce algunos de los elementos oníricos que aparecen en los poemas de Leopardi, cuando éste los lee en voz alta, para ayudar al público en la interpretación del texto. Por ejemplo esa enorme estatua de la Madre Natura en el desierto representando el “Dialogo della Natura e di un Islandese”.
Más que para entender sus poemas, creo que se trata de otra forma de aproximarse a él como ser humano. La dimensión onírica que se explora en Il giovane favoloso es fundamental para entender la personalidad de Leopardi. Giacomo Leopardi vivía en una perpetua alucinación. La poesía lo transportaba hacia un mundo paralelo, como si para él la vida fuese demasiado difícil vivirla. La fantasía lo alienaba aún más de la sociedad, pero era la única forma de sentirse seguro de sí mismo. En ese lugar alcanzaba la paz y tranquilidad que nunca tuvo con los suyos.
¿Y de esa búsqueda de la paz -o huida del tormento existencial- emprende su marcha de Recanati hacia Florencia, Roma y finalmente Nápoles?
No se trata de una búsqueda, sino como bien dices de una huida. Su ruta por Italia no era el típico viaje de iniciación que realizaban los intelectuales románticos de antaño para conocerse. Leopardi cree que escapa de Recanati para salir de la prisión que su familia le había creado, pero en realidad sólo está huyendo de sí mismo. Por eso no encuentra la paz en ninguno de los sitios que visita.
Sin embargo, en Nápoles renace de sus cenizas.
Sí, porque en esa época Nápoles era como Bombay: cadáveres, enfermedades; pero también colores y olores nuevos. Leopardi se siente más libre allí porque no existe esa sociedad intelectual que le oprimía en Florencia. En Nápoles conoce al verdadero pueblo y se siente bien al entrar en contacto con la gente. De ahí ese renacer vital y creativo.
De su estancia en Nápoles, la escena más polémica se identifica con el encuentro entre Leopardi y una prostituta hermafrodita. ¿A qué se debe ese repentino salto a la ficción?
Sí, esa escena es la única que no está extraída de una fuente primaria. No es biográfica, pertenece a un extracto de una obra de teatro escrita por Leo Moscato, un gran amigo de Mario Martone. La pieza que creó Moscato se basa en la visita de Giacomo Leopardi en Nápoles y fabula sobre un posible encuentro con un hermafrodita en un burdel. La escena es puro simbolismo. El transexual pertenece al mundo oscuro que describía Leopardi. Es la imagen del borderline llevada al extremo. Como el escritor, es un monstruo que esconde una gran capacidad de amar, una capacidad que todos rechazan por su imperfección física.
Otro elemento muy chocante para el público fue la banda sonora: de Rossini a la música electrónica.
Sí, es un contrapunto muy fuerte. Cuando Leopardi está en Recanati siempre suena música clásica pero más adelante empiezan a sonar los solos de Apparat. Personalmente me encanta. Il giovane favoloso no es una película de época normal. A mi me daba miedo que se convirtiera en un biopic histórico cualquiera. Sin embargo, Martone procuró todo lo contrario y ha hecho un gran trabajo. De nuevo, fue un gran reto, del que me siento satisfecho con el resultado. Para cualquier actor este papel representaría una oportunidad única. Sé que lo voy a recordar toda mi vida porque en Italia no volveré a encontrar un papel así. Es una pena que en mi país ahora esté de moda hacer comedias y películas más ligeras.
¿Por ese motivo fundó la Scuola d’Arte Cinematografica Gian Maria Volonté?
Fue uno de los motivos. La Scuola d’Arte Cinematografica Gian Maria Volonté es una escuela gratuita que ofrece la oportunidad de estudiar y hacer cine a cualquiera. Por supuesto está dirigida a quienes no disponen de los medios económicos necesarios. Lamentablemente en Italia el cine está ligado a la burguesía. Sólo la gente rica puede permitirse el lujo de desarrollar esta profesión y eso no es justo. Italia necesita nuevas miradas, nuevas perspectivas cinematográficas.
Y en su caso, ¿da clases de interpretación allí?
No, mi labor no es dar clases en la Scuola. Yo estoy en el comité de la organización, pero sí es cierto que desde el principio los alumnos reciben una docencia heterogénea. En este sentido, aunque ellos deseen hacer cine también tienen que estudiar interpretación. En el primer año se les enseña actuación, fotografía, dirección, montaje, creación de efectos visuales, sonido, producción y muchos más ámbitos que puedas imaginar. Luego, en el segundo año deben especializarse.
En la Scuola d’Arte Cinematografica Gian Maria Volonté figuran nombres como Valerio Mastandrea, Ettore Scola y Alba Rohrwacher, pero también está presente Daniele Vicari. Se rumorea que el nuevo proyecto de Daniele Vicari (Bianco) contará con una interpretación suya. ¿Es eso cierto?
Bueno, se trata sólo de una idea, un poco abstracta. Nos encantaría hacer una película juntos pero todavía no está nada definido. Llevo muchos meses promocionando Il giovane favoloso, así que por ahora no habrá nuevos proyectos.
Y, mi última pregunta: Leopardi nunca fue un joven fabuloso, ¿por qué esa ironía en el título?
Buena pregunta. El título que eligió Mario Martone esta extraído de un verso de la poetisa napolitana Anna Maria Ortese. Ella describe así a Giacomo Leopardi en el momento en que visitó su tumba. Es interesante y contradictorio que le nombre “giovane favoloso” porque, retomando lo que te decía antes, Leopardi siempre fue visto en vida como un ser fastidioso, sucio y molesto. Esa ironía del título también se encuentra en el mismo poster de la película. En el cartel aparece el personaje invertido, del revés. ¿Casualidad? Por supuesto que no.
entrevista| Carlota Moseguí.
fotografías| Giada Ceotto.
lugar| Majestic Hotel & Spa Barcelona GL (MCIB 2014).