La segunda oportunidad de Valerie Cherish y sus creadores
crítica a The Comeback (2005-) | Segunda temporada. / ★★★★
HBO / 2ª temporada: 8 capítulos | EE.UU, 2014. Creadores: Michael Patrick King & Lisa Kudrow. Directores: Michael Patrick King, John Riggi, Clark Mathis. Guionistas: Michael Patrick King, Lisa Kudrow, John Riggi, Amy B. Harris. Reparto: Lisa Kudrow, Robert Michael Morris, Damian Young, Lance Barber, Laura Silverman, Mark L. Young, Lilian Hurst, Dan Bucatisnky, Brian Delate, Zoe Chao, Rose Abdoo, Kate Comer, Melanie Hathaway, Malin Akerman. Fotografía: Clark Mathis, Rodney Taylor.
Con alguna excepción, como la increíble noticia del regreso de Twin Peaks (1990-1991) con una tercera temporada de nueve entregas para 2016, coincidiendo con el 25 aniversario de la serie, pocas series pueden presumir de haber espacio tanto sus temporadas como The comeback. Tras casi una década de especulaciones, preguntas y comentarios, HBO daba la sorpresa en mayo al anunciar el regreso de la serie con seis nuevos capítulos, que se convirtieron en ocho, a rodar de inmediato con vistas de estrenarse a finales de año. Y así ha sido. Junto a la despedida de The newsroom (2012-2014) y la segunda temporada de Getting on (2013-), The comeback aterrizó con generosidad de manos de las mismas personas que ya nos la regalaron en verano de 2005. Michael Patrick King & Lisa Kudrow contrataron de nuevo a dos de los guionistas de la serie –John Riggi y Amy B. Harris–, al director de fotografía del piloto y director de Valerie hangs with the cool kids (1.9) Clark Mathis, rescataron a los personajes fijos fundamentales para seguir contando la historia (Valerie, su marido Mark, su mejor amigo y peluquero Mickey, la productora de su reality Jane y su némesis, el guionista Paulie G.) y hasta pudieron repetir la localización de la casa del matrimonio Cherish. El destino quiso que se pusiera a su servicio lo necesario para contarnos cómo iba la vida de Valerie nueve años después de alcanzar el estrellado de nuevo y de una forma tan cuestionable. Y lo contado es magistral. Ligeramente inferior a la primera tanda por su necesidad de enfatizar algunos chistes y presa de la menor orden de capítulos, lo cual se nota un poco en los algo bruscos saltos temporales, The comeback ha vuelto para demostrar el talento de todos sus implicados y que nunca debió ser cancelada, ya que el nivel de calidad conjurado es altísimo. Y la mirada que ofrece sobre los entresijos de la industria televisiva, el estado de la mujer de cierta edad en dicha industria, las diferencias entre series por cable y en abierto y la vida en Los Ángeles respira veracidad y humor incómodo.
Como en la temporada anterior, la acción comienza cuando las cámaras empiecen a rodar, en este caso porque Valerie ha decidido hacer una suerte de maqueta de un hipotético reality sobre su vida para vendérselo a Andy Cohen, presidente de Bravo!, la cadena con mayor número de agresivos programas de tele realidad en su programación. Han pasado nueve años desde el exitoso estreno de The Comeback, y la actriz quiere volver a ser el centro de algo, esta vez en sus propios términos. Para ello, ha contratado a un grupo de universitarios, incluido su sobrino político Tyler (estupendo Mark L. Young), para que la graben durante unos días y así tener material para vender el empresario. Los creadores son astutos y cuidadosos en estas primeras escenas, y se las ingenian para contarnos lo que ha sucedido profesionalmente en la carrera de Valerie, y bastante, pero no todo, de lo que le pasa personalmente. Este arranque, de 41 minutos de duración, pone en marcha la trama central de la temporada con fluidez: en medio de su demo de programa, la actriz descubre gracias a su temperamental publicista Billy (el eficaz actor Dan Bucatinsky, también socio productor de Lisa Kudrow) que HBO va a rodar un piloto escrito por Paulie G. sobre sus días en Room & Bored, la cutre sitcom que unió su destino con Valerie mientras rodaba el reality. Furiosa porque se estén haciendo pruebas para un papel claramente inspirado en ella, y siempre preocupada de la imagen que ofrece al mundo, Valerie irrumpe una reunión en la cadena, cuyos ejecutivos tienen la brillante de proponerla para interpretar a Mallory, su yo ficticio. King y Kudrow dan una vuelta de tuerca meta a la situación de su serie, y ponen de nuevo a su protagonista en un sendero de humillación y momentos de sudor frío. Y lo mejor, como ya pasara en 2005, en que la mujer accede a todo ello voluntariamente. La jugosa premisa será el cuerpo dramático de la temporada, que se las ingenia para jugar con nuestras expectativas y el factor nostalgia con inteligencia y ante todo puntería cómica.
Ante todo, The comeback es un estudio de un personaje límite, y como tal hay que destacar el sobrenatural trabajo de Lisa Kudrow dando cuerpo y alma a Valerie Cherish. Sorprende que la actriz sea también co-creadora del proyecto, ya que está tomando parte activa en la creación de la odisea que va a pasar como intérprete, comprometida como está a contar la verdad de su potente protagonista. Más que nunca, Kudrow se ha expuesto en estos ocho episodios a jugar con la premisa de la serie y la perversión que Valerie quiere hacer de la manera en que su imagen es recogida. Esto es, el personaje es completamente consciente de que está siendo grabada en todo momento, pero el equilibrio de su vida personal y profesional es tan difícil esta vez que su perfecta armadura sufre más de un envite, resquebrajándose poco a poco. En esas grietas es donde residen los momentos más fascinantes de la serie, y muestran la plenitud del talento de la co-creadora y actriz. Sabedores de que esta segunda oportunidad bien puede no presentarse de nuevo, y a tenor de las pobres audiencias es más que posible, los guionistas han ido al grano a la hora de plantear el conflicto del personaje y lo que está sucediendo a su alrededor, reflejar la intención, oculta o transparente, del resto de personas de su entorno. Llegados a un punto, con Valerie metida en pleno rodaje de Seeing Red, la ficticia comedia de HBO protagonizada por Seth Rogen dando vida a una versión extrema de Paulie G., su matrimonio sufre cada vez más porque Mark no puede creerse que su esposa esté dejando grabar su vida de nuevo. Los guionistas son muy listos al recuperar el personaje de Jane y reflejar el paso del tiempo en ella. La productora de The Comeback es ahora una oscarizada documentalista, frustrada con la industria porque su siguiente proyecto no sale adelante y que aprovecha el mono de fama de Valerie para rodar un documental para HBO sobre la mujer que roza los cincuenta en Hollywood. A la vez, y esta es una estratagema de guión algo transparente, Mickey contrae cáncer de piel, lo que dispara la alarma de Valerie y dificulta, para nuestro deleite, su tarea de poner siempre la cara más amable y esconder o graduar el volumen de sus sentimientos.
Tanta descripción sumaria es necesaria para entender el conflicto constante de la protagonista, pero los responsables nunca se olvidan de que esto es una comedia, y como tal debe ser divertida. Y lo será para los que disfruten con el poshumor, la carcajada ante la situación insólita y la creación de un constante clima de incomodidad y conflicto, al límite del ataque de nervios y por todo eso más efectivo en la comicidad. La descripción de los personajes, los diálogos y la ridiculez intrínseca de muchas de las situaciones son la fuente de la comedia aquí presente, con la severa imposición de que todo debe ser plausible y tener capacidad metafórica. Como ya se ha dicho, algunos chistes se enfatizan como si no se confiara en la inteligencia del espectador, y en otros casos las metáforas son algo trilladas (lo que implica el desopilante encuentro en el supermercado), pero hay una bienvenida voluntad de rechazar lo obvio y convertir lo que le está pasando a los personajes es una experiencia entretenida y enriquecedora, aunque sea como puro cuento aleccionador. Cada segundo de metraje es aprovechado para otorgar más y más capas de sentido a la narración, y no se pierde tiempo ni oportunidades para la risa. The comeback sigue siendo una brillante lección de comedia adulta sobre el viaje de una mujer con buenas intenciones pero objetivos desnortados. Valerie, siempre tan profesional, es incapaz de ver lo que repercuten sus acciones en su entorno próximo, y aunque escarmentó algo de su anterior experiencia como estrella de un reality, sus escasos sensores de sentido común se apagan cuando ve algo que brilla (trabajar con HBO, la posibilidad de ser premiada, tener un programa nuevo). Muchos de los secundarios funcionan como recordatorios andantes de que está algo cegada o en proceso de autoengaño, y sorprende la valentía de los guionistas de llevar su ambición hasta las últimas consecuencias, perjudicándose a sí misma por el camino.
De lo mejor de The comeback sigue siendo su gusto por el detalle, la revelación de un entramado hilado muy finamente que adquiere más sentido cuando se ve como un todo. Varios personajes de la primera temporada harán su aparición para deleite de los fans, aunque siempre son introducidos con sentido y lógica, y sorprende la cantidad de oportunidades para la diversión que los guionistas son capaces de crear en cada capítulo. Se ve claramente que hay un plan maestro detrás de cada decisión, que lleva inexorablemente a un día clave para todos los implicados donde, como en la primera despedida de la serie, la no oficial, Valerie debe tomar una decisión. Pero la mujer ha cambiado. Si, a excepción del piloto, cada capítulo de la primera estaba titulado en función de las expectativas de la protagonista ante los eventos que veíamos cada semana, en la segunda son enunciados literales sobre lo que pasará la mujer. Y al final la tesis más evidente, no por previsible menos efectiva, es que se pueden tener ambas cosas si se aplica la mesura y se tienen claras las prioridades. La vida real es mucho más bonita que la tele realidad, rodada con brusca cámara en mano y ausencia de filtros. Si The comeback se ha despedido para siempre, aunque está claro que nunca se sabe, la imagen de cierre es perfecta. Con ambos premios en el bolsillo. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
Redacción Sevilla