Comenzamos a hacer balance en El antepenúltimo mohicano. A lo largo de los próximos días, iremos publicando las diferentes listas que resumen lo mejor de un 2014 que llega a su fin. Clasificaciones con lo mejor en bandas sonoras, trabajos de fotografía, largometrajes de factura nacional, episodios y series televisivas y películas estrenadas en España según el equipo de redactores de EAM. Una tradición, un ejercicio de memoria, una guía de lo mejor de un curso a nivel audiovisual más que notable. Y comenzamos con una novedad. Por primera vez, valoramos los debuts más interesantes. Para ello, hemos recopilado una selección de las óperas primas más destacadas que se han exhibido en diferentes festivales o que se han estrenado en nuestro país a lo largo de estas cincuenta y dos semanas.
Una relación donde no aparece la ganadora del FIPRESCI-Discovery de los EFA, la ucraniana The Tribe. Ni su paso por Karlovy Vary ni por el Cineuropa de Santiago de Compostela dejó en nuestros redactores las sensaciones que transmitió al resto de la prensa, salvo hastío. No se pueden negar algunas de la originales virtudes del filme de Miroslav Slaboshpitsky, pero, como largometraje, no es más que un vano intento de transgresión. Lo mismo ocurre con la animada Rocks in my Pockets, FIPRESCI en Karlovy Vary y uno de los trabajos más valorados en Zabaltegi. Lejos del esnobismo de sendos largos, este 2014 nos ha dejado primeras creaciones tan reseñables –y que conforman nuestra mención de honor— como la española 10.000 km de Carlos Marques Marcet (triunfadora en el SXSW y Málaga), la rusa Corrections Class (mejor película en el East of the West de Karlovy Vary), la mexicana Güeros (Mejor ópera prima en Berlín), la serbia Varvari (de Ivan Ikic), la sueca Something Must Break (ganadora en Róterdam) las estadounidenses Palo Alto (dirigida por Gia Coppola), Lost River (de Ryan Gosling) e It Felt Like Love (de Eliza Hittman) o la francesa Party Girl (ganadora de la Cámara de oro de Cannes). Sin más dilación, estas son las 10 mejores óperas primas del año para El antepenúltimo mohicano.
10| The Babadook (Jennifer Kent, Australia, 2014).
La gran sorpresa del género. La actriz Jennifer Kent se ponía a los mandos de una historia que aúna leyendas locales y la perenne percepción de una niña convertida en directora. The Babadook se ganó al público de los festivales de Sundance, Toronto y Sitges y prepara su desembarco en Europa que, seguramente, se tornará en victorioso. Un filme que otorga frescura a una temática saturada a límites ignominiosos y que nos descubre al joven Noah Wiseman, el molesto cazamonstruos de esta fábula subyugante e hipnótica que nos invita a (no) mirar debajo de la cama más de dos veces. [Texto de José Martín] Técnicamente, el filme es una auténtica maravilla si tenemos en cuenta que ha contado con un modestísimo presupuesto de 2,5 millones de dólares, algo que hace que en ningún momento tengamos la sensación de estar ante una serie B. La excelente labor del director de fotografía y algunas imaginativas soluciones visuales –la animación del malo de la función y la manera en que éste cobra vida desde las páginas del libro– contribuyen a que estemos ante una obra de impecable factura y muy atmosférica, que no abusa de los efectos especiales, manteniéndolos siempre en un discreto segundo término. De esta forma se evita cualquier floritura efectista que distraiga la atención de la historia y la evolución de sus personajes. En este sentido, The Babadook debería servir de ejemplo para futuras películas de terror que pretendan construir sus relatos sobre personas de carne y hueso alejadas de los arquetípicos monigotes que, desgraciadamente, suelen ser lo habitual en el género. | Crítica |
09| Blind (Eskil Vogt, Noruega, 2014).
Ya nos avisaba Joachim Trier, director de Oslo 31 de agosto, que el primer trabajo de su guionista Eskil Vogt era fantástico. Blind, ganadora del premio del mejor guion internacional de Sundance 2014, contiene todos los ingredientes de la buena literatura llevada al celuloide. Amor y superación dibujados con elegancia y personificados en el singular rostro de Ellen Dorrit Petersen. Golem tiene los derechos en España aunque aún sin fecha de estreno prevista. [Texto de Gonzalo Hernández desde la Berlinale] ...Vogt acaba construyendo un mosaico urbano con el que es muy fácil empatizar. Ya no sólo por cómo consigue meterte en su propuesta merced al buen uso del montaje en el juego de cambios narrativos repentinos, sino también al tremendo acierto de casting, utilizando como representante a una guapísima actriz noruega, Ellen Dorrit Petersen, que entrega un trabajo hipnótico, brillante, y alejado de efectismos. Hermético y muy introspectivo, pero con la capacidad suficiente como para despertar cariño en sus debilidades. ...Contiene algo que a Ozon le faltaba (y le fallaba en su clímax en En la casa): la emoción expresada de forma genuina, sin frialdades autoimpuestas. Emoción que Winterbottom daba a manos llenas con su hermosa sinfonía coral entre tres hermanas (Wonderland)... Blind es el cruce perfecto entre los discursos de esas dos películas, con Vogt haciendo un llamamiento a los espacios de Edward Hooper. Habitaciones vacías con mujeres solitarias, o una charla casual entre dos desconocidos. La vorágine urbana de una bonita ciudad europea y el desolador aislamiento de los que podrían ser nuestros vecinos, y por extensión, nosotros. | Crítica |
08| The Kings of Summer (Jordan Vogts-Roberts, Estados Unidos, 2013).
[Texto por Judith Romero] La fotografía de Ross Riege retrata tanto la luminosa exuberancia veraniega —especialmente en las escenas en el bosque, que en manos de Riege resulta casi la plasmación en imágenes del Walden de Thoreau—, como la gris cotidianeidad de la vida suburbana de la que pretenden escapar los protagonistas, enfatizando aún más la dirección artística de Jennifer Klide y Carmen Navis, que, pese a ser contemporánea, podría situar la acción de la película perfectamente hace veinte o treinta años (los móviles apenas aparecen en un par de escenas, no hay ordenadores ni coches ultramodernos, e incluso vemos a Joe y Patrick echando unas partidas al Street Fighter II de la Super Nintendo). Ellos proporcionan el envoltorio perfecto a una historia y unos personajes que, aunque hemos visto mil veces, pueden seguir emocionándonos, haciéndonos reír con sus situaciones ridículas y, en definitiva, recordarnos qué se sentía al tener quince años y pensar que lo sabías todo y que nada ni nadie podía impedirte hacer lo que quisieras, un tiempo en que los días de verano eran eternos, y podíamos creer que todo era posible. Jordan Vogt-Roberts consigue todo eso y mucho más en apenas hora y media, y es por eso que The Kings of Summer es, de lejos, una de las mejores películas del año. | Crítica |
07| The Better Angels (A.J. Edwards, Estados Unidos, 2014).
[Texto de Gonzalo Hernández desde la Berlinale] Producida por el mismo Malick, The Better Angels (2014) se ve y se siente como una prolongación de su discurso. Un apéndice extraviado y huérfano de algún proyecto perdido que nunca quiso firmar con su nombre. Nada de esto es cierto, por supuesto, pero la autoría de su director es complicada. Tanto en temática como en tono Edwards está tan cerca de su mentor que la particularidad de su estilo se difumina. Las comparaciones son odiosas pero en casos como éste son inevitables. La maternidad observada desde ese altar hagiográfico que enaltece la figura de todo ser sacrificado. La madre biológica, una hermosísima Brit Marling, enmarcada en un contrapicado, en mitad de la naturaleza, y a contraluz. Y de fondo, una partitura de tintes clásicos que subrayen la solemnidad de esta infancia algo adormilada, plasmada con el estatismo y la melancolía que sólo puede dar un adulto que ha acabado convirtiendo el tema en excusa poética para sus obras. Edwards es más contenido que Malick. Donde el segundo deja que el filme vuele, llegando a experimentar el éxtasis de un momento tan ridículo como sublime, el primero prefiere atarlo en corto y, tal vez por eso, su película nunca alcanza una cima clara, manteniéndose a una media altura agradable que nunca alcanza la brillantez. La música jamás sube más de la cuenta, la cámara no se sale de su sitio y el guión apenas rompe la dinámica narcótica de esta infancia de ecos románticos. Tanto es así que pasado el tiempo, aunque uno la recuerda con cariño como un conjunto, reconociendo en ella destellos de un talento a explotar, tampoco se le queda grabado ningún gran instante. The Better Angels es una película narrada, no desde la misma niñez, sino desde un presente que mira al pasado, seleccionando, alterando y decorándolo todo. | Crítica |
06| Y entonces fuimos felices (Hide your Smiling Faces, Daniel Patrick Carbone, Estados Unidos, 2013).
[Texto de Andrés Tallón] Una obra que recoge retales de vida. Bonita y emotiva a partes iguales. Preciosa visualmente hablando. Heredera no solo del mejor Malick, sino también de otras cintas como Cuenta conmigo (1986) o George Washington (2000). A veces el cine depara sorpresas, pequeñas joyas. Sin duda …Y entonces fuimos felices es una de ellas. Te atrapa por la poética esmeralda de sus planos, por la retórica de lo triste y por la humildad de sus ambiciones. Su alcance ha sido y será limitado, pero no me cabe duda de que el tiempo jugará a su favor. Carbone promete. Ojalá su filmografía alcance una relevancia que permita una mayor difusión de sus primeros pasos. Experiencia harto recomendable que mejora una vez que se saborea. Las primeras sensaciones pueden ser desconcertantes pero deja una huella imborrable a largo plazo. | Crítica |
05| La desaparición de Eleanor Rigby (The Disappearence of Eleanor Rigby, Ned Benson, Estados Unidos, 2014).
El díptico emocional de Ned Benson bien mereciera el primer lugar. Sin embargo, este no ha visto luz de forma comercial. Tan sólo se proyectó en el Festival de Toronto y sus dos segmentos se movieron por diferentes latitudes de forma separada. En su lugar, se presentó un mix en forma de largometraje con los dos puntos de vista de la ruptura de un joven matrimonio. El resultado final, arrítmico e irregular, deja, sin embargo, maravillosos detalles de una propuesta que se agarra a las experiencias personales de su realizador. Un trabajo que recuerda a la mirada introspectiva de Derek Cianfrance en Blue Valentine pero con un toque más edulcorado. La química de Jessica Chastain y James McAvoy, la banda sonora de Son Lux y su maravilloso final hacen el resto. Benson se queda fuera de la temporada premios, pero se ha ganado un nombre y, sobre todo, miles de corazones. [Texto de Emilio Luna desde San Sebastián] Tras la maravillosa sensación que dejaba el visionado de ese segmento titulado ÉL (Him) en Karlovy Vary, quedaban por saber los daños producidos por Weinstein & Co a la versión global de un proyecto único. 120 minutos donde se alternan las dos versiones –con mucho más protagonismo para Jessica Chastain que para su estupendo partener, James McAvoy— de una historia de (des)amor que, obviando marketing y pretensiones académicas, debe convertirse en un clásico. La edición completa de La desaparición de Eleanor Rigby compila uno de los grandes males del cine contemporáneo, en este caso, por gloria y gracia de una tijera en pro del efectismo más encorsetado. Por suerte, los excelentes diálogos, articulados por unos personajes profundamente vitales, y la sensibilidad de la puesta en escena en Ned Benson, remarcan que hay algo más detrás de una post-producción demasiado condicionada... Sin recurrir a vías recorridas, se aproxima, con mucha sutileza, a dos identidades que han perdido el rumbo y que solo adquieren sentido estando cerca uno del otro. Dos polos opuestos a los que las circunstancias le dejan sin respuestas pero no sin magnetismo. Un elemento que extrapolan a la pantalla que cada mirada, en cada caricia. McAvoy y Chastain, se desnudan ante el público, y éste les devuelve el gesto. Cine que deja huella. | Crítica |
04| Nightcrawler (Dan Gilroy, Estados Unidos, 2014).
El Némesis de Driver tiene el angulado rostro de Jake Gyllenhaal. El actor de Brokeback Mountain encarna a un periodista de rasgos psicopáticos que, cámara en mano, busca la primicia saltándose todas las normas morales. Un reflejo del periodismo actual que cuenta con la estilizada dirección de Dan Gilroy, guionista de filmes como El sueño de Alexandria o El legado de Bourne. Aun con su ritmo frenético y su excelente fotografía, el principal valor de Nightcrawler reside en la interpretación de un Gyllenhaal cada vez más maduro como demostró en Prisioneros. Apunten su nombre, puede ser uno los protagonistas en febrero en Los Ángeles. [Texto de Alberto Sáez desde Dublín] ...“Me gustaría decir que si alguien me ve, es porque está teniendo el peor día de su vida”, afirma, como si de la misma Parca se tratara, un espectacular Gyllenhaal en la cima de su carrera, consiguiendo hacer justicia a esa elocuente falta de signos de puntuación de la que hablábamos al comienzo con una interpretación sobresaliente y sobrecogedoramente persuasiva, tan convincente como su verborrea amoral —sin pausa entre palabras— y tan desquiciada como esa inquietante mirada inyectada en sangre que no hemos sido capaces de ver pestañear en las dos horas de duración. | Crítica |
03| Violet (Bas Devos, Bélgica, 2014).
[Texto por Emilio Luna desde Karlovy Vary] ...Desde su paso por Róterdam y la ulterior publicación de su primer tráiler, seguíamos la pista de la ópera prima de Bas Devos, Violet. Un drama sobre la culpa que técnicamente roza el sobresaliente. Todo al servicio de la historia de Jesse, un joven ciclista de BMX cuyo mejor amigo muere ante sus ojos en un asalto en pleno centro comercial. Desde ese momento, todo su entorno virará de forma constante hacia un joven que buscará volver a encajar las teselas de su mosaico vital. Davos sorprende por una puesta en escena que alterna plano-secuencias con subjetivos, intercalando imágenes de archivo de toques onírico ilustradas con diferentes efectos. Y pese a que esto último es un alarde de auteur bastante poco convincente, la trama atrapa. Primero, por la excelente labor de su actor principal, César De Sutter. Segundo, por la brillante fotografía de Nicolas Karatkasanis, que envuelve de melancolía y emoción largos tramos de la narrativa. Violet sigue la corriente del nuevo cineasta centroeuropeo de rozar el experimental bajo una estructura técnica primorosa, y, desde ahí, abordar temáticas psico-sociales. La obra de Devos porta todos los estilemas referenciales –Nicolas Winding Refn, Boudewijn Koole, Michael Haneke— y defectos del firmante primerizo, pero el regusto que deja es de cine de primer nivel. Muestra de ello es su plano-secuencia final. | Crítica |
02| ’71 (Yann Demange, Reino Unido, 2014).
[Texto de Emilio Luna desde Karlovy Vary] …Yann Demange se estrena a lo grande con ’71, cinta que formó parte de la competición de la pasada Berlinale. Un survival en el conflicto del Ulster que mantiene al espectador pegado a su butaca durante todo el metraje. Demange toma como referente al Paul Greengrass más vigoroso y nos traslada a una larga persecución en las peligrosas calles de Belfast. Como comentaba mi compañero Gonzalo Hernández desde la capital germana, la mirada del director galo y, por ende, la de la platea, no se posiciona en a favor de ningún bando. Solo junto a la vertiente más desfavorecida, lejos de los altos mandos, la que sufre, la que llora. Personificada en un novato soldado británico —interpretado con solvencia por Jack O’Connell— que consigue huir de una emboscada en la calle principal de un belicoso barrio católico-nacionalista. A partir de ahí, comienza un persecución sin descanso tanto de los independentistas como de las autoridades británicas. ’71 es una clara crítica a la gestión de los líderes en las revueltas del Ulster, donde la entente no parece una opción. Prueba de ello, es el dibujo de los agentes dobles y enlaces. Resulta interesante, como Demange retrata a los soldados (militares o no) de esta causa: jóvenes, ingenuos (ese teniente naif) y desubicados. La guerra misma pero en territorio amigo. ’71 resulta ser un entretenimiento de primer nivel encuadrado en festivales de categoría A. Demange posee las aptitudes de un grande. Oiremos mucho su nombre. | Crítica |
01| Oh Boy (Jan Ole Gerster, Alemania, 2013).
[Recuperamos el texto del Resumen 2013] ...Ganadora del premio a la Mejor Película en la penúltima edición de los Lola Awards (los premios de la Academia alemana), Oh Boy describe una contundente metáfora sobre la necesidad de elegir entre la utopía —tiempo para 'realizarse'— y la vida —falta de convicción para 'ser'—. Advertimos el tono seco y seductor de una historia cuyo guión mezcla eficazmente la comedia con el drama, logrando así desarmar al mirón de turno. La película de Jan Ole Gerster es tan europea como la Nouvelle vague, sencilla en forma y con un fondo entendible; de trazo claro y asentimiento o negación tragicómica; no pretende abrumar con largos discursos acerca del porvenir: tan solo muestra y deja leer, siendo consciente del gancho cinético inherente a su protagonista, Tom Schilling. El actor se desplaza como una pluma o un peso pluma con cigarrillo en la boca. Desde cualquier vertiente, resulta creíble y destila autenticidad. La historia, apenas veinticuatro horas condensadas en ochenta y cinco minutos de relato, muestra una sucesión de momentos agridulces que resisten más allá del simple discurso retórico. | Crítica |
La excelente Oh Boy, que llegó a España en primavera a través de Surtsey Films, es el perfecto estandarte de un buen año de debuts. Unos primerizos que buscarán asentarse en próximos proyectos tal como los sophomores que estrenaron segunda obra este año: Jeremy Saulnier (Blue Ruin), Steven Knight (Locke), Destin Cretton (Las vidas de Grace) o Damien Chazelle (Whiplash). Próxima parada | Las mejores bandas sonoras de 2014.