Joven y bonito
crítica a The smell of us (2014), dirigida por Larry Clark.
Durante décadas Larry Clark se ha centrando en la documentación de todo tipo de conductas transgresoras de adolescentes descarriados. Desde sus inicios hasta el trabajo más reciente The smell of us (2014), el universo Larry Clark ha permanecido en su vertiente monotemática, basada en cuatro pilares cardinales: juventud, disfuncionalidad familiar, sexo frenético y consumo de drogas. La carrera de Larry Clark se inauguró con la publicación de Tulsa (1971), un libro en el que recopilaba fotografías en blanco y negro que mostraban la pubertad de yonquis residentes en la pequeña localidad de Tulsa, Oklahoma. Sin embargo, no fue hasta los noventa, cuando su obra underground alcanzó la fama internacional de la que se nutriría más adelante. Su labor fotoperiodística, iniciada entre los sesenta y setenta, dio el salto al mundo del cine a través de Kids (1995). Con la ayuda de un precoz y talentoso Harmony Korine en la elaboración del guión, Larry Clark confeccionó un duro retrato de la irrupción del SIDA y la despreocupación de los menores de edad que portaban el virus. Kids fue presentada en Cannes, en un contexto en el que el festival apostaba por el cine no convencional estadounidense, es decir, un año después del triunfo de Pulp Fiction (1994) en el certamen.
La exhibición de Kids en Cannes propició el encuentro entre Larry Clark y el target francés, o, en otras palabras ,el mercado que desde la premiere de su ópera prima se ha convertido en el gran mecenas del realizador. Pues, según ha declarado el fotógrafo y director nacido en Oklahoma, Francia es el único país que le asegura su permanencia en el mundo del arte, ya que Larry Clark vive de su cine solamente con las ganancias recaudadas en Francia. En este sentido, no nos parece curioso que el nuevo proyecto del autor americano tenga lugar en el Paris contemporáneo. La idea de The smell of us surgió a raíz de una visita de Larry Clark a la capital francesa en 2010. El director fue invitado a Paris para presentar una retrospectiva que organizaba el Museo de Arte Moderno sobre la evolución de su obra, y al salir por la puerta trasera del edificio, advirtió un grupo de skaters que se reunía frente al Palais de Tokio comportándose como sus protagonistas de Kids en la Washington Square Park de Nueva York. Teniendo en cuenta dicha averiguación, The smell of us puede parecer un remake de su debut cinematográfico que encubriría una estrategia de marketing comercial dada la ubicación del largometraje. No obstante, decir que The smell of us es un Kids parisino resulta una lectura superficial, puesto que la última película de Larry Clark esconde una reflexión nunca antes percibida en su filmografía, con lo cual no estaríamos equivocados al afirmar que se trata de su mejor trabajo hasta el momento.
La exhibición de Kids en Cannes propició el encuentro entre Larry Clark y el target francés, o, en otras palabras ,el mercado que desde la premiere de su ópera prima se ha convertido en el gran mecenas del realizador. Pues, según ha declarado el fotógrafo y director nacido en Oklahoma, Francia es el único país que le asegura su permanencia en el mundo del arte, ya que Larry Clark vive de su cine solamente con las ganancias recaudadas en Francia. En este sentido, no nos parece curioso que el nuevo proyecto del autor americano tenga lugar en el Paris contemporáneo. La idea de The smell of us surgió a raíz de una visita de Larry Clark a la capital francesa en 2010. El director fue invitado a Paris para presentar una retrospectiva que organizaba el Museo de Arte Moderno sobre la evolución de su obra, y al salir por la puerta trasera del edificio, advirtió un grupo de skaters que se reunía frente al Palais de Tokio comportándose como sus protagonistas de Kids en la Washington Square Park de Nueva York. Teniendo en cuenta dicha averiguación, The smell of us puede parecer un remake de su debut cinematográfico que encubriría una estrategia de marketing comercial dada la ubicación del largometraje. No obstante, decir que The smell of us es un Kids parisino resulta una lectura superficial, puesto que la última película de Larry Clark esconde una reflexión nunca antes percibida en su filmografía, con lo cual no estaríamos equivocados al afirmar que se trata de su mejor trabajo hasta el momento.
El relato de The smell of us se desarrolla en dos dimensiones paralelas. La primera muestra el día a día de un grupo de amigos unidos por una desestructuración familiar parecida. La falta de afecto les obliga a buscarlo fuera de sus casas: en las plazas practicando loopings con sus colegas, en las discotecas consumiendo cocaína o en la calle fornicando en cualquier esquina. Este planteamiento, que conecta con la temática de Kids, se aleja de su predecesora al situar la narración en 2014 y no en 1995; es decir en plena era de la sobreexposición personal vía Internet. De este modo, el segundo nivel en el que acontece la mayor parte de The smell of us se identifica con el mundo virtual y el uso de éste. Larry Clark lo describe como un espacio ficticio al que acude cada uno de los personajes para proyectar aquello que más les interesa exhibir de sí mismos. La predilección de los adolescentes por mostrar ciertos atributos y no otros se convierte en el aspecto más provocativo del filme cuando Math, el joven protagonista encarnado por Lukas Ionesco (hijo de la famosa actriz y modelo francesa de descendencia rumana Eva Ionesco), recurre al anonimato e inmediatez de Internet con la intención de vender su cuerpo de efebo a ancianos pedófilos al estilo trastornado de Gregg Araki en Mysterious Skin (2004). Sin embargo, aunque The smell of us proponga una interesante deliberación acerca del peligro que emana del mal uso de la tecnología, la reflexión más sustanciosa de la cinta va por otro camino.
Los personajes de los anteriores títulos de Larry Clark experimentan una epifanía, camuflada en una progresiva evolución psicológica, que en The smell of us sería imposible desarrollar. Los sujetos de las otras películas del multidisciplinar artista suelen justificar la irracionalidad de sus actos cotidianos a través de una libertad, independencia o amoralidad que sólo existe en su imaginación. Cuando descubren que su rebeldía no es más que un síntoma de la realidad inaceptable de ser las víctimas de una cárcel impuesta por el mundo de los adultos, el caos se desata en sus vidas. Aunque existan casos como el de Ken Park (2002), donde la desobediencia alcanza cotas categóricas, los chicos de Larry Clark siempre pierden la batalla contra sus primogénitos. En cambio, la cruzada entre mayores y menores de edad en The smell of us tiene un vencedor inesperado. En esta ocasión los victoriosos son los pícaros adolescentes. Pues, la astucia que los jóvenes franceses han desarrollado durante años se explica a partir de un suceso sociológico contemporáneo. Si los protagonistas de la anterior filmografía de Larry Clark sólo se apoyaban en un insuficiente instinto de supervivencia, ahora la razón que proclama triunfadores a los indigentes skaters de Paris es una contradicción en la esencia de la comunidad que intenta destruirlos. Dicha sociedad que cree poder manipularlos al final se rinde ante ellos porque poseen una cualidad que actualmente ha adquirido un valor mucho más codiciado que el propio dinero: la juventud.
La juventud y la apolínea belleza son los únicos atributos que posee Math. El efebo explota sus dotes seductoras prostituyéndose por inercia, igual que la fría Isabelle en el penúltimo filme de François Ozon. Tanto en The smell of us como en Joven y bonita (2013), los personajes principales no venden su cuerpo por necesidad o lujuria en la capital francesa. El censurable comportamiento de los escorts adolescentes deriva del desmesurado culto al físico contemporáneo. Math e Isabelle actúan irracionalmente porque tienen en su poder algo que la entera sociedad desea sin haberse esforzado en conseguirlo. Por otro lado, pese a que Ozon y Clark desarrollan sus tramas de un modo distinto, ambos films también coinciden en la experimentación melódica de sus bandas sonoras. Casualidad o no, los dos cineastas comparten una extraña debilidad por pasar de la música electrónica a baladas de cantautores en las secuencias nocturnas. En el caso de Joven y bonita de Crystal Castles a Françoise Hardy, y en The smell of us del chirriante dubstep que los quinceañeros danzan como seres poseídos al célebre tema “Ring Them Bells” de Bob Dylan, cambio que se produce justo en el momento en que aparece un desconocido y se dirige hacia Math para lamer su cuerpo en medio de la discoteca. Como decíamos, el relato sobre la vida de Math es más extremo que el de Ozon, puesto que todos los amigos, los clientes e incluso su propia madre del protagonista desean acostarse con él. Dejando a un lado el punto de provocación y repugnancia que Larry Clark siempre exhibe en sus obras, The smell of us es digna de ser analizada dada la incitación del autor a la reflexión sobre la superficialidad que predomina en el mundo. Un propósito que culmina en una perspicaz escena en la que los jóvenes skaters medio mendigos, que nada entienden sobre las últimas tendencias en el universo de la moda, acaban desfilando como esbeltos modelos de alta costura frente a un público senil, espectadores de edad avanzada que en otro contexto podrían ser los clientes de Math, o peor aún, la versión más chic de los propios espectadores. | ★★★★★ |
Ficha técnica
Carlota Moseguí
71ª edición de la Mostra de Venecia
Ficha técnica
Francia, Bélgica, 2014, The Smell of Us. Director: Larry Clark. Guion: Mathieu Landais. Productoras: Polaris Film Production & Finance / Morgane Production / Polyester. Presupuesto: 3.540.000 euros. Presentación Oficial: Mostra de Venecia 2014. Montaje: Marion Monnier. Diseño de producción: Natalia Brilli. Fotografía: Hélène Louvart. Reparto: Niseema Theillaud, Valérie Maës, Dominique Frot, Lukas Ionesco, Diane Rouxel, Philippe Rigot, Théo Cholbi, Laurence Bibot, Hugo Behar-Thinières, Ben Yaiche Ryan, Jean-Christophe Quenon, Rad Hourani, Jean de Loisy, Christophe Beudet, Adrien Binh Doan, Terin Maxime, Marc Zaffuto Fechoz. Duración: 88'.