Eludiendo culpas y salvando vidas
crítica a Getting On (2013-) | Temporada 2
HBO / 2ª temporada: 6 capítulos | EE.UU, 2014. Creadores: Mark V. Olsen & Will Scheffer. Directores: Howard Deutch, Becky Martin, Miguel Arteta. Guionistas: Mark V. Olsen & Will Scheffer. Reparto: Laurie Metcalf, Alex Borstein, Niecy Nash, Mel Rodríguez, Ann Guilbert, Mark Harelik, Brandon Fobbs, Joel Johnstone, Lindsey Kraft, Kimberly Celemen, Mary Kay Place, Jayma Mays, Alia Shawkat, Kasey Mahaffy. Fotografía: Rodney Taylor.
Hubo que esperar desde finales de diciembre hasta mediados de febrero para saber que HBO había decidido renovar Getting on por una segunda temporada, cumpliendo una de sus máximas más populares: es la cadena que potencia la parte creativa sobre la financiera. Aunque algunas de sus series no consiguieron una nueva oportunidad de seguir contando sus historias, otras sí que lo han hecho. La parte negativa del trato es que la cadena solo les daba a los creadores Mark V. Olsen & Will Scheffer otros seis capítulos, y de nuevo una franja complicada para aumentar el número de seguidores: noviembre/diciembre. A su favor, decir que se ha emitido junto a la despedida de The newsroom (2012-2014) y la inesperada segunda temporada de The comeback (2005-), así que no se puede decir que el gigante del premium cable no esté tratando de asentarla en su parrilla. Los números no han mejorado especialmente, así que estamos ante la misma situación que hace un año, con la duda sobre si Getting on tendrá una nueva ración de capítulos. Quizá previsores de esto, los creadores y de nuevo únicos guionistas han dejado la temporada en suspenso, tanto con un cliffhanger de peso muy bien trazado a lo largo de los seis episodios como con una escena impactante y completamente simbólica de la voluntad de la serie para quedarse, para resistir un poco más.
Lo mejor que se puede decir de esta temporada es que no se ha hecho ninguna modificación de peso para querer complacer a nadie ni atraer una mayor audiencia de manera facilona. No. Se retoma la actividad del ala de cuidados a mayores del hospital donde trabajan los protagonistas un tiempo después del final de la primera tanda, con Dawn y Patsy envueltos en una relación bastante estable, Jenna batallando para sacar adelante su estudio fecal y Didi equilibrando su vida personal y profesional. Continúa el retrato de una sociedad egoísta como la que vivimos, donde los adultos se dedican a eludir responsabilidades, pasarse la pelota unos a otros y a no comunicarse. En un momento dado, Didi comenta un serio problema a Patsy, a lo que éste replica sin pararse a pensarlo que no puede lidiar con eso ahora mismo con lo que tiene encima. Es un instante perfecto que sirve como medida de lo que aquí se ofrece, una visión de la sociedad donde cada uno está demasiado ocupado escuchándose a sí mismo y asegurándose de que sus necesidades están cubiertas para poder oír al otro. Y eso da lugar a un bucle del absurdo, especialmente visible en las escenas donde los trabajadores del hospital se reúnen de manera oficial para discutir asuntos ridículos (el jabón abrasivo, las quejas sobre “esclavismo”) o serios (la foto genital, los fondos mal invertidos), pero siempre priorizando lo que cada uno siente y defendiendo su pequeña parcela de dominio. Esto es lo que nutre cómicamente a la serie y proporciona algunos de los momentos más divertidos, aunque también más desesperantes.
Lo que queda por el camino es lo más jugoso: las minucias de los pacientes (Birdy es una joya de personaje), las historias con sus familiares, los pormenores de la jerarquía del centro y lo interesante y frustrante que puede ser dedicarse a salvar vidas y hacer que la gente mayor esté lo más cómoda posible. Es mérito de los guionistas el presentar todas estas situaciones y escribir las escenas y su desarrollo de tal forma que el lado cómico y el dramático afloren con espontaneidad, sin que una parte se sobreponga a la fuerza a la otra. Existen extremos, como la paciente alcohólica que muere por beber jabón o el regreso de la bipolar Darla (genial June Squibb), pero Getting on es capaz de operar también con la mayor de las sutilezas, como en el progresivo acercamiento entre Jenna y la doctora Ann Killigrew (la solvente Mary Kay Place, también presente en Big love (2006-2011) como su marido en la ficción Harry Dean Stanton, que repite su papel de novio de Birdy).
En su ritmo acelerado, la serie está muy bien escrita, con buen oído tanto para la pulla como para la conversación cabal. La naturalidad fluye en todo momento, y la creación de instantes poderosos está elaborada sin que se noten las costuras. Los responsables de la serie son capaces de extraer el potencial artístico de un lugar tan árido y funcional como un ala médica. Todo en una precisa coreografía de movimientos, acciones, conversaciones y diagnósticos sobre el estado de la sanidad estadounidense. Liderando esta negra comedia dramáticas, el estupendo cuarteto qe forman Laurie Metcalf, Alex Borstein, Niecy Nash y Mel Rodriguez, sirviendo con entrega los propósitos de la pareja artística y sentimental de Olsen & Scheffer, que además se han distanciado de la serie británica original. Borstein ha dado los do de pecho más evidentes con la crónica de la desastrosa vida sentimental de Dawn, pero cada intérprete ha tenido sus momentos de lucimiento. La temporada así lo ha propiciado, contando la conversión de parte del hospital en un programa de cuidados paliativos donde primaba más la cantidad de pacientes aceptados que su estado real de salud. Eso ha servido para que Jenna continuara su estudio y lo ampliara (sabremos el por qué de su obsesión de manera sutil y divertida), pero también para generar unos beneficios que el hospital ha usado quizá de manera fraudulenta, creando un problema de lenta cocción que explotará en sus narices en el potente final de temporada. Ahora solo queda esperar para saber si sabremos qué pasa con el resultado de la investigación y si nuestros protagonistas están metidos en un gran problema. Lo único que sabemos es que, como la señora Lee de esa intensa escena final, van a resistir hasta el último aliento. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla