Timbuktu es el título escogida por Mauritania para concursar por primera vez por el Óscar a la mejor película de habla no inglesa y, atendiendo a las excelentes sensaciones que dejó en su paso por Cannes, todo un acierto. Dirigida por Abderrahmane Sissako, estamos ante una propuesta muy pegada a la actualidad, que denuncia un terrible suceso real acontecido en la ciudad maliense de Tombuctú. Allí, una pareja de jóvenes murió lapidada a manos de los yihadistas, que consideraron que sus relaciones, por no estar casados, suponían un delito contra la ley divina que merecía ser pagado con la muerte. El filme muestra con contundencia el terror en el que vive todo un pueblo, víctima del fanatismo religioso de los extremistas y cómo las mujeres quedan relegadas a tristes figuras que viven a la sombra del hombre y sus reglas. Una obra de gran poder visual, que no escatima en crudeza para mostrar el horror en toda su magnitud. Sin duda, puede significar una maravillosa oportunidad para que el país africano debute en la fiesta más famosa del cine, con una apuesta de difícil digestión pero con esa carga de compromiso que, por ser muy del gusto de los académicos, ningún año puede faltar entre las cintas nominadas.
Nuestro compañero Gonzalo Hernández pudo verla en el Festival de Cannes y comentó en su reseña que: Timbuktu sale victoriosa y lo hace gracias a un estilo controlado, que no chilla al público para que se conciencie. Sino que mira directamente a una problemática a la que nadie parece hacer demasiado caso con la esperanza de que, por lo menos, algo se remueve brevemente por dentro. [crítica]
Nuestro compañero Gonzalo Hernández pudo verla en el Festival de Cannes y comentó en su reseña que: Timbuktu sale victoriosa y lo hace gracias a un estilo controlado, que no chilla al público para que se conciencie. Sino que mira directamente a una problemática a la que nadie parece hacer demasiado caso con la esperanza de que, por lo menos, algo se remueve brevemente por dentro. [crítica]