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    Cine Alemán Siglo XXI

    Tod Browning, de José Manuel Serrano Cueto

    Drácula (Dracula, 1931)

    One of us!

    crítica a Tod Browning, de José Manuel Serrano Cueto | Editorial Cátedra, 2011

    El cine de Tod Browning está plagado de imágenes inolvidables, de escenas extrañas y fascinantes que se graban en la mente con la fuerza de un inusitado fuego: la oscuridad de la jungla punteada por las fosforescencias de sus miasmas en Los pantanos de Zanzíbar (West of Zanzibar, 1928); el rostro terrorífico de Lon Chaney en las fotografías que se han conservado de La casa del horror (London After Midnight, 1927); un grupo de burgueses sentados en círculo a punto de dar comienzo a una sesión de espiritismo en The Thirteenth Chair (1929); un bebé en su cochecito que se enciende un puro con total desfachatez en El trío fantástico (The Unholy Three, 1925); la increíble deformidad física de El Obispo en Maldad encubierta (The Black Bird, 1925); un hombre sin brazos del que descubrimos que en realidad los lleva atados a su espalda de forma salvaje en Garras humanas (The Unknown, 1927); a un majestuoso conde Drácula alejando con un leve gesto de una de sus manos a un maléfico trío de sedientas vampiras en Drácula (Dracula, 1931); la hipnótica presencia de Carroll Borland en La marca del vampiro (Mark of the Vampire, 1935); la científica de mirada extraviada Malita reduciendo animales a tamaño de juguetes en lo más profundo de la jungla en Muñecos infernales (The Devil-Doll, 1936); los freaks de un circo celebrando una boda y cantándole a la tan hermosa como malvada novia Cleopatra una canción que es ya toda una letanía mítica para los amantes del cine fantástico (We accept her. Gobble, Gobble… One of us! One of us!) y la terrible y brutal respuesta de ella en La parada de los monstruos (Freaks, 1932); y unas cuantas más de otras películas suyas con las que no os quiero aburrir y las de seguro que encierran aquellas, muchas aún, que todavía no he podido ver.

    Adentrarnos en la vida del director Tod Browning es una aventura que acaba por lo general en desesperación: pareciera que avanzáramos entre las pantanosas frondas que aparecen en sus largometrajes, apartando una gruesa rama que golpea nuestro rostro o esperando como un milagro de opereta que la densa niebla que oculta su figura se disipe por un momento y nos deje ver más allá de la leyenda. Browning siempre se mantuvo lejos de las alharacas de Hollywood y aunque sus éxitos cinematográficos le permitieron vivir sin apuros económicos, su esquiva personalidad ha mantenido su figura en la sombra. Quizás quienes más han conseguido acercarse a él y mostrarnos un retrato lo más certero posible han sido David J. Skal y Elias Savada en su imprescindible estudio El carnaval de las tinieblas: el mundo secreto de Tod Browning (Dark Carnival: The Secret World of Tod Browning, 1995), uno de los puntales de los que se sirve, junto a una exhaustiva bibliografía complementaria, José Manuel Serrano Cueto en esta monografía dedicada a uno de nuestros directores favoritos, Tod Browning (2011). Esta oscuridad que rodea al protagonista de la misma quizá sea el mayor escollo que Serrano Cueto haya tenido que sortear en su excelente trabajo: saber de su dificultad es lo que nos hace valorar el esfuerzo sin duda titánico de Cueto en su labor. Esto también valdría para la revisión de la totalidad de la filmografía conservada de Browning, una tarea que no sólo admiramos sino que envidiamos, en ambos casos con total entrega.

    La parada de los monstruos (Freaks, 1932)
    La parada de los monstruos (Freaks, 1932)
    La obra cinematográfica de Browning ofrece grandes lagunas debido a que gran parte de su obra está perdida. No se conserva ninguno de sus 14 cortometrajes, aunque sí que podemos tener acceso a algunas de las cintas en las que trabajó como guionista en la pausa que mantuvo tras un accidente de tráfico que lo marcó de manera profunda y su vuelta a la dirección. Así es fácil encontrar y disfrutar del delirante y maravilloso corto The Mystery of the Leaping Fish (John Emerson y Christy Cabanne, 1916) o la monumental y fabulosa Intolerancia (Intolerance, D. W. Griffith, 1916). De sus 48 largometrajes, 21 están desaparecidos (uno de ellos pese a esto ha alcanzado una categoría de clásico de culto: London After Midnight), 3 incompletos y 24 conservados. De los incompletos, quizá el caso más doloroso sea el de La parada de los monstruos, aunque Cueto no dé detalles acerca de esto: tal vez una de las poquísimas pegas que podríamos ponerle a su libro, por otra parte del todo necesario para los fieles apasionados del director. El autor estructura la obra de Browning por áreas temáticas y no por orden cronológico, lo cual si por un lado nos lleva a una valiosa apreciación de todas las ideas que las vieron nacer, por otro oscurece un tanto la estricta evolución de su legado. Valiosísima es a su vez la valoración que realiza Cueto del cine de Browning no sólo como maestro del fantástico, sino como especialista del melodrama, de las historias de interés humano, atravesadas eso sí en abundantes ocasiones por el espectro de lo macabro. Es de agradecer que la editorial Cátedra, en su colección Cineastas, se haya atrevido a publicar un libro como éste (y por supuesto, a José Manuel Serrano Cueto por haberse entregado a la tarea difícil de escribirlo) dedicado a un director que, ojalá me equivoque, no les hará ganar muchos premios de ventas, pero que resulta todo un regalo para los enamorados de la obra de Browning.

    José Luis Forte
    redacción Cáceres


    Tod Browning
    de José Manuel Serrano Cueto (2011)
    editorial | Cátedra
    ISBN | 978-84-376-2880-6
    precio | 15 €
    nº de páginas | 267
    encuadernación | rústica
    colección | Signo e imagen / Cineastas, 87
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