Choque de trenes
crítica a The Simpsons Guy, dirigida por Peter Shin, 2014
FOX | EE.UU, 2014. Director: Peter Shin. Guión: Patrick Meighan. Voces originales: Seth MacFarlane, Alex Borstein, Seth Green, Mila Kunis, Mike Henry, Dan Castellaneta, Julie Kavner, Yeardley Smith, Nancy Cartwright, Hank Azaria. Música: Walter Murphy.
El 28 de septiembre de 2014 quedará marcado como día histórico para la televisión estadounidense, ya que fue el elegido para la emisión de The Simpsons guy (14.1), arranque de la nueva temporada de Padre de familia (Family Guy, 1999-) y esperado episodio cross-over con Los Simpson (1989). Ha tenido que llegar el 2014, año en que una va a cumplir su 25º aniversario (el 17 de diciembre) y la otra ya cumplió su 15º (el 31 de enero), para que los responsables de ambas series decidieran dar luz verde a la idea. ¿El resultado? Pues no es todo lo satisfactorio que uno podría esperar, puede que porque fuera imposible satisfacer las expectativas de los fans, pero sus 44 minutos de metraje están puntuados de muchísimos metachistes, ocurriencias salvajes (al fin y al cabo, es un capítulo de Padre de familia) y guiños al espectador. Un espectador claramente nacido bajo el influjo de ambas series, ya que no se encuentran rastros de la estructura de un clásico episodio de la familia amarilla, pero tampoco es un episodio en la vida de los Griffin lleno de cortes y cambios de plano (de hecho, solo hay uno desde que estamos en Springfield, y es un metachiste de lo más divertido).
La peripecia arranca con los Griffin viendo un hipotético cross-over entre Modern family (2009-) y Todo en familia (1971-1979), y Chris alabando las ventajas de un episodio que cruza dos series. Stewie le corta, y así empieza la diversión. Y es que para muchos un cross-over en un acto desesperado o de pura promoción, y es esa autoconsciencia lo que va a predominar de ahí en adelante. La historia comienza como un episodio de Padre de familia (Peter enfurece a las mujeres de Quahog por una viñeta machista y deciden irse del pueblo por un tiempo) y cruza caminos con Los Simpson cuando Hans Topo robe el coche de la familia y estos se vean atrapados en Springfield (¿cuál? No parece que puedan decirlo legalmente hablando). Patrick Meighan y sus compañeros plantan referencias, como cabría esperarse, en cada minuto de metraje, pero fallan a la hora de dar empaque a las subtramas. Éstas son: Homer y Peter se hacen amigos casi al instante; Lisa trata de ayudar a Meg a encontrar su talento especial; Marge y Lois pasan tiempo juntas; Brian y Chris se encargan del Pequeño Ayudante de Santa Claus y Stewie se cuelga intensamente de Bart, hasta el punto de querer ayudarle de forma retorcida. La criticada tendencia de los guionistas a no escribir bien las tramas femeninas se refleja aquí en que la trama Lisa/Meg sea tan genérica y que Marge y Lois apenas tengan tiempo en pantalla juntas (aunque un inteligente chiste define perfectamente sus opuestas personalidades), así que se hace evidente que el plato fuerte para los convocados es la unión de los patriarcas.
Desde que Bart explica los motivos de su expulsión del campamento y Stewie hace una polémica versión de la llamada broma a la taberna de Moe, queda claro que no estamos viendo tanto a la familia Simpson como a su “versión Padre de familia”. O esto podría parecer, hasta que entra en escena la trama más inesperada del capítulo. Uno podía prever acusaciones de plagio y chistes sobre los desgastados que para muchos están los Simpson, pero no que el núcleo de la segunda parte del episodio fuera un juicio sobre quién es original y quién es una copia. Con el astuto recurso de usar las cervezas como metáfora (Duff vs. Pawtucket), asistiremos a un proceso judicial cuyo plato fuerte es la panorámica de personajes con sus supuestas copias (Lenny/Cleveland, Hombre Abeja/Consuela, Alcalde West/Alcalde Quincy), culminando con un chiste de Quagmire que revela la debilidad de algunas de esas acusaciones y una breve charla entre el James Woods amarillo y el color carne. ¿El veredicto? No lo vamos a desvelar, pero hay que ver al juez para creerlo. Una genialidad.
«Casi tres cuartos de hora gratificantes. Aunque el final sea tan triste como ocurrente y reformulador».
La publicitada pelea entre Peter y Homer que cierra la acción, la sesión de tortura con Stewie o lo sexual del lavado de coches vuelven a evidenciar que estamos más en el territorio de Seth MacFarlane que de Matt Groening. Para los fans de Los Simpson que desprecian Padre de familia no será una buena experiencia, ya que apela a reírse con ocurrencias instantáneas y pasar al siguiente chiste, en lugar de la construcción de tramas y bromas más inteligentes de la serie que abrió el camino a la animación adulta. Ahora, si uno se acerca sin demasiados prejucios y dispuesto a pasarlo bien ante todo, serán casi tres cuartos de hora gratificantes. Aunque el final sea tan triste como ocurrente y reformulador. 75/100.
Adrián González Viña
redacción Sevilla