Cómo no escabullirse de una serie
crítica a How to get away with murder (2014- ) | Episodio piloto.
ABC | EEUU 2014 / Director: Michael Offer. Guión: Peter Nowalk. Reparto: Viola Davis, Billy Brown, Alfred Enoch, Jac Falahee, Katie Findlay, Aja Naomi King, Matt McGorry, Karla Souza, Carlie Weber y Liza Weil. Música: Photek.
Shonda Rhimes es una hacedora de éxitos. De Grey´s Anatomy (2005-) a Scandal (2012-), pasando por Private Practice (2007-2013), no hay dudas que la guionista norteamericana ha probado tener una habilidad especial para saber y producir lo que el público quiere ver. Subestimar cualquier tipo de creación por popular sería un error capital. Sin dudas, cuando una obra es capaz de llegar a muchos se revaloriza en tanto que el alcance de sus resultados será mayor. En tiempos donde el raiting mucho importa, a veces en detrimento de la calidad, que una serie de televisión sea popular adquiere una significación superior. Con Shonda Rhimes sucede algo interesante: lejos están sus creaciones de ser perfectas; sin embargo, son capaces de generar números de audiencias elevados y a la vez destacan por sus méritos también audiovisuales. Una evidencia vuelve a serlo How to get away with murder (Cómo escabullirse de un crimen), su reciente estreno como productora para ABC y el más visto en lo que va de año.
La historia es la de un grupo de estudiantes de abogacía que compiten por ganar un trofeo entregado por una respetada profesora de Derecho Legal. Aprenden cómo defender de un crimen a acusados, en su mayoría culpables, mientras son parte del grupo de trabajo de dicha profesora. Lo más inquietante de la historia es que ese mismo grupo de estudiantes cometerá un “crimen” en el futuro, evidencia con que abre la serie, en el que morirá el esposo de la profesora, la misma que les está enseñando a esconder pistas incriminatorias y potenciar otras secundarias para ganar un juicio al precio que sea. Un argumento atrapante e inteligente, que garantiza una audiencia cautiva por saber cómo llegaron a tal punto los nuevos pupilos, sin importar cuántos capítulos tengan que ver con resoluciones de otros casos similares de por medio. La fórmula no es nueva, de hecho la misma Shonda Rhimes en Scandal maneja una estructura similar, lo que nos permite anticipar que la gradualidad de la trama funcionará de maravillas.
Pero por si no bastara el guión para el suceso de la serie, Peter Nowalk y su equipo ubican en el centro de la trama a una actriz con la fuerza interpretativa suficiente para salvar la historia menos creíble. En este caso la estupenda Viola Davis, en el papel de la profesora Annalise Keating. Todo en Davis es fascinante, desde los cambios de tonos en la voz, la profundidad en las miradas, su poco conocida faceta de intelectual sexy, hasta la honestidad con que parece transitar de la mujer más fría y calculadora a la esposa insatisfecha e infeliz. A Viola Davis acompaña un grupo de jóvenes actores, algunos con más experiencias que otros, pero que logran aguantar su peso actoral e incluso dotar de singularidad a sus personajes.
How to get away with murder lo tiene todo, y ahí radica también en parte su debilidad. Se extraña la sencillez. El ritmo es frenético a tal punto que por momentos pareciera difícil seguir la coherencia de la historia. Los flashfoward sobre el crimen de los estudiantes alternados con los flashbacks del caso central de cada capitulo no se incorporan de la mejor forma a la estructura lineal del episodio. Si bien hay un intento de diferenciación cromática entre las historias, por momento las interrupciones en la linealidad resultan demasiado abundantes, algunas hasta parecieran aparecer más para rellenar que para aportar algún dato relevante a la historia. La cantidad de personajes secundarios, algo típico en las series de Rhimes, pesa aquí demasiado porque hay una historia continua central con mucha fuerza, un caso por cerrar en cada capítulo, así que desarrollar entonces algunas subtramas sin aportar mucho a las dos líneas argumentales que paralelamente lleva la serie no ayudan al entendimiento directo. No obstante, renunciar a la premisa de “menos es más” trae también cierto beneficio a la serie. Es más fácil de enmascarar carencias del guión y sentir que ciertos fallos son más de aprehensión que de estructura. Y lo más importante, transcurrido los 45 minutos del episodio, sientes que fue demasiado poco tiempo y solo esperas que el próximo capítulo llegue ya para continuar armando el sugerente rompecabezas. 70/100.
Alain Arias Barreto
Redacción Buenos Aires