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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Los tontos y los estúpidos

    Los tontos y los estúpidos

    El teatro del cine

    crítica a Los tontos y los estúpidos (2014), dirigida por Roberto Castón. | ★★★ |

    Roberto Castón aterrizó en los Nuevos Directores de San Sebastián con un experimento narrativo consistente en contar una historia mediante el ensayo de los intérpretes en plató con la lectura de guión a voz en off. El equipo llega a primera hora de la mañana, en la misma apertura: una imagen en blanco y negro, sin sonido y en plano fijo abierto, que muestra el comienzo de jornada. La siguiente escena, ya en color, deja entrar el ruido de ambiente y las idas y venidas de los técnicos, mientras la cámara en mano juega al documentalismo metacinematográfico y a la veracidad de ambiente. El director y sus actores se sientan a la primera lectura del libreto, y así, anunciamos el Acto I. Relato coral, alrededor de varios personajes: Lourdes, dependienta en un supermercado y a cargo de una madre enferma de cáncer; Mario, médico con un matrimonio a la deriva; Paula, su mujer, encaprichada con el compañero de clase de francés de su hija y, por último, Miguel, un chico gay reservado y hacia el que Lourdes se siente atraída. El enredo está bien dispuesto. Dividido en un total de 3 actos, a lo largo de una serie de momentos escogidos, Castón cuenta su guión ficticio, titulado precisamente “los tontos y los estúpidos”, a través de estas prácticas, mostrando a cada interprete meterse en situación, a través de unos recursos marcadamente teatrales.

    La idea se acerca a lo que Von Trier llevó a cabo en Dogville (2003), pues, como el danés, el director español ha creído que desnudando a la historia de decorado, y de drama, ésta seguiría siendo efectiva en su esencia última. La preferencia de Castón para esta narrativa no parecen tener una motivación clara más allá de dar un sello autoral a un guión algo débil, que se cae por sí solo, más allá de las excentricidades de dirección. La evolución de las líneas argumentales se desploma y en algunos casos se perciben poco acertadas, sobre todo la referente al matrimonio de Paula y Mario, que acaba convirtiéndose en un folletín de romances de pretensiones cómicas fallidas. De hecho, la comicidad es una de las cuestiones pendientes, pues el despojo del entramado dramático hace que ciertos gags no tengan fuerza y provoquen indiferencia. Los jóvenes, en cambio, transmiten frescura y su trama es más agradecida. La lástima es que la amabilidad del tratamiento no salva el proyecto, que se ve con desgana y al que cuesta aferrarse. Todo se vuelve reiterativo y la carencia de elementos no modifica en nada lo que nos están contando, y ese pensamiento se mantiene hasta el último minuto. Podría haberse optado por un enfoque tradicional y el resultado habría sido el mismo en cuanto a contenido, pues el punto teatral no añade nada indispensable. En todo caso enaltece y ayuda a tapar las flaquezas de ciertas historias. Y ahí es donde uno se pregunta hasta qué punto esto es un experimento genuino, o la forma de tapar los agujeros de unos relatos algo indiferentes.

    Los tontos y los estúpidos

    Aun con todo, se reconoce la valentía de la apuesta de Castón, donde lo que queda en la cámara es un escenario con un par de elementos de atrezo y un actor defendiéndose con sus armas, sin apenas intrusión de montaje. La interpretación del casting evoca la tragedia de las tablas, y es de elogiar a los dos jóvenes, Nausicaa Bonnín y Aitor Beltrán, entregando dos trabajos preciosos que consiguen empatizar con el público. Cuca Escribano, por su parte, es la que más evidencia su paso por las tablas, pues todo su personaje está teñido de un efectismo remarcado en su gestualidad y la recitación de frases, brillando más cuando la actriz tiene más libertad de movimiento. Josean Bengoetxea cumple, y se le dan bien este tipo de roles discretos y con carácter. Su recorrido filmográfico es largo, pero este año promete darle buenas nuevas, dado su triplete en San Sebastián, donde aparte del filme que nos ocupa, estrenó Negociador (2014) y Loreak (2014), dos de las apuestas españolas de este año. Los tontos y los estúpidos contiene entusiasmo. Merece reconocimiento que, dado el poco presupuesto disponible, Castón haya optado por una solución tan imaginativa y arriesgada, pero es difícil escapar a la convicción, puede que algo injusta dado dos los recursos disponibles, de que la particularidad narrativa no condiciona en nada este teatro costumbrista algo excéntrico. | |

    Gonzalo Hernández
    Enviado especial a la 62ª edición del Festival de San Sebastián


    España, 2014. Título original: Los tontos y los estúpidos. Director: Roberto Castón. Guión: Roberto Castón. Intérpretes: Aitor Beltrán, Nausicaa Bonnín, Cuca Escribano, Josean Bengoetxea, Loli Alonso, Fidel Betancourt, Gregory Brossard, Elisabet Gelabert, Dayana Contreras. Fotografía: Juan Miguel Azpiroz, Montaje: Raúl Barreras, Musica: Julian Demoraga. Productoras: Bitart New Media. Presentación oficial: 20 de Septiembre de 2014 (Festival Internacional de Cine de San Sebastián).


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