Bendito desbarajuste
crítica a El arca de Noé (2014), dirigida por Adán Aliaga, David Valero. | ★★ |
Una fábrica abandonada, corte. Un personaje que se restriega un soplador de aire por la cara con enigmática función, corte. El mismo personaje se entretiene un rato escupiendo al suelo antes de copular al aire libre con su señora, corte. Una radio vieja emite entre zumbidos e interferencias un mensaje esperanzador: el actual presidente del gobierno, Mariano Rajoy, asegura que el próximo año, el 2020, habrá por fin muestras de recuperación económica. Risas en la sala, corte. Bienvenidos a la increíble y a la vez corriente historia de Paco y Miguel, dos guardas de seguridad que después de pasar ocho años trabajando codo con codo en una enorme fábrica abandonada deciden por fin intercambiar sus primeras palabras. Justo antes de ser despedidos.
Y no sé si se lo he dicho, pero no esperen nada típico o habitual, abróchense los cinturones y procuren disfrutar el máximo posible de esta marcianada, si no les aseguro que el visionado puede ser tan doloroso como una visita al dentista en el año 1845, sí, justo antes de que se inventara la anestesia (gracias Sturges). Una descomposición de más y más planos sueltos nos va dando pistas, o más que nada, ilustrándonos cosas muy raras de las que aparentemente no tenemos la menor idea, y vale que en el ADN de todo cineasta que se precie, o que al menos quiera preciarse, debe existir una corriente de destrucción de formas y de innovación; pero quizás está ambigüedad, por momentos de una poesía visual deslumbrante y por instantes cercana al fenómeno de video viral de youtube, sea demasiado. Y no es que perdamos la atención, es simplemente que la indiferencia puede hacer acto de presencia entre ligeras carcajadas en las que nos cuesta responder a la pregunta de si nos estamos riendo con la película o de ella. Pero con paciencia vuelve a llegar ese momento en el que podemos estar tentados a preguntarnos si nos estamos pasando de prepotentes y en realidad somos solo motitas de polvo ante genios creadores que nunca comprenderemos. “Esa escultura no es para ningún cliente, es una máquina que estamos haciendo Paco y yo para irnos de aquí.” Una suerte de arca de Noé sin Noé. ¿Y qué pasa con los animales? Los tenemos en la pareja protagonista y en su enigmática (como casi todos los elementos del filme) compañera, que siguiendo una época de crisis, tanto personal como situacional, se embarcarán en un viaje hacia lo desconocido. Tan desconocido que es difícil dar una única alternativa como válida.
Porque esta necesidad de huída está en todos nosotros. Porque vivimos en una época retroactiva, en un final con lento fundido a negro del que deriva gran parte de nuestra angustia vital en un planeta que sin que nos demos cuenta, se nos ha quedado pequeño. Moisés y sus seguidores cruzaron el calvario del desierto para llegar a la Tierra prometida, más de mil setecientos años después, los colonizadores del nuevo mundo sufrieron un nuevo desierto para llegar a la tierra del oro y las ilusiones. Nuestro problema es el ahora, y no tanto por sus nefastas circunstancias sino por su total ausencia de horizontes. Por ello, quizás la solución esté en el viaje a dimensiones alternativas en donde nuestro propio ser puede retroactivarse en el sentido del otro, porque quizás al final todos seamos el mismo y ninguno al mismo tiempo. Correr el riesgo para evitar la autoexclusión, como tema y quizás también como premisa constructiva de la estrambótica naturaleza del filme. El problema es que la fórmula no es nueva, y en el uso constante de la fragmentación como estilo se acaba cayendo en la redundancia. Con el peligro de que una vez superado el posible entusiasmo inicial, el espíritu se desilusione y el encanto se vuelva contra la propia máquina, aislando al espectador de la obra, enseñando la artificialidad de sus engranajes y por consiguiente, perdiendo gran parte de su encanto naturalista. ¿El resultado? Un pataleo estrepitoso y una obra que, puede, que bascule entre la infravaloración y sobrevaloración según el prisma aplicado. Por favor, no se enfaden con el festival por programar esta cinta, al contrario, agradézcanle la oportunidad de haber podido ver algo así. | ★★★★★ |
Álvaro Martín
Enviado especial a la 59ª edición de la Seminci
España, 2014, El arca de Noé. Dirección: Adán Aliaga, David Valero. Guion: Adán Aliaga, David Valero. Productora: Kamestudio. Intérpretes: Fran Gomis, Miguel Chillón, Alicia Santonja. Fotografía: Adán Aliaga, David Valero, en color. Montaje: Adán Aliaga, David Valero, Aurora Sulli. Música: Vincent Barrière. Duración: 81'. Sección Oficial.