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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica | Drácula, la leyenda jamás contada

    Drácula, la leyenda jamás contada (Dracula Untold, 2014)

    El buen empalador

    crítica de Drácula, la leyenda jamás contada (Dracula Untold, 2014), dirigida por Gary Shore. | ★★ |

    Una de las leyendas más famosas sobre Vlad el Empalador, el famoso príncipe de Valaquia que inspiró al Drácula de Bram Stoker, cuenta que el monarca encontró a dos monjes pidiendo limosna. Cuando les preguntó por qué mendigaban en lugar de trabajar, estos le respondieron que era la única manera de conocer si estaban listos para entrar en el Reino de los Cielos. A lo que Vlad respondió haciéndoles empalar, para que así pudieran resolver la duda al momento. La anécdota, como muchas otras similares, da cuenta de la reputación de crueldad que arrastra un personaje histórico que, Drácula aparte, se basta por sí mismo como un mito de enorme poder evocador. De los que generan esa atracción tan de moda actualmente hacia la violencia desquiciada, la psicopatía tan excesiva que llega a coquetear con el humor negro. Un Hannibal Lecter medieval, para entendernos. Por eso mismo, Drácula, la leyenda jamás contada, ya empieza endeble cuando uno no ve ni rastro de esa chispa de locura enfermiza en la cara de yogurín de Luke Evans. Menos aún cuando uno se encuentra a Vlad, el mismo del que las crónicas de su época contaban que le rajó el vientre a una de sus amantes por fingir un embarazo, ejerciendo de padrazo y esposo romanticón.

    Esta enésima revisión del vampiro por excelencia parece buscar (o al menos así lo vende) una suerte de acercamiento histórico al personaje de Drácula, una vuelta al origen humano del mito que es propio Vlad el Empalador. Aunque ese acercamiento tiene muy poco de riguroso. No ya por el hecho de que la trama no tenga en cuenta la historia real, sino porque introduce elementos fantásticos al atribuirle poderes vampíricos a su protagonistas. Lo que, a efectos prácticos, resulta en una mezcla de dos de los géneros más manidos del Hollywood del nuevo siglo: el histórico-épico y el de superhéroes. Del primero toma la ambientación de época y su gusto por las escenas de batallas masivas, y del segundo la condición de héroe con superpoderes de su protagonista. Pero, más allá del combo de tópicos de género al que da lugar, hay que avisar al espectador con expectativas: el cuasi imberbe personaje compuesto por Evans está tan lejos de la ferocidad del Vlad histórico como del tenebrismo del conde Drácula. En su lugar, Gary Shore expide un refrito de trucos, estructuras y temáticas ya repetidas hasta la saciedad. Una trama previsible, un personaje de cartón-piedra y una serie de recursos a trucos gastados despertarán una inevitable sensación de deja vu en el espectador familiarizado con el cine comercial de acción y aventuras.

    Drácula, la leyenda jamás contada (Dracula Untold, 2014)

    La cuestión, además, es que en Drácula, la leyenda jamás contada hay poco más que forma. El Vlad superhéroe no trasciende lo meramente canónico de un protagonista que no pasa de ser un estereotipo con patas: gobernante volcado con su pueblo, esposo enamorado, padre abnegado, habilidoso espadachín, astuto estratega... Que llega a su condición de vampiro como forma de sacrificio heroico para liberar a su reino del yugo otomano, y que persiste incluso cuando la comunidad a la que se ha desvivido por proteger se convierte en turba linchadora ante su versión monstruosa. Algo que, por cierto, recuerda al Batman de Christian Bale. Si bien Christopher Nolan destinó toda una trilogía a explorar la faceta de ese héroe que hace lo que su sociedad necesita aunque esta le rechace, y a Shore le bastan cinco minutos de trazo a vuelapluma, un par de escenas de populacho enfurecido con antorchas, antes de volver a la algarabía de espadas y saetazos en la que lucir las habilidades de su protagonista y acallar con el fragor de la batalla su falta de sustancia. Con todo, esta escena cercana al Batman de Nolan, junto a la vaga metáfora sobre el poder y el dinero que hay en el duelo final entre monedas de plata, constituye lo que más trasciende a la condición de mero juguete de entretenimiento de la película. Si bien dicha escena de lucha tampoco aprovecha todo lo que podría una faceta de Vlad el Empalador menos conocida: que mientras para el resto del mundo se trata de un demente sediento de sangre, en Rumanía se le dan honores de héroe nacional, que defendió a su pequeño reino contra el gigante Imperio Otomano, y cuyos campos sembrados de empalados funcionaron como un eficaz elemento disuasorio contra el enemigo turco.

    Drácula, la leyenda jamás contada (Dracula Untold, 2014)

    Decíamos que el filme renuncia a toda la carga sugestiva que podría emanar tanto de Vlad (la atracción por el salvajismo desatado) como de Drácula (la llamada de lo oscuro). En su lugar, solo hay un producto descaradamente comercial. Una cinta concebida como elemento de laboratorio, en el que se aplican una serie de fórmulas cuya eficacia económica ya ha sido comprobada en anteriores experimentos. Tintes de épica, acción abundante, batallas masivas, guaperas (de ambos sexos) al uso, historia de amor idealizado, dejes de tragedia y algún giro argumental. Como guinda, uno de esos finales lo suficiente ambiguos como para tratarse de una puerta abierta a la secuela o un mero desenlace abierto, en función de los resultados en taquilla. Ante ello, poco queda que hacer más que intentar dejarse llevar. Aunque Drácula, la leyenda jamás contada esté marcada por su condición simplista y poco ambiciosa, hay que reconocer que Shore ha hecho bien sus deberes. Aplica la fórmula sin complicarse la vida, y le sale un filme de ritmo ágil, bien procesado, y libre de escenas ridículas que den alas al choteo del espectador irónico. Y su fotografía neblinosa de la Transilvania agreste y el imponente castillo de Vlad/Drácula crea, al menos, algo de la atmósfera que no hay ni en su guión ni en sus personajes. | ★★ |

    Miguel Muñoz
    Redacción Madrid


    Estados Unidos, 2014, Dracula Untold. Director: Gary Shore. Guión: Matt Sazama, Burk Sharpless. Productora: Universal Pictures, Legendary Entertainment. Fotografía: John Schwartzman. Banda sonora: Ramin Djawadi. Montaje: Richard Pearson. Reparto: Luke Evans, Sarah Gadon, Dominic Cooper, Zach McGowan, Samantha Barks, Thor Kristjansson, Art Parkinson.


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