Gays con alzacuellos
crítica de Amarás al prójimo (W imie…, 2013), dirigida por Malgoska Szumowska. | ★★ |
El catolicismo romano es la fe que siguen la amplísima mayoría de los polacos. Practicantes y no practicantes. Su influencia se extiende a casi todos los ámbitos de la vida del país pese a no ser la religión oficial. Durante cuatro décadas la Iglesia polaca desempeñó un papel activo de oposición al régimen comunista impuesto por la URSS. A lo largo de esos años su influjo en las capas sociales más humildes, como la clase obrera y el campesinado, fue enorme e incluso contó con el apoyo de algunos intelectuales y de la izquierda laica enfrentada al régimen. Empero, la llegada de la democracia denotó cierta incapacidad de adaptación por parte de la Iglesia. La perspectiva ultraconservadora del Episcopado en materias como los matrimonios gays, el aborto, el divorcio, la fecundación in vitro, la presencia de la religión en las aulas y el apoyo manifestado por muchos obispos y clérigos a la derecha más dura, han desgastado la institución y enfrentado a los católicos. Pese a perder su influencia entre los más jóvenes y entre las clases medias urbanas, la Iglesia sigue siendo un poder fáctico a nivel político y social. Sobre todo en el ámbito rural, escenario de la cinta que nos ocupa: Amarás al prójimo (W imie…, 2013). Un contexto, religioso y geográfico, que atormentará a Adam, un sacerdote alcohólico de una pequeña población rural que abre un centro para menores, y que se debate entre el celibato y su deseo por los hombres. Punto de partida sugerente para un país necesitado de provocación.
A priori, el halo retrógrado que flota en la atmósfera hace pensar en una película con voluntad de denuncia. Nada más lejos de la realidad, a lo sumo un par de escenas mal esbozadas manifiestan esa inquietud (véase cuando su ayudante delata un supuesto caso de pederastia y la curia se niega a aceptarlo). Es un trabajo que se interesa por el aspecto psicológico del protagonista. La zozobra de la contradicción, la inquietud del autocontrol, la angustia de vivir una batalla interior infinita son las pulsiones con las que la directora –Malgorzata Szumowska– quiere que batallemos. La querella moral es menester del espectador. El preludio consigue transmitir esa perspectiva alejada del juicio moral pero centrada en el progreso de un romanticismo tortuoso. Lo hace a través de una estética poderosa pero un tanto vacua que no evita y sí contribuye a que veamos en pantalla contextos reiterativos (como las carreras en el bosque) y escenas vacías que alejan al espectador del procurado ímpeto emocional. Es cierto que la realizadora polaca alcanza momentos turbadores alrededor de la atávica dicotomía entre deseo y pecado, pero son insuficientes ante el desenlace maniqueo que restituye la imperfección primigenia. Esa misma que nos desalienta al cuarto de hora. Sin duda los problemas que laceraban su anterior película –Ellas (2011)– se repiten en Amarás al prójimo. En esta ocasión también se queda navegando por aguas superficiales, no hay hondura reflexiva. Una carencia que explicaría un resultado malogrado pese a presentar el conflicto desde el punto de mira del sacerdote. Un mensaje que se intuye claro pero que tiene más de panfleto que de ensayo reposado. Más de frase que de párrafo. Más de exposición con ínfulas que de discurso con calado.
Amarás al prójimo (W imie...), de Malgoska Szumowska, Polonia, 2013. |
Ya avisó su estreno en la 63ª edición de la Berlinale. En la capital germana la acogida de la crítica no fue demasiado halagüeña pese a obtener el Teddy Award a mejor largometraje de temática gay. Obviando envoltorios y datos coyunturales entre sus escasos remansos de exquisitez encontramos la interpretación de Andrzej Chyra. Todo un descubrimiento. Un actor que nos asombra con su brillante solvencia. No es conocido en el circuito europeo pero cuenta con una trayectoria rica en galardones y prestigio en su país natal. De hecho, ha trabajado con el maestro polaco Andrzej Wajda en una de sus últimas películas: Katyn (2007). El resto del reparto está cumplidor, sin aspavientos, un punto por encima del nivel general. Malgoska Szumowska, directora con recorrido en el circuito de festivales, construye una obra que se diluye cual azucarillo. Se le vislumbra un futuro más lustroso como directora de videoclips –no es un apunte negativo–, como cortometrajista o como publicista que como corredora de fondo. Lo suyo es el sprint. La muestra la encontramos en la escena de la procesión, sonando The Funeral. Bien podría ser el videoclip de Band of Horses o un anuncio de cualquier marca de ropa para la campaña Otoño/Invierno. Un momento que se supone una catarsis religiosa y vocacional no debería confundirse con un spot hípster. Lo que ya no es tan cuestionable es el gusto musical de Szumowska. En sintonía con la estética, no con la historia. Dejando de lado estas consideraciones Amarás al prójimo tiene la virtud de sobreponerse a sus desperfectos y aguantar el metraje. Su visionado no exige un esfuerzo por parte del espectador. Se deja ver. A cambio la huella que deja es escasa y las conclusiones son inexistentes ¿Qué nos queda entonces? Disfrutar del morbillo voyeur de ver a un cura borracho y condenado al onanismo. | ★★★★★ |
Andrés Tallón Castro
redacción Madrid
Polonia, 2013, W imie…. Directora: Malgoska Szumowska. Guion: Malgoska Szumowska, Michal Englert. Productora: Mental Disorder 4 / Canal+ / Polish Film Institute. Fotografía: Michal Englert. Música: Pawel Mykietyn, Adam Walicki. Montaje: Jacek Drosio. Vestuario: Julia Jarza-Brataniec, Katarzyna Lewinska. Reparto: Andrzej Chyra, Mateusz Kosciukieiwcz, Maja Ostaszewska, Lukasz Simlat, Tomasz Schuchardt, Maria Maj, Olgierd Lukaszewicz. Presentación oficial: Berlinale 2013. Premios relevantes: Teddy Award.