Imaginen que pueden parar el tiempo para dar rienda suelta a su pasión. Imaginen, también, que dicha afición es retratar cuerpos femeninos desnudos, estáticos pero expresivos, aposentados en unos quehaceres monótonos y triviales. Probablemente, aparte de obvios pensamientos eróticos, esta postal les suena. Proviene de uno de los éxitos del cine independiente británico de la última década. Cashback (2006), ópera prima del joven Sean Ellis, abordaba con mimo una historia que bien podría haber sido la precursora de esa nueva ola de romantic sci-fi que llegó al final de la primera nueva década. Casual characters, mix de música clásica y melosa y un punto de partida en el que convergen todos los anhelos del hombre desde su existencia. Pero antes de todo ello, Ellis apostó por el pequeño formato para dar vida a su idea. El resultado, rotundo. Nominación al Óscar y premios en su apartado en Brest, Chicago, Tribeca, Évora, Lille y Leuven. Un espaldarazo que le procuró el salto en forma de largometraje citado con anterioridad. La carrera de Ellis no paró, precisamente, aquí. Dos años después, con un mayor presupuesto, nueva lección en el aprendizaje del novato realizador: el fracaso. El título, The Broken (con Lena Heady y Ulrich Thomsen). Por suerte, su tercer paso le llevo a Filipinas para rodar una de las grandes películas del 2013: Metro Manila, representante de Reino Unido en los Óscar y constatación del talento de un director que sigue luchando por solidificar una carrera que dejó las mejores promesas con las dos versiones de la excelente Cashback.
El ciclo + corto | Cashback (2004), de Sean Ellis
Texto por
Emilio M. Luna
octubre 19, 2014.
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