Y de golpe llegó la calidad
Crónica de la octava jornada de la 58ª edición del Festival de Londres
En una nueva demostración de lo extraña que ha sido la programación de horarios de este año, hoy han pasado por el festival, de tirón, hasta cuatro películas de un excelente nivel. El primer pase de prensa quedó dividido entre Whiplash (Damien Chazelle, 2014) y The Disappearance of Eleanor Rigby (Ned Benson, 2014). Ambas coincidían a la misma hora, así que hubo que elegir, y quien esto escribe decidió quedarse con la protagonizada por Jessica Chastain y James McAvoy. Queda decir que la cinta de Damien Chazelle gustó mucho, muchísimo, a los asistentes tanto al pase de prensa como a la gala pública, y que se insiste en que el Óscar al Mejor Actor de Reparto tiene ya el nombre de J.K. Simmons. En el caso de la cinta de Ned Benson —de la que se mostró el montaje Them— hay que decir que probablemente no llegará a los grandes premios de la temporada, y también que de suceder así será una de las injusticias del año. Tanto Chastain como McAvoy ofrecen las mejores interpretaciones que se les ha visto en mucho tiempo (en el caso de McAvoy, me atrevo a decir que la mejor de su carrera), y la forma en que Benson dirige esta historia de separación, de pérdida y desorientación es estremecedora. Tengo entendido —vía mi compañero Emilio Luna que pudo ver uno de ellos en Karlovy Vary— que los montajes Her y Him son bastante superiores, especialmente el segundo, aunque la verdad es que me cuesta pensar cómo.
Antes del siguiente bombazo, se pudo ver White Bird in a Blizzard (Gregg Araki, 2014), que dejó un tanto fría a la prensa, más que nada porque no es que no ofrezca nada nuevo bajo el sol, es que está estancada directamente en lo que se hacía en el mundillo indie allá por los primeros ’90. Lo único en lo que la mayoría estuvo de acuerdo fue en que Eva Green está, una vez más, maravillosa. La última en llegar, sin embargo, fue la auténtica estrella del show de ayer, porque venía con mucho alboroto previo, y porque si hay un festival del que Xavier Dolan sea el niño mimado, ése es Londres. Su última creación, Mommy, se llevó el aplauso más clamoroso de lo que va de festival por parte de la prensa, y también el llenazo más sonado, hasta el punto de que hubo restricciones de entrada para los estudiantes acreditados por falta de espacio (prensa e industria tienen prioridad en esos pases). Y qué decir: pues que Dolan ha vuelto por la puerta grande, resarciéndose de la pequeña decepción que supuso Tom à la ferme el año pasado. Mommy es divertida, irritante y dolorosa a partes iguales; tiene una pareja protagonista (Anne Dorval y Antoine-Olivier Pilon) que es oro puro, un uso de la música pop más o menos reciente tan desconcertante a ratos como brillante en otros y un juego con la ratio de aspecto digno de ser enmarcado. Desde luego no es una película perfecta, ni siquiera es la mejor de Dolan —ese puesto sigue ocupado por Laurence Anyways (2012)—, pero es una muestra más del descomunal talento de este muchacho, y una nueva razón para no perderle de vista.
La desaparición de Eleanor Rigby, dirigida por Ned Benson. |
En los pases públicos hubo poco movimiento —con la excepción ya comentada de Whiplash, que parecía que se iba a llevar todo el protagonismo de la noche—, ya que la mayoría de lo que empieza a quedar son repeticiones o filmes “de relleno”, como las pertenecientes a la sección Treasures, que suelen ser obras antiguas que, por un motivo u otro, la organización del festival ha decidido insertar en el programa. Este año tuvimos ejemplos como Sólo los ángeles tienen alas (Howard Hawks, 1939), Nacida ayer (George Cukor, 1950) o Ellos y ellas (Joseph L. Mankiewicz, 1955). La bomba de relojería, no obstante, saltó hacia las 9 de la noche, cuando se descubrió por fin la película sorpresa. Birdman or (The Unexpected Virtue of Ignorance) (Alejandro González Iñárritu, 2014) arrasó con todo lo arrasable, y pocas voces hubo que estuviesen en desacuerdo con el entusiasmo generalizado. Encendidos halagos para Michael Keaton y para la fotografía de Emmanuel Lubezki, con muchas menciones también alabando el trabajo de Edward Norton. Con la cinta de González Iñárritu llegamos casi al final de los grandes títulos de este año en el festival. Sólo quedan Foxcatcher (Bennett Miller, 2014), que se proyectará mañana, y Fury (David Ayer, 2014), que clausurará el certamen el próximo domingo. Junto a Foxcatcher, mañana tendremos oportunidad de ver también lo nuevo de Michael Winterbottom (The Face of an Angel) y el nuevo largometraje como director de Alan Rickman (A Little Chaos), así como la penúltima representante de la sección oficial, Second Coming (Debbie Tucker Green, 2014). El festival encara ya su recta final.
Judith Romero
Enviada especial a la 58ª edición del Festival de Londres