El festival conmemora la Primera Guerra Mundial
Crónica de la séptima jornada de la 58ª edición del Festival de Londres
Tal como explicábamos en la última crónica, este año el festival se ha involucrado de pleno en las celebraciones del centenario de la Primera Guerra Mundial. Además de los pases —alguno ya los hemos comentado— de las ediciones restauradas de Maudite soit la guerre (Alfred Machin, 1914) y del documental The Battles of Coronel and Falkland Islands (Walter Summers, 1927), que se proyectará en un par de días, la pieza central del homenaje es una producción de nuevo cuño. Testament of Youth (James Kent, 2014) es la adaptación de un libro autobiográfico muy conocido en el Reino Unido, del mismo título, publicado por Vera Brittain en 1933 y aún hoy leído en los colegios británicos. La autora es también la protagonista de la película, encarnada por Alicia Vikander (Un asunto real), y gracias a ella conocemos el desarrollo de los cuatro años de contienda, y de cómo ésta exterminó casi por completo a una generación entera. Se trata de una cinta muy conmovedora, diseñada de arriba a abajo para ganarse el corazoncito del espectador y hacer que sufra junto a sus protagonistas. Al mismo tiempo, se nota mucho la mano de la BBC tras la producción: es un largometraje para cines, pero añadiendo algo de tiempo de metraje a sus ya considerables dos horas y cuarto de duración podría ser perfectamente una miniserie al estilo de la reciente Parade’s End (2012), protagonizada por Benedict Cumberbatch y Rebecca Hall. En general, gustará a los aficionados a este tipo de cine y/o al período histórico que enmarca, y hay que reconocerle un trabajo actoral impecable, tanto por parte de Vikander —que está presente prácticamente en el 90% del largometraje sin flaquear en ningún momento—, como de sus compañeros de reparto, especialmente de la fantástica colección de secundarios que forman Dominic West, Emily Watson, Miranda Richardson y una breve Hayley Atwell.
En los pases públicos, destacar las presencias de Hungry Hearts (Saverio Costanzo, 2014), que fue bastante bien recibida, con particulares alabanzas para su pareja protagonista, Adam Driver (Girls) y Alba Rohrwacher (Yo soy el amor), pero con bastantes críticas a un desarrollo algo irregular y sobre todo a un final que a la mayoría les pareció poco satisfactorio. Poco hay que decir al respecto de 8 apellidos vascos (Emilio Martínez-Lázaro, 2014), que no tuvo excesiva asistencia de público. Las opiniones fueron para todos los gustos, desde quien salió muy contento y habiéndose reído muchísimo, a quien no le gustó un pelo y la consideró grosera y de mal gusto, pasando por la queja común que suelen tener películas como la de Martínez-Lázaro en Reino Unido: “es demasiado local”. En general, los británicos no suelen tener demasiadas ganas de explorar y/o informarse de culturas o costumbres que disten mucho de las suyas, y cuando aparece una obra con un carácter tan marcadamente diferente al suyo, lo mejor que puede pasar es que se aburran. Incluso un director español de tanto éxito aquí como Pedro Almodóvar (que por cierto este mes verá adaptada al teatro musical británico Mujeres al borde de un ataque de nervios) se considera “exótico” y, definitivamente, no para todos los gustos. No sé si decir que tuvo mejor suerte, pero la que seguro que no dejó indiferente a nadie fue In the Basement (Ulrich Seidl, 2014). El nuevo documental del director de la trilogía Paraíso (2012-2013) es una delicatessen bizarra, que se dedica a indagar, literalmente, en los sótanos de los suburbios de clase media austríacos. Nazis, sadomasoquismo, fetiches raros y todo tipo de rarezas se dan cita en un freak show del que muchas veces es difícil creer que sea cierto, y que en cualquier caso hace que uno mire a sus vecinos de forma mucho más preocupante al llegar a casa.
Testament of Youth, dirigida por James Kent. 2014 |
Mañana es el día de tres de las grandes esperadas del festival: Whiplash (Damien Chazelle, 2014), The Disappearance of Eleanor Rigby (Ned Benson, 2014) y Mommy (Xavier Dolan, 2014) no tendrán competencia alguna en los pases de prensa —aunque, para desespero de más de uno, entre los que me incluyo, las de Chazelle y Benson coinciden a la misma hora— y otras como White Bird in a Blizzard (Gregg Araki, 2014) —con crítica ya en EAM— o Love is strange (Ira Sachs, 2013) tendrán que conformarse con ser el segundo plato. Dependiendo de cuál sea la elegida, sólo el filme a sorpresa —cuyas entradas son las primeras en agotarse, y para la que no hay pases ni tickets de prensa— podrá hacerle sombra. El año pasado fue The Grandmaster (Wong Kar Wai, 2013), que no se acogió con especial entusiasmo. Mañana saldremos de dudas al respecto de qué tiene el honor (o no) este año.
Judith Romero
Enviada especial a la 58ª edición del Festival de Londres