Bienvenidos a Júpiter
crítica a Monsters Among Us (4x01) | American Horror Story: Freak Show | ★★★★ |
FX | EE.UU, 2014. Director: Ryan Murphy. Guión: Ryan Murphy & Brad Falchuk. Creadores: Ryan Murphy & Brad Falchuk. Reparto: Sarah Paulson, Evan Peters, Frances Conroy, Finn Wittrock, Kathy Bates, Jessica Lange, John Carroll Lynch, Grace Gummer, Skyler Samuels, Naomi Grossman, Jyoti Amge, Erika Ervin, Matt Fraser, Rose Siggins, Ben Woolf. Fotografía: Michael Goi. Música: James S. Levine.
Es un guionista nada destacable y un director con oficio y ocasional personalidad, pero lo que no se puede negar es que Ryan Murphy es uno de los mejores productores televisivos de los últimos tiempos. Hace unos días, en la presentación de la nueva temporada de la saga American horror story, el presidente de FX John Landgraf destacaba el talento de Murphy para crear mundos completamente nuevos cada año, con un valor de producción exquisito y un equipo técnico y artístico ofreciendo su mejor juego (Mark Worthington es un director artístico brillante). Visto este vigoroso Monsters among us, de 63 minutos de duración, uno celebra el despliegue de talento aquí convocado. Murphy y su co-creador Brad Falchuk han escrito una muy sugerente entrada en el universo de la Florida de 1952, concretamente la zona de Júpiter, para ilustrar la difícil existencia de un espectáculo de variedades poblado de seres humanos con diferentes grados de deformidad (tanto reales como prostéticas/digitales).
La historia arranca con una reflexión en off de Dot, mitad malhumorada de un cuerpo con dos cabezas. Y así saltará en diferentes tiempos a lo largo del metraje, mezclando tramas con un montaje marcadamente artístico que se quiere evidenciar, y una puesta en escena tan rica en detalles que no hace falta el despliegue con la cámara que Coven llevó hasta el paroxismo. La salida como productor de Alfonso Gómez-Rejón, que sigue dirigiendo en la serie pero con menor presencia porque acaba de realizar su primer largo, ha sido suplida con el regreso de Murphy como director. Un regreso esperado y dilatado, ya que el co-creador no se ponía detrás de la cámara desde el primer capítulo de la serie, hace ya tres años. Murphy y el habitual director de fotografía de la serie, el magnífico Michael Goi, tranquilizan la cámara e iluminan los espacios de una forma hermosa y perturbadora. Sabemos que el ADN de la serie es uno de muerte y desesperación, lo cual se filtra desde un comienzo en varios de los personajes. Con acento alemán, un vestuario deslumbrante y un poderío escénico que da la experiencia, Jessica Lange afronta su cuarto personaje, la estrella truncada Elsa Mars, con una mezcla de fragilidad y confianza que se puede detectar en sus anteriores encarnaciones. Por muy distintas que sean, Constance, la hermana Jude, Fiona y Elsa viven frustradas por algo que les amarga la existencia. Como contraste por la energía de la juventud, el Jimmy Darling de Evan Peters no soporta el estigma de su monstruosidad, pero a la vez confía solo en su círculo de compañeros de circo. Ahí está una de las tiranteces principales de este año.
Conscientes de que a veces es mejor esperar que aturullar al espectador desde un principio, los guionistas retrasan la presentación de hasta cuatro personajes regulares y se centran en establecer los conflictos de los que ya conocemos. De eso, y de materializar una recurrente pesadilla de muchos: el payaso asesino. Twisty el Payaso, asi lo han bautizado sus responsables, hace su aparición de la manera más sencilla, y por eso más espeluznante, posible: sale de la nada en un verdísimo campo en medio del día. Con la facilidad de aquel que está claramente perturbado, se acerca a una pareja a punto de ponerse íntimos y tras entretenerles con un truco, les deja inconscientes con unos bolos. Lo siguiente que sabemos es que está despedazando al chico y persiguiendo a la chica. El campo, la pareja, las puñaladas y la presencia de John Carroll Lynch en el papel de Twisty traen a la memoria la estupenda Zodiac (David Fincher, 2007). Y, de nuevo, la presencia del actor conecta Freak show con uno de los escasos referentes televisivos en materia de circos ambulantes, la gran Carnivàle (2003-2005). Cada aparición de Twisty es inquietante, con su trabajadísimo aspecto perturbador, cumpliendo las altas expectativas despertadas por las declaraciones de Murphy, otra vez gran productor por su estupendo ojo para promocionar sus series.
El resto del capítulo ya revela la gran debilidad de la saga American horror story, lo caprichoso y facilón de su escritura. La serie destaca por sus personajes extremos, giros de guión sorprendentes y frases puntuales para el recuerdo, pero la solidez de sus historias no se sostiene conforme avanza la temporada, y ya en este episodio podemos ver rasgos de esa tendencia en la subtrama criminal de Dot y Bette (interpretadas por una sobrenatural Sarah Paulson, cuyo esfuerzo físico también merece ser destacado) o la endeble presencia del personaje de Grace Gummer, puramente instrumental. Ahora, si ponemos esto en contexto con el resto del capítulo, es minucia pura. Monsters among us es excelente, está plagado de ideas maravillosas (el anacrónico momento musical de Elsa), intérpretes comprometidos con la causa, una cabecera en stop motion que deja boquiabierto, colores de ensueño y una incorrección digna de todo elogio. De hecho, hasta cinco miembros del reparto (Jyoti Amge, Erika Ervin, Matt Fraser, Rose Siggins y Ben Woolf) sufren las condiciones de sus personajes, en una decisión de casting que enfatiza la intención de los responsables de poner en evidencia lo poco que hemos cambiado, ya que el tratamiento que muchas de esas personas reciben en 1952 no difiere mucho del que se les daría en 2014. Quizá sea ésa la tesis de la temporada. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla
Apertura de American Horror Story: Freak Show