Barroquismo visual, personajes disfuncionales, orgía onírica, provocaciones perversas y vodevil de terror. ¿A qué les suena esta definición de cóctel televisivo condimentado con altas dosis de sexo, fobias, muerte, humor socarrón y genialidad estética? Estamos hablando, sin duda, de American Horror Story, el macabro y ácido serial de Ryan Murphy y Brad Falchuk estrenado en el canal FX estadounidense hace tres años, y que con cada temporada independiente nos ha hecho vibrar desde el sofá. Los creadores de Nip/Tuck han desempolvado con picardía y acierto subgéneros manidos y logrado un puñado de historias originales, morbosas y tremendamente divertidas. Por las pantallas de su hambrienta audiencia han desfilado psicópatas creativos, bebés muertos, monjas depravadas, experimentos truculentos, escalofriantes vecinos, vudú y aliens, brujas y asesinos, blasfemias y fantasías, locos y mediums. Tras escandalizarnos, engancharnos y sorprendernos con la casa embrujada, el manicomio católico y el caótico aquelarre de sus tres anteriores propuestas (Murder House, la sobresaliente Asylum y Coven, respectivamente), desde el miércoles 8 podemos hincarle el diente a Monsters among Us, el primero de los episodios (con el jugoso aliciente de tener duración mayor, de 63 minutos) de Freak Show. En esta ocasión, volaremos a una tranquila aldea de Florida para diseccionar el agonizante mundillo de los feriantes norteamericanos de la década de los cincuenta, conoceremos a los horrendos integrantes del circo ambulante protagonista y sus triquiñuelas en pos de la supervivencia. Para los nuevos curiosos, y por supuesto, para los que ya se pronuncian a voz en grito adictos al vicio pesadillesco de Murphy, he aquí 10 razones para no perderse este grotesco festival circense:
1. Jessica Lange, Femme Fatale. Esta será la última temporada en la que la genial actriz de Minnesota encabece la cumbre del reparto. Tras interpretar en los anteriores ejercicios a la sibilina Constance, la controvertida hermana Jude y la manipuladora suprema Fiona Good, Lange se convierte en Elsa Mars, exiliada germana, estrella de cabaret a lo Marlene Dietrich y directora de este espeluznante circo. Como aliciente, apuntar que Jessica ha declarado esta temporada como la mejor de la serie.
2. Sus ya inconfundibles planos. Diagonales, aberrados, asimétricos. Furiosos picados y contrapicados, cámaras erráticas, y múltiples sorpresas y efectos visuales tras los protagonistas son el resultado de un montaje enfermizo e intencionalmente diseñado para mantener en vilo al espectador. Una clarísima seña de identidad que duplica con inteligencia el atractivo que ya de por si poseen sus tramas.
3. La tétrica intro. Ryan Murphy ha sabido potenciar la expectación y hacer salivar a los más fanáticos a través de la propagación de teasers y trailers que nos aportan pistas acerca de cada nueva creación. En los avances de Freak Show vemos desfilar a seres inquietantes, mutaciones macabras y payasos sangrientos bajo esa musiquilla atonal y siniestra que a más de uno pone de los pelos de punta. Como siempre, ramalazos pulp y fotogramas desenfocados y llenos de morbo para que nuestro síndrome de abstinencia murphyano suba como la espuma.
4. Homenaje cinéfilo. El origen de la trama y el escenario parecen rendir culto a un clásico del cine de terror: Freaks: la parada de los monstruos (1932), dirigida por Tod Browning y también poblada de seres malformados, amputados y despreciados por la sociedad. Otros seriadictos aún buscan redimirse de la cancelación de la aclamada Carnivale, que mezclaba freaks, prostitución, mitología y religiones.
5. Paulson desdoblada. Ni medium, ni periodista, ni bruja. Sarah Paulson, quien alcanzó su cúspide interpretativa como la valiente Lana “Banana” de Asylum, ahora se enfrenta a un papel doble, encarnando a la pareja circense de siamesas con personalidades diametralmente opuestas (Bette y Dot Tatter.) Ojo, tratándose de American Horror Story no piensen que van a limitarse a encarnar al Bien y al Mal, sino que va a ser un tanto más complicado.
6. La mujer barbuda. Los papeles de Kathy Bathes nunca nos defraudan, y después de meterse en la piel de la sanguinaria y racista Madame Marie Delphine LaLaurie, la oscarizada protagonista de Misery es aquí Ethel Darling, la esperpéntica mujer barbuda, y además, la indiscutible mano derecha de Elsa Mars. Se dice que bajo su tutela, todo el mundo se ve obligado a cumplir las normas. ¿Qué métodos escabrosos utilizará esta vez para ello? Quién sabe...
7. Twisty the Clown. ¿Qué niño nunca temió a los payasos? Bajo esa gruesa y colorida capa de maquillaje, algunos iconos infantiles ocultan su faz de villanos psicóticos y repulsivos. El “malo principal” de esta entrega se trata de un payaso asesino, interpretado por John Carroll Lynch, que pretende quitar el sueño a todos los habitantes de Júpiter, la aldea donde arriba el grotesco show. El terror está servido.
8. Una familia atípica. Rizando el rizo, el bizarro panel circense viene repleto de extrañas criaturas. El ex marido de la mujer barbuda es Wendell del Toledo, más conocido por el sobrenombre de el hombre forzudo, un peligroso convicto que escapa de la justicia. Su hijo (Evan Peeters) es Jimmy Darling, es un peculiar chico con manos de langosta y su actual mujer, Desiree Dupree (Angela Basset) destaca en el show gracias a su tercer pecho. No estamos ante el perfecto retrato de una familia feliz, vaya.
9. Sorpresa por Halloween. Wes Bentley (en lo alto, de nuevo, gracias a su participación en la taquillera Los juegos del hambre) debutará en Freak Show en el apetitoso episodio de la noche de los muertos vivientes, que se dividirá a su vez en dos partes. Dará vida a Edward Mordrake, figura extraída del repertorio mitológico de terror. Este hombre poseerá dos caras, y la que se haya en la parte posterior de su cabeza no es precisamente bondadosa, pues se dedica a sugerir en susurros a su dueño cosas horribles que debe hacer.
10. La imprevisibilidad de las subtramas. ¿Hacia donde nos llevará la noria de histéricos delirios en esta ocasión? Entre todas sus virtudes, la más destacada de American Horror Story pasa por ser disfrutable a más no poder, y aunque tenga picos irregulares en el transcurso de algunas temporadas, las historias se bifurcan en giros inesperados y cada capítulo en si mismo es capaz de hacernos oscilar entre la carcajada, el gemido y el escalofrío. Así pues, y sin nada más que añadir: Damas y caballeros, tomen asiento y disfruten del circo.
Andrea Núñez-Torrón Stock
redacción Santiago de Compostela