Toronto’s Theory
Crónica de la cuarta jornada del Festival de Toronto 2014
Cuarta jornada y día problemático. Entonamos el mea culpa. Un despiste (el cansancio no perdona a nadie) me lleva al teatro equivocado. Me pierdo el pase de prensa de The Theory of Everything y me gano un castigo merecido: el nuevo manifiesto pro-minorías de Gina Prince-Bythewood, Beyond the Lights. Insoportable telefilme con el ojo puesto en el El guardaespaldas, insípido y vergonzoso. This Is Where I Leave You nos deja en el mismo estado, aunque mejora un poco lo visto. La comedieta americana de Shawn Levy es más de lo mismo de lo que nos hartamos de ver en la cartelera, pero tiene un buen reparto y algunos buenos gags. Y se deja ver sin problemas, aunque se olvida en dos segundos. Acto seguido, el pseudo-western del francés Jean-Baptiste Leonetti en su estreno en la industria de Hollywood con The Reach, dirigiendo a Michael Douglas en un rol que, lejos de intimidar, ha despertado la risa involuntaria entre los asistentes al pase. El clímax, más propio de un serie B, nos noquea hasta tal punto que por un momento nos creemos que es una muestra de cine cutre patrocinada por un canal privado, pero no, esto es Toronto, y como hemos comprobado, también hay (muy) malas elecciones. Por lo menos Pasolini, aún con su hermetismo y su pretenciosidad, se respira algo más auténtica. Pero de poco nos sirve, pues me quedo totalmente fuera de la propuesta de Ferrara, de sus intenciones y de su alucinógeno retrato del cineasta italiano. Por fin, llega la redención final. Accedemos a la premiere con público y actores de The Theory of Everything y gozamos las reacciones instantáneas de la gente. Como ya dije en días anteriores, la predisposición es distinta e influye en uno. El espectador a mi lado incluso quiso compartir su opinión conmigo, poco antes de que todo el teatro se pusiera en pie para aplaudir al director y los actores. Sólo por esas breves muestras de entusiasmo, el día ha merecido la pena. Y Marsh ha puesto broche de oro.
Beyond the Lights
Dirigida por Gina Prince-Bythewood.
Reparto: Gugu Mbatha Raw, Nate Parker, Minnie Driver.
Estados Unidos, 2014
SPECIAL PRESENTATIONS
Gina Prince-Bythewood quiere ser la Spike Lee de las mujeres negras. La Toni Morrison del cine. Directora de La vida secreta de las abejas, donde reunía un plantel de lo más llamativo con Queen Latifah, Alicia Keys y Jennifer Hudson, acaba de estrenar en Toronto el que ya es su cuarto manifiesto. Esta vez en torno al mundo de la música pop y la sexualización y frivolidad que rige el mercado, con la mirada puesta en un modelo muy concreto, Beyoncé. Prince-Bythewood, con poco don para la sutilidad, dirige y guioniza una historia plagada de tonterías y un afán de concienciación insultantemente ingenua y tramposa. La historia de una estrella de la música incomprendida, escondida tras una imagen de glamour, que decide suicidarse el día en que gana un premio Billboard por uno de sus temas colaborativos. Su madre, que desde niña la ha estado presionando para ser una ganadora, hace oídos sordos a la llamada de auxilio de su hija, mientras ésta se enamora del guardaespaldas que la ha salvado de cometer una locura.
Con el foco bien puesto en aquella mítica cinta de Kevin Costner y Whitney Houston, Prince-Bythewood procrea su particular musical tontorrón llenándolo de temas de cantantes negras (como no, no podía faltar la choteada Drunk in Love) para hablar del dilema de una diva que se debate entre ser ella misma y mantener la imagen que, sus agentes insisten, es la mejor cara a las ventas. Con algún ligero esbozo en cuanto a la tiranía del mundo musical femenino, Beyond the Lights se muestra muchísimo más centrada en un romance tan naif como ridículamente insulso. Ninguno de los actores tiene el carisma suficiente para sostener el desastre, y ni siquiera la preciosa voz de Gugu Mbatha-Raw (que cuando mejor se aprecia es cuando canta a capella un tema de Nina Simone) sirve de justificación. Todo en la cinta se derrumba a los pocos minutos. Todo es tan formulaico y televisivo que aburre como si uno acabara de pillar una mala película de baile un domingo por la tarde y no tuviera nada mejor que hacer que tragársela mientras se come un paquete de patatas fritas. Es inexplicable que un trabajo tan mediocre comparta sección con obras como Nightcrawler, pero ahí está, en medio de la indiferencia. El peor error que hemos cometido hasta ahora en el TIFF. 20|100. | ★★★★★ |
AHÍ OS QUEDÁIS
This is Where I Leave You.
Dirigida por Shawn Levy.
Reparto: Jason Bateman, Tina Fey, Adam Driver, Rose Byrne.
Estados Unidos, 2014
GALAS
Shawn Levy, director de la saga Noche en el museo, llega a Toronto con su última propuesta. Una película que ha despertado curiosidad más por su reparto que por las credenciales del cineasta. Utilizando el clásico recurso de la reunión familiar post-morten, Levy junta a un grupo de actores muy bien avenido, donde destacan las presencias de Tina Fey, Jason Bateman y Jane Fonda, los tres con una comicidad que, sin duda, es lo que mejor que ofrece This Is Where I Leave You. Más allá de eso, nos encontramos con la típica comedia americana de gags irregulares, con un par de ellos muy buenos que se entremezclan en una bacanal de ocurrencias de diversa índole, pero con un guión que siempre se apoya más en la broma que en la profundidad de personajes. En conjunto, recuerda un poco a películas como Un funeral de muerte, pero sin tanta complicidad ni ingenio. Una lástima porque el reparto acompaña y forman un buen grupo. Por lo demás, no hay nada diferente. Nada que uno no vea cada dos fines de semana en la cartelera de verano. 50|100. | ★★★★★ |
Pasolini
Dirigida por Abel Ferrara.
Reparto: Willem Dafoe, Ninetto Davoli, Riccardo Scarmacio, Valerio Mastandrea.
Italia, 2014
SPECIAL PRESENTATIONS
El extraño Abel Ferrara rinde su particular tributo a Pier Paolo Pasolini, el controvertido director de obras como Los 120 días de Sodoma o Las 1001 noches, contando sus últimas 24 horas de vida, a través de una serie de reflexiones y secuencias que se mueven de lo onírico a lo costumbrista, entre sueños y entrevistas, intentando buscar la esencia tanto de Pasolini, como, ante todo, del propio Ferrara. Idea que me dejó caer un compañero y que se me quedó grabada a la hora de valorar, en lo sucesivo, lo que me había parecido la cinta. El montaje es caótico, pretendidamente abierto, sin una linealidad muy marcada, alternando momentos con la familia, con recuerdos de juventud o imágenes de algún filme suyo. La tensión ni aumenta ni decrece, porque es como si no formara parte de las intenciones de Ferrara. Todo está suspendido, la acción apenas avanza. El discurso es demasiado intelectual para que alguien que no esté demasiado familiarizado con la filmografía del director conecte con la película de buenas a primeras. A pesar del buen trabajo entregado por Willem Dafoe, contenido y estudiado, Ferrara ofrece poco más a lo que agarrarse. Uno tendrá que sentirse cómodo en el universo del díscolo realizador transalpino, de lo contrario, no habrá entrada para él. 59|100. | ★★★★★ |
The Reach
Dirigida por Jean-Baptiste Leonetti.
Reparto: Michael Douglas, Jeremy Irvine, Hanna Mangan Lawrence, Ronny Cox.
Estados Unidos, 2014
SPECIAL PRESENTATIONS
La segunda tontería del día llegaba con The Reach. El debut estadounidense de un director francés con un solo largometraje y dos cortos en su país. Una típica intriga —de cazadores cazados— entre un ejecutivo millonario ansioso por conseguir una presa que lleva años intentando conseguir, y un joven guía de la zona que conoce perfectamente el terreno. Ambientada en el desierto de Mojave, entre Utah, Arizona y parte de California, The Reach no tarda demasiado en llegar al punto que de verdad interesa, ése en el que empiezan los disparos y lo único que queda en pantalla son dos actores y una localización. Cuando se tiene estilo, esos pocos elementos pueden servir para armar un filme de tensión efectivo que te tenga anclado a la butaca. Desgraciadamente, Jean-Baptiste Leonetti no es esa persona, y su película tiene unas lacras de dirección y guión bien graves: zooms repentinos, algunos efectos muy amateur (como el ralentí y la iluminación saturada para transmitir cansancio y asfixia), o giros en la trama que parecen sacados de una película producida por el canal SyFy. Tal es la ridiculez a la que llega Leonetti que en el pase de prensa las risas involuntarias fueron sonoras, sobre todo en su clímax. Una lástima pero demuestra algo que debemos tener en cuenta. Por mucho que “menos sea más”, cuando no se tiene talento, dan igual los dichos. 45|100. | ★★★★★ |
Gonzalo Hernández
Enviado especial al Festival de Toronto 2014
