Problemas de pareja
crítica de Love is to Die (7x09) | True Blood (Temporada 7)
HBO | EE.UU, 2014. Director: Howard Deutch. Guión: Brian Buckner. Creador: Alan Ball. Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten, Alexander Skarsgård, Chris Bauer, Kristin Bauer Van Straten, Lauren Bowles, Tara Buck, Anna Camp, Nelsan Ellis, Aaron Christian Howles, Noah Matthews, Bailey Noble, Jim Parrack, Nathan Parsons, Carrie Preston, Jurnee Smollett-Bell, Deborah Ann Woll, Riley Smith, Will Yun Lee, Ashley Hunshaw. Fotografía: Cort Fey. Música: Nathan Barr.
¿De verdad, guionistas de True blood? ¿De verdad habéis dedicado el penúltimo capítulo de la serie a las cuitas sentimentales no de una sino de varias parejas? Si eso no da una mayúscula pista de las intenciones tras esta irregular última temporada, nada lo hará. No se lidia con las implicaciones del secuestro y casi muerte de Wade y Adilyn, ni con Lettie Mae y cómo está gestionando la última charla con Tara. Aparentemente Sam no importa lo suficiente como para que su despedida tenga un efecto perdurable, sino que se resuelve con una carta y un flashback rutinario que no dice nada nuevo. ¿Dónde está Willa? ¿Porque hacer fija a Amelia Rose Blaire si no va a tener material con el que interpretar? ¿Y esa historia de amor de Arlene y Keith? Sueños eróticos aparte, no hay nada especialmente sólido en esa historia, por muy buena actriz que sea Carrie Preston. Los 57 minutos de episodio suceden a lo largo de una noche, y están orquestados en torno a varias grandes conversaciones. Se retoma la acción justo después de la negativa de Bill a beber la sangre curativa de Sarah, y las dos mujeres de su vida le recriminan su actitud y le piden que las libere. El vampiro enfatiza la importancia de la Elección que está tomando, y tiene un par de momentos poderosos en el episodio, ya sea cuando libera a Jessica de su conexión como creador/progenie; o el potente monólogo donde razona con Eric la atracción que Sookie siente por ambos y viceversa. Huele bien, sabe mejor y su poder de medio hada los convierte en polillas hacia la luz, tamaño gigante.
En su nueva condición de liberada, la vampiresa pelirroja cierra su historia con James, suponemos desde ya la persona con quien Lafayette terminará la serie, y decide confesar toda la verdad a Hoyt. ¿Está siendo justa o egoísta? Debía saber que su ex-novio iba a querer sexo, y quizá eso es lo que buscaba la chica, un polvo de consuelo. ¿O será amor? Brian Buckner, showrunner de la serie y guionista de este capítulo, pone en boca de Jason la sentencia definitiva: Jessica y Hoyt están hechos para estar juntos. Juntos en la cama, Jason y la ¿ex? de Hoyt aclaran la historia del peculiar trío, en una secuencia de montaje paralelo que funciona in crescendo, aunque su intensidad o fuerza cae en saco roto por la nula intriga de lo que estamos viendo. En la trama paralela, Jason reflexiona torpemente sobre su influencia sobre las mujeres mientras comparte una noche en la cama, pero sin tocarse, con Brigitte. Cabe preguntarse si Jason es el personaje más idóneo para que tenga las epifanías cuando solo queda un capítulo para el final de True blood. Es adorablemente sexy y tonto, sí, pero no muy interesante. Pam es mucho más interesante, y la prueba es que apenas sale diez minutos en total y roba el foco de las escenas con su sentido del humor y atractivo. Mientras tiñe a Sarah, recuerda a Mary (no la de Betania, sino una puta que trabajaba para ella en su burdel, palabra que los japoneses sí conocen) porque se creía una mujer con posibles. Sarah se cree una mesías, pero parece que su fin es ser la fuente de la defectuosa New Blood.
El episodio tiene una gigantesca y bienvenida salida de tono en el esperado encuentro sexual entre Eric y ¡Ginger! La mujer lleva desde 1996 trabajando para el vikingo y su progenie, aguantando mordiscos, golpes y decenas de lavados de cerebro. Su único deseo es follarse a Eric en el trono, que recordemos ella misma trajo a Fangtasia, así que el hombre se siente compasivo y lo hace. El ¿polvo? es indescriptible, así que hay que verlo para creerlo. Por lo menos ella queda satisfecha. No como el espectador, que durante el resto del capítulo da cabezadas de aburrimiento entre tanta charla seria y problemas conyugales. Sam se despide con unas notas para Sookie y Andy, varias parejas resuelven sus asuntos y en el bar vampiro se crea una situación límite que pone en peligro la vida de Pam, lo que hace que Eric confiese la dirección de Sookie. Lo que no saben los japoneses es que Bill se dirige allí para una conversación de lo más importante. ¿Cómo empezará el último capítulo de True blood? Parece que, apropiadamente, con sangre. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla