La ganadora del máximo galardón de Cannes del 2013, La vida de Adèle, no participó en la pasada edición de los Óscar al no ser seleccionable tras una serie de dimes y diretes –que significaron el inicio de una guerra sin cuartel que llegó hasta el director y las actrices— entre los productores y la academia francesa de cine. En el caso hipotético de que todo hubiera seguido un curso positivo, muchos dudaban que una película de tres horas sobre la homosexualidad femenina –entre otros temas— tuviera demasiadas chances de llegar al último escalón en Los Ángeles. La categoría de Mejor Película de Habla No Inglesa, además de chocar con el nivel de ortodoxia habitual de los académicos, lo hace con la ignorancia y falta de criterio fuera de los cánones norteamericanos, algo que provoca un sinfín de sorpresas históricas en uno de los apartados más atractivos de los premios estadounidenses. Con esto, e incidiendo en el factor duración, la elección de Turquía –no cabía otra— para luchar por la estatuilla dorada no debería ser una de las favoritas claras en la próxima entrega de los Óscar. Winter Sleep (Kış Uykusu) es un ejercicio estoico de paciencia para el espectador medio que halla su recompensa en la última hora de metraje. Cine con mayúsculas (nuestra opinión del filme tras su estreno en Cannes) pero muy lejos de la comercialidad mínima que le exigen a la aspirante a un galardón de estas características.
Y es que Nuri Bilge Ceylan sigue siendo un completo desconocido fuera del circuito europeo pese a tener un palmarés envidiable. Winter Sleep es una de las mejores representantes de su rica filmografía pero su recorrido debería terminar en los European Film Awards. Salvo sorpresa, se quedará en la segunda ronda. Es la cuarta participación del director estambulita en los Óscar. En las tres ocasiones anteriores tan sólo una vez pasó el primer corte, quedando semifinalista con Three Monkeys (Üç Maymun) en 2008. Ha sido la única vez que el país otomano ha avanzado una ronda. Por ahora, inédito en las nominaciones tras 20 participaciones. «Presentado el título, dan comienzo 3 horas y 15 minutos de metraje con un trabajo de fotografía soberbio, que capta las regiones invernales con una nitidez que sólo un gran angular puede conseguir. El contexto adquiere el significado del desasosiego que invade a Aydin y que parece incapaz de asumir. Todo es solemne en Ceylan, puede que demasiado. El filme es muy enfático y muy poco dado a la acción física. Casi todo está apoyado en las palabras. Pero tiene mérito que con la duración que tiene la atención se mantenga, gracias también a algunos momentos cómicos muy agradecidos que ayudan a airear la seriedad del conjunto y acomodar la situación. Es una propuesta valiente, que no da concesiones».
