Lo mejor está en los detalles
crítica de Murder in the First (2014-) | Temporada 1 | ★★
TNT | 1ª temporada: 10 capítulos | EE.UU, 2014. Creadores: Steven Bochco & Eric Lodal. Directores: Thomas Schlamme, Jesse Bochco, Rick Wallace, Allison Anders, Ben Bolt, Reginald Hudlin, Michael Mayers, Bethany Rooney. Guionistas: Steven Bochco como argumentista; Eric Lodal, Alison Cross, David Maples, Brian Nelson. Reparto: Taye Diggs, Kathleen Robertson, Tom Felton, Richard Schiff, Ian Anthony Dale, Steven Webber, James Cromwell, Currie Graham, Bess Rous, Raphael Sbarge, Mimi Kirkland, Lombardo Boyar, Charles Baker, Jamie McShane, Camille Balsamo, Paula Marshall, Michael Padilla, Nick Gehlfuss, Jon Pollito, Courtney Ford. Fotografía: Michael Mayers, Alan Caudillo. Música: The Haz.
Murder in the First transmite una disfrutable sensación de clasicismo, aunque las nuevas tecnologías no solo se integran en la investigación policial sin problema sino que son un elemento fundamental en la otra parte de la historia, ya que el principal sospechoso es un joven billonario por sus avances en el campo de la realidad virtual y el culpable confiesa su verdadero papel en los misterios (sin saberlo) ante una novísima versión de escucha electrónica. Es clásica por los parámetros de la investigación, por la descripción judicial del caso, por los perfiles de los convocados y hasta por lo bien que termina todo para los buenos. Esta primera temporada cubre un solo gran caso (que contiene varios asesinatos) y divide la decena de episodios en los comienzos de la investigación hasta el arresto de su principal sospechoso y la celebración del juicio seis meses después. Steven Bochco, clásico a más no poder, une sus esfuerzos al reconvertido cantante de ópera Eric Lodal para poner en pie un policiaco sólido pero inofensivo, que quiere abarcar mucho y satisfacer a la audiencia pero olvidando por el camino otorgar tridimensionalidad, y a veces hasta un mínimo de carisma, a sus personajes. Las interpretaciones están muy bien, con esa ensayadísima naturalidad para hacer parecer muy casual lo contado, y es un placer ver San Francisco en todo su esplendor, pero hacen falta varios ajustes en los guiones.
La investigación comienza con la muerte de Kevin Nyers, yonqui de poca monta que resulta ser el padre biológico de ese billonario, un arrogante genio que responde al nombre de Erich Blunt (un Tom Felton eficaz). La cosa se complica cuando una empleada y amante de Blunt aparece muerta y las pruebas de ambos casos apuntan al chico. Éste contrata al mejor abogado posible pero resulta ser un inestable elemento de la investigación, cruzando límites y jugando con la vida de los demás. Para que el interés no decaiga y el espectador no se aburra, los guionistas establecen varios sospechosos con buenos motivos, falsos culpables y presentan una galería de testigos de lo más variada. Objetivo cumplido por su parte. Además, profundizan en la vida de varios de los miembros de la parte policial del caso, especialmente en su pareja protagonista. Terry English empieza la serie enviudando y demostrando algún problema de ira, pero conforme avanzan los capítulos da la impresión de que esos rasgos perdieron fuerza (¿recomendanciones de la cadena tras el piloto?) y Terry es más bien un tío pragmático y justo, sin viajes a su parte oscura. Hildy Mulligan, por su parte, es una madre separada que trata de equilibrar sus fuertes de madre trabajadora y volver al mundo de las citas, o su versión 2014. La química entre Taye Diggs y Kathleen Robertson funciona, así como sus interacciones con el resto de compañeros de trabajo. El ambiente en la comisaría está muy conseguido, con la división de rangos, las peculiaridades de cada uno y los cotilleos interdepartamentales. Donde Murder in the First brilla más en en esas pequeñas escenas que rezuman humor y credibilidad (el coqueteo con la agente lesbiana, la grafóloga). Lástima que sean detalles aislados, que en el conjunto no aportan demasiado.
En sus múltiples subtramas se dan varios recursos clásicos de los policíacos, como los testigos sorpresa, la inestabilidad de los implicados o los pequeños misterios que se resuelven a veces ante los ojos de la audiencia, de manera que sabe más que la policía. Hasta el desenlace de Gana un poco, pierde un poco (1.8), episodio dedicado en su totalidad al final del juicio y que apenas sale de la sala, no sabremos con exactitud la identidad del culpable, y la serie no idealiza al sistema de justicia al tener en cuenta los intereses personales detrás de cada caso de poder mediático. Los 42 minutos de cada episodio se administran con acierto para convocar perspectivas dentro del caso, aunque adolece a la hora de dar relieve a varias de las figuras (como los abogados, que solo resultan algo memorables por la autoridad actoral de gente como James Cromwell o Richard Schiff). La nota de distinción la pone un subtrama de amistad y culpa policial en la que Terry se encarga personalmente de que el falso culpable en el asesinato de Kevin Nyers recupere su vida y no permanezca en la cárcel un minuto más de lo que debe. La mesura de Diggs y Charles Baker para dar vida a Chris Walton, yonqui consciente de su efecto en los demás, hace que la historia sea finalmente preciosa y poco frecuente en el subgénero. Como en todo policiaco decente, los conflictos están presentes, son fácilmente identificables, la cosa se puede poner peligrosa y uno siempre quiere que el malo acabe cayendo. Hasta la imagen de cierre es más efectista que memorable. Por todo esto y más, Murder in the First es tremendamente disfrutable y una perfecta serie de verano y de TNT, con controlados viajes a lo turbio y alivios cómicos para aligerar. Un servidor seguiría una hipotética segunda temporada por ver qué es lo siguiente en la vida de la pareja de detective English & Mulligan, pero los personajes y sus relaciones necesitan una mejora. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla