Un ramillete de nuevas tramas
crítica de Karma (7x06) | True Blood (Temporada 7)
HBO | EE.UU, 2014. Dirección y guión: Angela Robinson. Creador: Alan Ball. Reparto: Anna Paquin, Stephen Moyer, Sam Trammell, Ryan Kwanten, Rutina Wesley, Alexander Skarsgård, Chris Bauer, Kristin Bauer Van Straten, Lauren Bowles, Anna Camp, Gregg Daniel, Nelsan Ellis, Aaron Christian Howles, Noah Matthews, Bailey Noble, Nathan Parsons, Adina Porter, Carrie Preston, Jurnee Smollett-Bell, Deborah Ann Woll, Karolyna Widra, Natalie Hall, Kathleen York, Will Yun Lee. Fotografía: Evans Brown. Música: Nathan Barr.
Decíamos la semana pasada que ante estos últimos episodios de True blood había dos opciones: dar un vuelco a la trama que la propulsara hacia otro camino o seguir en la línea marcada hasta ahora y solo centrarse en la caza de Sarah y cerrar los problemas de los protagonistas. Karma se las ingenia para hacer ambas cosas, pues cerca de su desenlace se lanza una bomba informativa (hay una cura, y corre por las venas de Sarah Newlin/Noomi, lo que hace que su muerte no esté tan clara), se cierra la acción con unos cuantos cliffhangers que llevan a la serie por un camino (semi)nuevo y a la vez los guionistas se siguen centrando en los conflictos personales del grupo protagonista. Con alguna excepción (Willa, Ginger, Hoyt), casi todo el reparto sale en el episodio, y aunque algunos tengan muy poco que hacer, varias tramas se establecen de cara a los cuatro capítulos que quedan. A saber, la infección de Bill se extiende mucho más rápido que las del resto, quizá porque la pillo de Sookie, que al fin y al cabo no es humana. Eric y Pam hacen un trato con la Corporación para encontrar a Sarah juntos. Nicole llama a su madre para dejar Bon Temps, un sitio de locos. Violet trata de complacer a Jason, pero de una forma psicótica, así que cuando el joven policía se va a socorrer a Jessica en medio de la noche, la vampiresa urde lo que parece un plan de venganza. El futuro matrimonio Andy/Holly empieza con mal pie porque el amor adolescente ha llegado a sus hijos, liados ante sus propias narices. Y unas cuantas cosas más.
El capítulo es el sexto escrito por Angela Robinson, que se sumó a la serie en la quinta temporada, directamente desde la cancelada Hung (2009-2011). Lo particular en esta ocasión es que Robinson ha decidido aprovechar su última oportunidad en la serie para dirigir, un campo en el que tiene experiencia, tanto en cine como en otras series. Como ya se ha dicho en otras reseñas, los directores en True blood no suelen lucirse especialmente porque la serie tiene un estilo más bien funcional, pero Robinson comienza el episodio con un travelling circular trucado bastante logrado y puntua la acción con algunas tomas medianamente interesantes. No está mal para ser su primera (y última) vez en la serie. Desde el punto del guión no brilla tanto la cosa, ya que muchas escenas se notan escritas sin demasiado esfuerzo, atrapados los guionistan donde han decidido llevar las tramas. Es trabajo del reparto hacer atractivas las cosas por las que sus personajes están pasando, de manera que la reflexión de Violet sobre el cambio de los tiempos o la charla de Eric y Pam esperando el amanecer funcionan, mientras que las dudas de Nicole o la pesadumbre de Bill no tanto.
En sus mejores momentos, que los tuvo, True blood funcionaba en su capacidad metafórica, donde el vampirismo logró ser la homosexualidad, la raza o el simple hecho de ser diferente. El SIDA viene a nuestra mente al ver a Bill afrontar con pánico su infección y empezar a solucionar el destino de sus bienes. Más aún cuando Sookie va a hacerse análisis y espera asustada la respuesta porque teme ser la que ha infectado a Bill. Y de hecho lo es. Lo más interesante de esta subtrama, quizá hasta divertido, es comprobar cómo el papeleo y la ley se aplican a las entidades sobrenaturales, así que Bill acabará lidiando con una abogada algo corrupta que le pide muchos documentos y le explica lo complicado que es para un vampiro (para alguien que se sale de la norma social establecida) el dejar sus asuntos en orden sin tener parientes de sangre. Algo parecido a lo que parece estar queriendo hacer Tara desde el más allá (¿quizá no es Tara y nos espera una sorpresa?), conduciendo a su familia a la casa en la que creció. ¿Perderá Lettie Mae a su marido por seguir esa pista psicodélica? Eso parece. Lo que queda del episodio es la construcción de los ya nombrados cliffhangers, con diferentes grados de riesgo y espesor. Desde el más misterioso, con Violet llevándose a Adilyn y Wade a algún lugar, hasta los puntos suspensivos sobre qué hará Sam ante la decisión de Nicole o la prueba de que la cura Newlin funciona. ¿La respuesta a estos enigmas? En unos días. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla