Ayer se anunció el largometraje que abrirá la 62ª edición de Donostia Zinemaldia. Y la elección, atendiendo a valores cinematográficos, resulta un tanto sorprendente. The Equalizer, proyecto que estuvo ligado a Nicolas Winding Refn durante un año, parece el típico producto de acción/venganza de taquilla moderada al servicio de una estrella demasiado cómoda en estos papeles. No hace demasiado, Denzel Washington ya repitió papel como especialista retirado convertido en guardián de una menor en Fuego de la venganza (2004). En aquella ocasión Dakota Fanning fue su leitmotiv y, ahora, el turno es para Chlöe Grace-Moretz. El filme, versión de la serie ochentera El justiciero, está dirigida por la otrora promesa Antoine Fuqua y se estrenará a principios de septiembre en Toronto, por tanto llegará a San Sebastián con el bagaje crítico del certamente canadiense.
Una película de estas dimensiones como apertura de un Festival de Categoría A tiene como justificación la entrega de premio. Denzel Washington sumará a su extenso palmarés el Premio Donostia por su contribución a la industria cinematográfica. Una lástima que dicho hito no coincida con un trabajo de mayor peso. Contexto aparte, la presencia de Washington supondrá un gran espaldarazo mediático para el certamen desde su inicio.