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    Cine Alemán Siglo XXI

    Crítica en Serie | Louie (Temporada 4)

    Louie (Temporada 4)

    Cima tras cima

    crítica de Louie (2010-) | Temporada 4

    FX | 4ª temporada: 14 capítulos | EEUU, 2014. Creador: Louis C.K. Director: Louis C.K. Guionistas: Louis C.K., Pamela Adlon. Reparto: Louis C.K., Ursula Parker, Hadley Delany, Susan Kelechi Watson, Estzer Balint, Pamela Adlon, Ellen Burstyn, Charles Godrin, Todd Barry, Nick DiPaolo, Jim Norton, Robert Kelly, Gary Wilmes. Fotografía: Paul Koestner. Música: Matt Kilmer & Sweetpro.

    Es difícil escribir sobre Louie, lo cual es curioso porque verla es muy fácil. Reconocer la magistral impronta del hombre-orquesta detrás de toda la historia, el extraordinario Louis C.K., no es nada complicado. Asimilar la sabiduría que existe detrás de cada una de sus decisiones, sin embargo, es lo que comienza a liar la labor de un cronista. Mejor decirlo de entrada: Louie es perfecta. En cuatro temporadas, 53 capítulos, no hay un solo punto débil, un tropiezo o elección desafortunada. Y eso es increíble. Uno casi que espera el fracaso porque es muy difícil pensar que alguien es capaz de hacer una serie así. No solo una serie, una creación artística así. Cuando terminó la tercera temporada, y con la serie renovada ya por una tanda más, el cómico pidió a la cadena más tiempo de sus habituales seis meses entre rodaje de temporadas para escribir los nuevos episodios, argumentando que estaba creativamente agotado tras hacer 39 capítulos en tres años. Evidentemente, FX accedió, y la espera fue de un total de 19 meses. La estrategia de la cadena a la hora de programar la nueva temporada ha sido contraproducente, ya que han emitido 14 episodios en siete semanas, a capítulo doble por día de emisión. El hecho de que la temporada cuente con once capítulos agrupados en tres partes (“Ascensor”, “En el bosque”, “Pamela”) puede explicar esta decisión, pero un servidor no puede dejar de pensar que responde a una lujuria por el Emmy, para poder presentar la temporada en los premios de este año. Si habláramos de calidad, Louie debería arrasar en la ceremonia de agosto. Estos 14 episodios confirman que el cómico muta su estilo en cada temporada, que no se acomoda en una comprobada (y además, estupenda) fórmula de éxito y que tiene una capacidad para rodar y planificar en calidad de cine que muchas películas quisieran.

    Cada temporada demuestra que el protagonista/creador/director tiene aún más seguridad en sí mismo, y esto se traduce para el afortunado espectador en un torrente de tramas e ideas apabullantes, sobre todo por cómo están expuestas. Si C.K. empezó, según ha declarado, haciendo los episodios como cortos de 20 minutos, historias que se pudieran ver con bastante independencia y que respondieran a temas que le interesaba explorar, ya en los últimos capítulos de la tercera temporada probó la idea continuada (la trilogía Late show (3.10/11/12), algo llevado a un nuevo nivel en esta ocasión, sobre todo con “Ascensor”, una historia de ¡seis partes! donde Louie se enamora de la nieta de su vecina húngara mientras su hija pequeña no sabe distinguir sueño de realidad. Lo increíble es que C.K. estructura su serie de tal forma que todo tiene cabida en ella y nunca nos extrañaremos de su evidente desprecio por la continuidad (tanto de historia como en el uso de los intérpretes) o de que sea capaz de introducir flashbacks sin enfatizarlos. Otra de las tendencias que comenzó en la tercera temporada, esto es, el uso continuo de inesperadas estrellas invitadas (ya había en las dos primeras, pero de manera puntual), se ha seguido en la cuarta, con estelares apariciones de Charles Godrin, Ellen Burstyn, Jeremy Renner o Yvonne Strahovski, espléndidos todos como suelen estar los intérpretes bajo la dirección del cómico.

    Louie (Temporada 4)

    Louie es una serie tan juguetona como adulta, un perfecto escaparate para que su protagonista escriba (acompañado de Pamela Adlon y Vernon Chatman) sobre aquello que le preocupa, sobre la cotidianidad de su existencia y la sociedad en la que vivimos. Estamos ante una serie donde su protagonista es un desastre pero irreprochable como padre, y el peso y responsabilidad del ser humano que tiene hijos se ha tratado muy poco con la épica y peso con el que el cómico lo trata. Y lo más asombroso es que no queda ahí la cosa, porque la serie ofrece unos diálogos de complejísima sencillez, disfrazando de apariencia de facilidad un enorme talento para no desperdiciar palabras ni devaluar el lenguaje. Cada frase/frase a medias está construida férreamente y nos lanza a la reflexión. Leyendo tanto elogio sesudo, uno podría olvidarse de lo fundamental, y es que Louie es una comedia, y de las muy divertidas. Ese carácter juguetón al que se ha aludido se manifiesta no solo en los desvíos tonales, sino en la construcción de muchos de los chistes, que van desde la exageración de la realidad (los basureros) hasta un ejercicio de comedia de la humillación (el último diagnóstico del doctor), además de las siempre bienvenidas apariciones del protagonista haciendo monólogos.

    Con una humildad espectacular, sin atisbo de egocentrismo ni superioridad, el creador se pone las cosas difíciles en cada episodio, casi como una tarea autoimpuesta, dedicando el metraje a sorprendernos. Aunque lo fue desde el primer episodio, es cada más evidente que C.K. usa Louie como serie-terapia, un lugar donde volcar sus experiencias, vivencias, miedos, ¿ilusiones? Cuesta no asociar lo que le pasa a Louie con Louie, habida cuenta además de que el protagonista tiene absoluta libertad creativa por parte de FX, hasta el punto de que los ejecutivos ven los episodios una vez montados, sin formar parte del proceso creativo. Sin que la cadena te aconseje cómo enfocar esto o aquello, uno puede hacer lo que quiera. De hecho, la orden original era de l3 episodios, pero el creador hizo uno más porque así lo necesitaba. Contar lo que sucede argumentalmente en estos episodios no tiene mucho sentido, ya que no hay una trama lineal que seguir. Al final, lo mejor es apreciar el regalo que C.K. nos hace, exponiéndose en cada minuto de metraje (la última escena de la temporada lo muestra en un grado máximo de vulnerabilidad, desnudo y confesando amor) con la generosidad de aquel que cree en el arte como la mejor opción para hablar sobre el estado de las cosas. | ★★★ |

    Adrián González Viña
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