Cambio radical de planes
crítica de Glee (2009-) | Temporada 5
FOX | 5ª temporada: 20 capítulos | EE.UU., 2013, 2014. Creadores: Ian Brennan & Brad Falchuk & Ryan Murphy. Directores: Brad Falchuk, Eric Stoltz, Ian Brennan, Bradley Buecker, Paris Barclay, Elodie Keene, Wendey Stanzler, Paul McCrane, Sanaa Hamri. Guionistas: Ryan Murphy, Brad Falchuk, Ian Brennan, Michael Hitchcock, Roberto Aguirre-Sacasa, Russel Friend, Garrett Lerner, Matthew Hodgson, Ross Maxwell, Ned Martel, Rivka Sophia Rossi, Jessica Meyer, Chris Colfer. Reparto: Lea Michelle, Chris Colfer, Darren Criss, Chord Overstreet, Kevin McHale, Naya Rivera, Jenna Ushkowitz, Matthew Morrison, Jane Lynch, Amber Riley, Melissa Benoist, Jacob Artist, Becca Tobin, Blake Jenner, Alex Newell, Harry Shum Jr., Lauren Porter, Iqbal Therba, Dot Marie-Jones, Jayma Mays, Mike O´Malley, Romy Rosemont, Adam Lambert, Michael Lerner, Peter Facinelli, Demi Lovato, Heather Morris, Mark Salling, Dianna Agron. Fotografía: Joaquin Sedillo. Música: James S. Levine.
La 5ª y penúltima temporada de Glee sufrió un duro revés unas semanas antes de comenzar su rodaje. Cory Monteih, uno de sus protagonistas, falleció a los 31 años, dejando al equipo desolado y la serie en sí en una difícil posición. ¿Cómo se afronta una realidad tan complicada? Ojalá nadie tuviera que hacerlo nunca, pero el personaje de Monteith, Finn, era demasiado importante para evitar el tema. Glee es una serie que muchísimos jóvenes ven, así que estaba en juego la oportunidad de hablarles sobre un tema complicado e instruirles sin sermonear. Se decidió arrancar de forma luminosa, con un tributo a los Beatles hecho en dos episodios, y después llegó El quarterback (5.3), un episodio redondo y conmovedor, probablemente el mejor de la serie, y donde los creadores escribieron con una delicadeza fuera de lo común la muerte del personaje y las consecuencias en el resto de los personajes. La emoción de todos los implicados es palpable, y lo será en los varios momentos de la temporada en lo que la presencia de Finn/Monteith se evoque. Es un ejemplo perfecto de la capacidad del medio para hacer llegar un mensaje, así como de respeto y sensibilidad.
Lástima que esas cotas de talento brillen por su ausencia en el resto de la temporada, errática y caprichosa, aunque se entiende en parte al saber que Ian Brennan, Brad Falchuk y Ryan Murphy han cambiado el plan original de su comedia dramática musical. La muerte del actor ha truncado su idea de que Finn acabara siendo profesor en el instituto y que Rachel volvería a sus brazos tan años de éxito, dándose cuenta de lo vacío de la experiencia sin el amor de su vida. No. El instituto ha desaparecido de la trama de Glee tras los episodios 100/New Directions (5.12/13), y el último tramo de la temporada (más corta que el resto porque el luto retrasó unas semanas la producción) se ha centrado en la vida de unos pocos personajes en Nueva York. Habrá ayudado a esta decisión el hecho de que la nueva generación de miembros del club de canto no cuajara del todo para la audiencia de la serie, y es que Glee ha demostrado que se adapta a las exigencias de su público. La serie retoma su acción a mitad del curso escolar, aunque las fechas no cuadren mucho, y así desarrollará sus tramas hasta la graduación. Esta idea permite a los guionistas hacer un realista comentario sobre los programas de artes en las escuelas, que muchas veces se ven recortados por la crisis en detrimento de los deportes, pero su ejecución en este momento de la trama es tan oportunista que la fuerza de la crítica se diluye. Lo mismo pasa con el hecho que catapulta el cierre del club, perder una competición porque así lo han escrito esta vez.
La temporada avanza con tramas por capricho, y así hacen comportarse a los protagonistas: un amasijo de problemas sentimentales, desplantes, peleas, decisiones y entrada y salida de personajes harto improbable y que no resiste un análisis mínimamente serio. Cada vez se desprende más una sensación de piloto automático en los guiones, rigiendo las determinaciones de los personajes por lo que convenga en el momento y cambiando el foco de interés bruscamente, sin preparar el camino con tranquilidad. Esto perjudica a los intérpretes, haciendo que solo los verdaderamente buenos puedan brillar, mientras que se nota el esfuerzo del resto por acomodarse al repentino cambio de tono. La serie funciona mejor en su variante de comedia demencial, exagerando los rasgos e histeria de los personajes, y sus metacomentarios no tienen precio, pero estos momentos son puntuales –muchas veces son simples frases y gestos– en comparación con su faceta dramática, en gran parte cargante y machacona, aunque en ocasionas legítimamente emocionante. El aspecto musical de la serie, por supuesto, sigue siendo intachable. Los números musicales son cada vez más el oasis para el espectador incrédulo o directamente aburrido pero que se resiste a rendirse.
Existen algunas decisiones acertadas en esta veintena de episodios (la recuperación de Mercedes como protagonista, la mecenas de alta sociedad que interpreta magníficamente Shirley MacLaine, el no olvidarse de nombrar a Finn de tanto en cuanto), pero el aluvión de dislates dilapida los aciertos. Es interesante ver cómo Glee ha sido capaz de sacrificar su propia premisa (la importancia de un club de canto para que los alumnos de un instituto no se sientan desplazados) por las circunstancias, pero más curioso comprobar que la nueva trama se ha autodestruido en apenas siete episodios. El final de temporada cierra la historia central de Nueva York y manda a varios de los personajes en diferentes direcciones físicas y vitales, preparando el camino para una última tanda de episodios que se anuncia más corta de lo esperado –la cadena no está dispuesta a producir 22/24 episodios con las audiencias que hace la serie– y que sabemos tendrá a muchos de los personajes de la historia de Glee como foco ocasional de los capítulos, una opción a medio camino entre la satisfacción artística y la concesión a un público imposible de contentar. Cuanto más avanza la serie, más claro está que la comedia musical de FOX ha perdido su éxito de antaño y lustre de prestigio, así que solo cabe esperar que los últimos episodios sean dignos de lo que una vez fue. Porque lleva ya unos años sin serlo. | ★★★★★ |
Adrián González Viña
redacción Sevilla