Alice Rohrwacher se estrena en la Sección Oficial de Cannes –ya estuvo con su anterior filme, Corpo celeste, en la Quincena de los Realizadores 2011— con la presión (transalpina, se entiende) de suceder en la Competición a uno de los filmes estrella del año pasado: La gran belleza de Paolo Sorrentino. Rohrwacher llega a la Croissette con su segunda película, Le meraviglie (2014), una historia alrededor de una familia de apicultores y, especialmente, en torno a la relación entre la hermana mayor, Gelsomina, y su padre, Wolfgang. Gelsomina es el centro del núcleo familiar. Ella dirige a sus hermanas mientras su padre mantiene la esperanza de que el pequeño mundo rural que ha construido para sus hijas se perpetúe a pesar de los cambios políticos y de la decadencia de la vida en el campo. Deseos que se verán amenazados cuando un programa de televisión nacional entorno al exotismo del extrarradio se traslade a la zona para realizar un concurso en el que la familia ganadora —la que sea más “tradicional”— será recompensada con un crucero de lujo y un premio en metálico. Mientras Gelsomina apoya la idea de participar, su padre se muestra reacio y defenderá el negocio familiar contratando a un joven en rehabilitación en el que acaba reflejando al hijo que nunca tuvo. El cine italiano continúa poniendo la llaga en la realidad social del país. Esta vez en el enfrentamiento de dos modos de vida muy diferentes, así como en una relación paterno-filial que se ha descrito como centro principal del filme. Rohrwacher ya llamó la atención en 2012 con su citada ópera prima. Corpo celeste fue la ganadora del Festival Internacional de Cine de Göteborg, al tiempo que su directora fue nominada a los David di Donatello en la categoría de Mejor Nuevo Director. La meraviglie llega a Cannes con un reparto en el destaca, por encima de todos, la presencia de Monica Bellucci, dando vida a la presentadora del programa. Uno de los reclamos estrella que a buen seguro ayudará a la distribución de la cinta. | Gonzalo Hernández.
