Cannes se prepara hoy para el que se presenta como uno de los estrenos más esperados del año. El debut en la dirección de El chico que conquistó Hollywood. No, no nos referimos a Robert Evans, sino al actor de moda: Ryan Gosling. Por fin se pondrá punto y final a un período de incertidumbre que dura desde que el intérprete de El creyente (The Believer, 2001) desveló que se pasaba al otro lado de las cámaras con una cinta de género sobrenatural. Una incertidumbre que no desapareció, sino que todavía fue a más, después de que el primer teaser de la película llegara a internet, un clip de poco más de un minuto de duración que nos dejó bastante intrigados. Esperemos que todas esas esperanzas y trucos de marketing no sean una mera estratagema para asegurarse el taquillazo (que seguro conseguirá) sino que el filme mantenga esa intriga y suspense que se reflejan en la distante mirada de su creador. Un actor que ya había visitado la Croisette, gracias a su participación como protagonista en tres de los grandes trabajos frente a las cámaras que fueron nominados: Blue Valentine (2010) –en Una cierta mirada—, Drive (2011), y Sólo dios perdona (2013) –en competición, aunque en esta última no estuvo presente por temas laborales—; lo consigue ahora como realizador y escritor de esta Lost River —antes conocida como How to Catch a Monster—, que competirá en la sección Una cierta mirada, y que cuenta la historia de una madre y su hijo que deben hallar los restos de una ciudad utópica submarina para salvar a su familia. Al parecer Gosling toma prestado el surrealismo del director que le alzó hasta lo más alto, (Nicolas Winding Refn) y el realismo sentimental más crudo de su gran “descubridor”, (Derek Cianfrance) para crear un estilo propio y personal del que esperamos ansiosos recibir las primeras noticias desde la costa azul. Benoît Debie destaca en los títulos de crédito como director de fotografía. El responsable de la genial imagen de Enter the Void (Gaspar Noé, 2009), parece haber congraciado muy bien con Gosling en su intento de crear esa inquietante apariencia que tendrá como fondo la evocadora ciudad fantasma: Detroit.
Entre el reparto no encontramos (como le gustaría a más de uno / una) al propio realizador, pero eso no quita que no resulte igualmente atractivo con la participación de nombres de la talla de Saoirse Ronan, la irlandesa de moda a la que pudimos ver en El gran hotel de Budapest, Matt Smith (El doctor de El doctor Who), Iain De Caestecker (Shell), la icónica actriz del giallo italiano Barbara Steele, y a sus ex compañeros de reparto, Christina Hendricks (Drive), Eva Mendes y Ben Mendelsohn (Cruce de caminos).
Los hijos de Cannes
También se dejarán ver, una vez más, por la rivera francesa, los hermanos Dardenne. Los belgas, que visitan el festival galo por sexta vez, presentan su última película Two Days, One Night (Deux jours, une nuit). Ese será exactamente el tiempo que tenga la protagonista, Sandra, para, acompañada de su marido, convencer a sus compañeros de trabajo de que prescindan del bonus económico para que ella pueda conservar su actual puesto de trabajo. Peliagudo dilema el que plantean los realizadores que se meten de lleno en la hipocresía despótica de los conflictos laborales y lo que cuesta renunciar a algo que creemos nos pertenece por derecho y merecimiento. Avaricia, miedo a llamar la atención o a la confrontación con la mayoría, indecisión… hay muchos factores que podrían influir en que Sandra no lograra su propósito, por eso tendrá que saber jugar muy bien sus cartas si quiere que reine el sentido común y triunfe el espíritu solidario que debería prevalecer como emblema de todos los equipos de trabajo y, por extensión, en todos los seres humanos racionales.
Unos artistas de la concesión y la elipsis cinematográfica, sus películas representan el desamparo que sufren en la actualidad las clases sociales, sobre todo desde el punto de vista infantil o juvenil, en esta Europa moderna donde ya no existe ese prometedor porvenir que se nos prometió durante la transición, y donde la idea de perseguir un sueño ya no siempre tiene la recompensa esperada. Hijos predilectos de Cannes, se abonaron al certamen desde que estrenaron en 1999 su película Rosetta, con la cual ganaron su primera Palma de Oro, y desde entonces no han faltado en ninguna ocasión con cada nuevo estreno: El hijo (Le fils, 2002), ganadora del premio del jurado ecuménico, El niño (L'Enfant, 2005), segunda Palma de Oro, El silencio de Lorna (Le silence de Lorna, 2008), premio al mejor guion; y, El niño de la bicicleta (Le gamin au vélo, 2011), ganadora del Gran Premio del Jurado. Un auténtico póker de premios que, con la ayuda de la sensacional Marion Cotillard (De óxido y hueso) y el asiduo de los hermanos, Fabrizio Rongione (El silencio de Lorna), esperan convertir en repóker.
Alberto Sáez Villarino
Dublín (Irlanda)