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    Cine Alemán Siglo XXI

    Cannes 2014 | Novena jornada. Críticas: 'Jimmy's Hall', 'Respire', 'The Search' & 'Cold in July'

    Jimmy's Hall

    El entrañable trotskista

    crónica de la novena jornada de la 67ª edición del Festival de Cannes
    Críticas: Jimmy's Hall (Ken Loach), The Search (Michel Hazanavicius), Respire (Mélanie Laurent)
    Cold in July (Jim Mickle)

    Cantos de sirena en Cannes, quedan las últimas propuestas. Entre restaurantes de comida rápida y Red Bulls uno tira de la reserva de energía que queda para seguir adelante. Hoy el día comenzó con un asiduo del certamen. Ken Loach abría la jornada con Jimmy's Hall, una propuesta convencional dirigida con el clasicismo formal habitual del director y un socialismo discursivo marca de la casa. Loach aleccionaba y mantenía viva la memoria irlandesa redundando en las articulaciones de su Palma de Oro El viento que agita la cebada. Pero lo hacía sin levantar ningún entusiasmo. Por su parte, Hazanavicious descubría la farsa detrás de sí mismo. Un cineasta con talento para la imitación formal pero carente de una identidad propia que estrenaba en Sección Oficial la vergonzosa The Search. Una obra con el espíritu de un Spielberg mancillado, manipuladora y refugiándose en su falso afán concienciador que ha despertado con toda la razón los desaires de la crítica aquí presente. Por fortuna, ahí estaba Mélanie Laurent para salvar el desaguisado. Su segundo filme, Respire, componía una ambigua relación de dependencia emocional en base a una dirección sutil, que destacaba por sus breves destellos de genio y por el tratamiento del tema, con el tacto y el acierto de alguien que lo conoce. Fue la mayor sorpresa del día, y para un servidor, una de las inesperadas joyas que ha dado esta edición de Cannes. Una lástima que Jim Mickle no terminara de rematar la faena porque Cold in July se veía más divertida de lo que al final acabó resultando. Amparado en un cúmulo de referencias ochenteras que para algunos cineastas parecen justificar la ausencia de ingenio, Cold in July no resultó todo lo cómplice que hubiera querido. Su director ya había dado interesantes muestras de género en el pasado y este estreno en Cannes, con Michael C. Hall y Sam Shepard, parecía presagiar un salto cualitativo importante pero, aunque hay algunos hallazgos formales, está lejos de ser un ejercicio sólido.

    Jimmy's Hall

    JIMMY'S HALL

    dirigida por Ken Loach
    intérpretes: Barry Ward, Simone Kirby, Andrew Scott, Jim Norton.
    Reino Unido, 2014 | Competición

    El afán doctrinario de Ken Loach se despide, y lo hace como método casi agotado. Con Jimmy's Hall el director británico ya no se preocupa ni por reinventar su discurso. En su lugar, redunda y lo recita de nuevo como una lección bien aprendida desesperado de transmitir al público. Tanto es, que su último filme se erige casi como una secuela espiritual de la película que le dio la Palma de Oro hace ocho años: El viento que agita la cebada (2008). Aquella transcurría en plena década de los 20, con Irlanda combatiendo con las tropas inglesas. Jimmy's Hall lo hace 10 años más tarde, con el país convertido en dominio británico y la Iglesia Católica ejerciendo su presión entre los habitantes. Loach escoge a Jimmy Galtron como héroe representativo y lo convierte en transmisor de ese obsesivo afán del cineasta por dejar constancia de la memoria histórica irlandesa. Más que un biopic, Jimmy's Hall es un más de lo mismo en la carrera de Loach. Una cinta llena de filosofía socialista tratada con la amabilidad y buenas intenciones que el director británico suele imprimir siempre a sus propuestas. También es muy naturalista, hasta tal punto que el famoso pabellón del título —en el que Jimmy y los aldeanos de la zona celebraban sus bailes particulares— fue construido para el rodaje. Loach rechazaba toda artificiosidad, en atrezzo, localizaciones e incluso la música, porque el filme está lleno de ella. La orquesta fue grabada en directo en plena escena y el resultado es agradable pero en el conjunto es demasiado inane. El cineasta se ve obligado a introducir un interés amoroso que de algo más de solidez a un contenido que se percibe escaso. La deportación de Jimmy y su regreso muchos años más tarde, sólo para reafirmarse en su posición de rebelde y encontrarse con que la jovencita de la que se enamoró está casada y tiene dos hijos. Sí, es el pequeño drama de Loach pero no sorprende en absoluto. En el conjunto de su filmografía esta última obra se percibe agotada e insistente en sus ideales. Los de un Ken Loach que nunca dejará de ser él mismo a pesar de lo que trasnochado que pueda seguir resultando. | ★★ | 60/100 |

    The Search, de Michel Hazanavicious

    THE SEARCH

    dirigida por Michel Hazanavicius
    intérpretes: Bérénice Bejo, Annette Bening, Maksim Emelyanov, Nino Kobakhidze, Nika Kipshidze.
    Francia, 2014 | Competición

    Hace 3 años, Michel Hazanavicious entregó un ejercicio de estilo que pretendía mimetizarse con el lenguaje de las viejas películas mudas de los años 20. The Artist se llevó el Oscar en 2011, conquistando a la audiencia mediante una nostalgia mentirosa y una ternura poco sincera. El cineasta ya había realizado otros filmes antes en esta misma linea. Obras pretendidamente retro que imitaban formas de cinematografías pasadas. En concreto el díptico de OSS 117 y su reflejo del James Bond de los 60. La carta de presentación ya estaba echada y Hazanavicious se destapaba como lo que es: un embaucador de primer orden. The Search es su primer estreno pasada la fiebre del éxito y su presentación no podría haber sido más desastrosa. Maniquea, zafia y con una insultante tendencia lacrimógena y aleccionadora desde el primer minuto, la cinta se abre con la grabación de una cámara de video que muestra una ciudad bombardeada y en ruinas, varios cadáveres y el asesinato de una familia por parte de soldados rusos, dejando huérfanos a un niño y a su hermana mayor, madre de un bebé de apenas meses. Ella es arrestada mientras su hermano se oculta en la casa y huye con el crío a través de los calcinados prados de Chechenia. En mitad del abandono, el humo y las lágrimas, se ve superado por las circunstancias y decide dejar al bebé en la puerta de una casa vecina. Paralelamente, tenemos otro relato, el de un chico ruso detenido por fumar un porro, metido al servicio militar, y maltratado psicológicamente hasta que se convierte en una bestia creada por la propia guerra. Los resortes del maniqueísmo se acentúan y Hazanavicious se cree en posesión de un lenguaje formal de autor que en realidad nunca ha tenido. Su virtud es la de imitar a otros, y The Search es puro compendio de cine bélico de afán premiable. Su referente sería el de un Spielberg de mercadillo francés, impostado en el drama y ridículo a la hora de rodar escaramuzas, resintiéndose de una lacra brutal de honestidad que es evidente desde el principio. | ★★★ | 20/100 |

    Respire

    RESPIRE

    dirigida por Mélanie Laurent
    intérpretes: Lou de Laâge, Joséphine Japy, Roxane Duran, Isabelle Carré.
    Francia, 2014 | Quincena de los Realizadores

    Lo de Mélanie Laurent no es algo normal. Aunque lleva en el mundo de la interpretación desde el año 98, no sería hasta el 2009 cuando Tarantino le ofrecería el papel porque el que daría el salto definitivo. La judía Shosanna de Malditos bastardos le concedió a la actriz el vehículo ideal para presentarse al mundo. En 2011 decidió probar con la música dando resultados más que notables en un álbum que contenía un par de dúos con el reputado cantautor Damien Rice de escucha obligada. Y, paralelamente, decidió llevar a cabo su primer largo tras romper el hielo con su primer cortometraje y dirigir un episodio de una serie de francesa. Tres años más tarde Laurent estrena su segundo trabajo en la Semana de la Crítica —en el apartado de Sesiones Especiales— descubriéndose como una cineasta con visión, tacto y elegancia, tratando un tema difícil desde una frialdad aparente: la dependencia emocional. Laurent cuenta la historia de la amistad entre dos chicas, lastrada por la atracción que una siente hacia la otra. Sarah es introvertida, reservada y algo insegura. Charlie es todo lo contrario, pura extroversión social repleta de anécdotas que llaman la atención de la gente, egoísta y manipuladora, pero con el magnetismo de esas personas que saben como atraer a los demás hacia sí mismos. La debilidad de carácter de Sarah es una herramienta para que Charlie se sienta mejor con su propia miseria. No es capaz de romper la situación por más que sea evidente el deterioro social y anímico que se va expandiendo a su vida, alejando a la que hasta entonces había sido su mejor amiga hasta convertirla en una extraña por una persona que no parece valorar del todo aquello que recibe.

    Laurent habla de un sentimiento con el que no es fácil lidiar y lo hace con conocimiento. En el retrato de conjunto incluye la figura materna. Tanto una como la otra son fiel reflejo de sus hijas respondiendo a sus problemas desde la evasión y el abuso de los demás o desde la resignación que implica un cariño que se puede volver tóxico. La madre de Sarah recula una y otra vez el divorcio con su padre por verse incapaz de llegar a ese punto. Al final, él vuelve a casa y tarde o temprano regresa la indiferencia. Charlie se pone a la defensiva cuando su amiga conoce su situación familiar y Laurent introduce ahí un elemento de tensión que acerca la cinta a un suspense de hechuras indies a través de un acoso que va a acumulando rabia y resentimiento hasta un final demoledor y repentino en el que las consecuencias se desatan. La directora no fuerza la situación demasiado, manteniéndose dentro de unos límites que mantienen el filme en una atmósfera contenida y cercana a una Sofía Coppola de esencias más oscuras. Tiene algunos destellos de genio en la puesta en escena que marca determinados instantes. En concreto, una que implica un travelling lateral por el exterior de una casa. Y otra en una discoteca que hace un uso magnífico del reciente éxito We Are Young (Fun. feat Janelle Monae). En términos generales podría considerarse un trabajo discreto pero ese es parte de su acierto. Hay una tensión subterránea que se va a acumulando poco a poco y la apariencia inerte del comienzo va ganando en viveza. El resultado es sólido y descubre a una cineasta con una madurez de discurso que puede dar cosas muy buenas en el futuro. Ha sido una de las mejores apuestas de la Semana de la Crítica de este año. | ★★ | 90/100 |

    Cold in July, de Jim Mickle

    COLD IN JULY

    dirigida por Jim Mickle
    intérpretes: Michael C. Hall, Don Johnson, Sam Shepard, Vinessa Shaw.
    Estados Unidos, 2014 | Quincena de los Realizadores

    Cannes ha acogido este año diversas propuestas más afines a Sitges que a un certamen como éste. Lo vimos con White God en Una Cierta mirada y con Relatos salvajes en Sección Oficial. Ahora Jim Mickle acaba de sumarse al carro. Su última cinta se ha estrenado en el marco de la Quincena de los Realizadores, seguramente gracias a las credenciales de Sam Shepard en el reparto y la nominación en Sundance. Cineasta joven con apenas cuatro películas, Mickle trabajó durante años como eléctrico y cámara en diversas en cintas como Transamérica o Shortbus y no sería hasta el año 2006 cuando debutaría con su primer filme Mulberry St, interesante carta de presentación que materializaría su recompensa con Skate Land, su siguiente trabajo, ganador del Premio del Público en el Festival Internacional de Toronto. Cold in July es un ejercicio de género que remite directamente a los ochenta. La historia está enmarcada en el 89, en un hombre de familia que accidentalmente mata al intruso que había entrado en su casa con la consecuente venganza del padre del chico. Mickle juega a entregar un émulo de thriller ochentero. Y lo hace escogiendo un reparto canónico—Don Johnson, Sam Shepard y el icono televisivo Dexter, Michael C. Hall— y una banda sonora en la que, como no, los sintetizadores son básicos. Pretende hacer gracia pero su humor es escaso y no poco ingenioso. Mickle se apoya en una montaña de referencias que van desde la dirección artística hasta los posters, los VHS o los videoclubs pero no hay interés ni complicidad. Algo que parece querer ganarse más la iconografía que maneja que por el relato que cuenta. La propia Skate Land era un filme bastante más gamberro, divertido y mucho más suelto. Cold in July aburre y se queda a medias en sus pretensiones. Ejercicios como estos hemos visto antes y mejores. Por citar dos ejemplos, Ti West en 2008 con La casa del diablo y Joe Begos en 2013 con Almost Human dirigían sendas obras a la manera de los ochenta, buscando su público con bastante más gracia que Mickle y saliendo victoriosas en el resultado. Sin duda, son mejores opciones que Cold in July. | | 55/100 |

    Gonzalo Hernández
    enviado especial al Festival de Cannes 2014

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